A menudo ocurre en los Estados Unidos que la capital de un estado no es la ciudad más grande. Lo más lógico es que Filadelfia o Pittsburg fueran la capital de este estado. Pero no, es Harrisbug, una pequeña ciudad que no supera los 50.000 habitantes. ¡¡Unámonos Basauritarras del mundo para que nuestro pueblo sea capital de Euskadi!! Además, podríamos construir también un Capitolio XXL que ocupe medio pueblo inspirado en San Pedro del Vaticano para que los oficinistas se paseen por sus escalinatas café en mano.
Desde la capital de Pensilvania conducimos hasta Hershey. Algún avispado podría pensar que allí es dónde se fabrican Jerseys de todo tipo, pero no, lo que se hace es chocolate: millones de kilos, litros, onzas, besos... Sí, habéis leído bien, besos de chocolate, que son el bombón insignia de la marca y que deben de ser muy conocidos en América. En torno a este derivado del cacao se ha construido el Chocolate's world, todo un paraíso para los muy chocolateros y un infierno para diabéticos. Hay desde un parque de atracciones hasta las calles en el pueblo que están tematizadas. Parece una broma, pero los lugareños viven en vías como Chocolate Avenue o Cocoa Street. Hasta las farolas tienen forma del famoso beso de Hershey's. Para conocer un poco más de este negocio, visitamos el tour del chocolate, donde, sentado en un trenecito te van explicando cómo elaboran este adictivo manjar. Y es que, por algo son los maestros del marketing... te ponen a unas vacas cantando una canción pegadiza, unas fondues tamaño piscina y aroma de chocolate a la taza, y luego te sueltan en la tienda... y claro, uno es débil... Ah, ¿sabíais que el Kit Kat es de este grupo chocolatero?
En información turística una muy dulce (como era de esperar) lugareña nos invita a más bombones y nos cuenta cosas de la zona, como las recientes inundaciones que ha habido (seguro que ese chocolate no ha gustado tanto).
Si en este país las farolas pueden tener forma de bombón, ¿por qué no puede haber casas con forma de bota? Pues, ¡dicho y hecho! En Hallam, nos acercamos a la casa de Mahlon Haines, un zapatero que tenía 40 tiendas y que se construyó una casa con forma de bota para promocionarlas. El arquitecto ¿qué entendería cuando le pidieron hacer una casa con forma de bota de 50 por 20 piés?
Seguimos nuestra ruta y cruzamos el río Delaware. Pronto llegamos a York, que debe ser el viejo, por que si no, le habrían llamado Nueva York Bis. En esta localidad visitamos la fábrica de Harley-Davidson. Inicialmente visitamos el museo con unas motos increíbles (de categoría 'el terror de la Vane') y después pasamos a la cadena de montaje, en la que no se permiten hacer fotos. Nos llama la atención que, aunque hay mucho robot inteligente que sigue las líneas en el suelo, gran parte del trabajo es totalmente manual, debido a que las motos son personalizables. De los asistentes al tour dos son de esos que salen en las películas con chaleco de cuero y pañuelo en cabeza; otros dos, un matrimonio con tatuaje en carnes ya fofas; y otros tres visten a lo Margaret Thatcher. Definitivamente, todo lo que sale en las películas es real, aunque la peli sea en VHS.
Se debería pagar entrada cuando uno llega al país. Es como si estuvieses en el Parque Warner 24 horas al día, con barra libre de casas con porche, de tiendas de coches de segundamano, de moteles de carretera, Stacies y Kevines a doquier montando en los School Bus amarillos, depósitos de agua en los tejados, ... vives en tensión porque esto es neox y en cualquier momento puede haber un corte de publicidad en medio de una escena.
Si esto fuera poco, la guinda del pastel la forman los Amish y Menonitas. Se trata de comunidades que optan por no utilizar los avances tecnológicos y mantener un estilo de vida tradicional de la alemania del sigo XIX. En el condado de Lancaster es donde hay una de las mayores comunidades Amish de todo el país, así que nos acercamos para visitar una granja donde te explican sus orígenes y forma de vida. Después de la visita y de conocerlos un poco más, llevados por un morbo respetuoso, empezamos a recorres carreteras de la zona para poder verlos. Es la hora de la cena (de 5 a 6 de la tarde), así que no abundan pero aún así vemos bastantes: niños jugando, hombres en carruajes a caballo, mujeres recogiendo la colada... y hasta algunos puestos de venta ambulante. Decidimos parar en uno, y una joven nos atiende. Reparamos en que, aunque quieren vender productos de la tierra para poder sacar dinero (pues lo necesitan por ejemplo para pagar impuestos como el resto de los ciudadanos), evitan el contacto con nosotros. Te miran y hablan lo mínimo, con una timidez buscada, y evitan el contacto cuando te dan los productos o el cambio. Por cierto, los melocotones y las cookies caseras que compramos están exquisitas.
En Pensilvania, también hay otra cosa que sale en muchas películas: puentes cubiertos. Los hay sobre todo para curzar ríos y son muy característicos.
La tarde va cayendo y ponemos rumbo a Reading, para hacer un descanso a medio camino y ver una pagoda que hay en un monte... Si es que, ¡¡en este país hay de todo!!
hola chicos, que pasada lo del chocolate. te podias bañar en la fondue? jejeje,
ResponderEliminarlei algo de los amish y parece que algo ocurrio hace unos años. algun incendio o algo,
estuvieron aita y ama cenando con nosotros en galdakao. mañana viernes toca no dormir con el concierto ruido
agur