10 sept 2011

Nueva York: La Diversidad del Sur

Iniciamos el día echando una carrera para tonificar los músculos y ya de paso coger el autobús que nos lleva a Manhattan. Es que, desde que estamos aquí nos hemos vuelto de-portistas, es decir, fans de-"Port Authority", que es la estación de conexión entre NYC y NJC. Hoy veremos el sur de la isla... donde Peter Minuit compró la isla a los nativos americanos por sólo 24 dólares. Si por aquél entonces, hubiesen exitido las horas extra, la mirandesa tendría ahora su rostro en el monte Rushmore y San Juan sería festivo nacional.


Nueva York se compone de cinco distritos: Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island. Como es temprano y hace un tiempo muy agradable, decidimos coger el ferry gratuito que va a este último distrito. En realidad, es tan sólo una excusa para ver a la enorme enana Estatua de la Libertad. Y es que, ¿cuántas veces hemos oído aquello de que es muy pequeña? Yo me pregunto cómo es posible que casi nadie piense simplemente que está lejos.  Para haberse traído desde Francia por el mar, yo la veo bastante grandota, la verdad. El icono americano por excelencia nos lo resevaremos para el último día de viaje, así que por ahora tan sólo disfrutamos de las vistas y del skyline de la ciudad.

Ya de regreso, empezamos a visitar el Downtown por Battery Park, una zona ganada al río que se rellenó con la tierra extraída en la construcción de las Torres Gemelas, y que ahora se compone de jardines y monumentos. EEUU es un país con muchas guerras en su historia, y para honrar a sus víctimas crea memoriales, casi de forma obsesiva: a la guerra de Korea, a la guardia costera, a la marina, a los mercantes, ... ¡¡yo no tengo memoria para tanto memorial!!

Empezamos a adentrarnos en el distrito financiero, y lo primero que encontramos es el Charging Bull, una escultura de toro que simboliza la agesividad y el optimismo financiero. Bueno, agresividad es la que se necesita para poder sacarse una foto, porque una abalancha de japoneses, cámara en mano, están a empujón limpio para sacarte del plano. ¿Pero qué les han echado hoy en el sushi? ¿Red Bull?

Tener ganas de ir al baño incrementa tus conocimientos. Especialmente si el único sitio que tienes cerca es un museo. Quién nos iba a decir, que por ir a mear al museo Indio-Americano descubriríamos que sabemos al menos 23 palabras en indio, pues esos son los estados que tienen nombres con orígen en los nativos americanos. Tendremos que actualizar el currículum y añadir 'indio nivel básico'.

Entre tantos rascacielos, el poder económico está concentrado en un pequeño edificio: la bolsa de Wall Street, que está en la calle Broad... ¡¡eso son ganas de confundir!! Inconfundible, con la bandera americana en la fachada, representa como ningún otro lugar el dinero y el poder. Muy cerca se encuentra el Federal Hall, que fue el primer Capitolio, donde George Washington fue proclamado presidente en 1789. Algo me dice, que el espíritu de Washington nos va a acompañar durante todo el viaje.

En una ciudad como esta, nunca acabarás de sorprenderte. Cuando menos te lo esperas, te encuentras a alguien con un gato por sombrero. No, no es una frase hecha, es que hemos visto a uno con un gato en pleno cogote como si fuera lo más normal del mundo. ¿Se copiará la tendencia en Ascot?

El 11 de septiembre es a Nueva York, como el ketchup en el McDonald's... lo impregna todo. Vayas donde vayas, o hay un memorial, o listados de nombres en formas diversas, o cualquier cosa que recuerde los atentados de hace diez años. El pueblo americano no olvida... ¡¡porque tanto memorial no le deja!! Los preparativos para el décimo aniversario están por todas partes. Hay multitud de reporteros, cámaras, policía, etc. A la zona cero le falta mucho tiempo para que desaparezcan las grúas, pero poco a poco va tomando forma. El rascacielos One World Trade Center está a la mitad de su altura final, pero ya luce de forma imponente. Quizá su tamaño te hace sentirte más pequeño y a la vez más humano, y comprender la magnitud de lo que ocurrió aquí hace una década.

Hay que quitarnos esa sensación de melancolía, así que ¿dónde mejor que en Chinatown? Si les hace feliz ver bailar a un dragón o que un gato los salude, tiene que ser muy optimistas, ¿no? Entrar en el barrio chino es olvidarte de que estás en Nueva York, te teletrasportas a la milenaria China. Está todo como en su país natal: farolas con forma de farolillo, las calles en chino, pagoditas, pollos despellejados en los escaparates, hongos deshidratados, etc. Vamos, que aquí más que saciar el apetito, lo acojonas. Así que lo mejor es irse a la vecina Little Italy, que está celebrando las fiestas de San Genaro y que  haría las delicias de nuestra vicepresidenta de comunidad, alias la Ravioli (con serios problemas de adición al cloro de piscina).

Ya que estamos de tarde multirracial, completamos la visita con un paseo por la zona judía. Tras varias búsquedas infructuosas del gueto ultraortodoxo, por fin damos con un religioso vestido con bata negra y medias blancas, y que luce un bonito nido de cigüeña en la cabeza. El barrio judío está al otro lado del East River, así que gastamos las pocas piernas que nos quedan para cruzar el puente Williamsburg. Hoy sábado es su día festivo, así que las familias salen a pasear y lucir tirabuzones. En su religión, los jóvenes no tiene pájaros en la cabeza, sólo nidos.

El día ha sido agotador, pero la temperatura es tan agradable, que antes de ir al hotel, nos damos una vuelta por el High Line. Se trata de una vieja vía de tren elevada que ha sido reconvertida en un espectacular paseo. Es todo un remanso de tranquilidad en la ciudad que no descansa.

1 comentario:

  1. que, mola o no mola Nueva York! imagino que os estara encantando todo asi que disfrutad cabrones!Pablo al final no me despedi. Bueno estare atento para ver los lugares que recorreis.

    Oscar (el de fcc)

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