26 sept 2011

Estado de Massachusetts: Boston y su aire marítimo

Si los hoteles se pagasen por horas, el de hoy nos hubiese salido medio regalado. A las cinco en punto suena el tui-tui de la alarma del móvil... y batimos el récord en cruzar la meta de la ducha.

A lo largo de todo el viaje nos hemos encontrado con muchos mosquitos, tanto en zonas costeras como en el interior. En las películas muchas veces se ve que tienen la puerta de casa y luego otra puerta mosquitera. Pues resulta que es real, y con tanto insecto entendemos por qué. Incluso en los hoteles, abres la ventana y tienes una mosquitera. Sin embargo, se ve que los mosquitos 'albanyeses' saben entrar en cualquier propiedad agena  (¡¡Si los viera Berlusconi!!) y esta noche Pablo ha sido su cena. Al menos alguien ha desayunado salado.

Salimos de Albany dirección a un nuevo estado: Massachusetts. Llegamos a Salem, la ciudad que más se relaciona con la brujaría del mundo. Y no es para menos, ya que en 1692 se asesinaron a 19 hombres y mujeres acusados de brujería. Resulta que en ese año una familia enfermó y los médicos diagnosticaron que era consecuencia de brujería. En aquella época había mucha creencia en el diablo, ataques de indígenas, familias enfrentadas, epidemias de viruela, ... todo ello creó un clima de mucha desconfianza, lo cual derivó en pensar que aquello que era inexplicable, tenía su origen en la brujería.

La visita a la ciudad resulta muy sencilla ya que por las calles hay pintada una línea roja que tan sólo tienes que seguir para ver los lugares más interesantes. Hay muchos turistas y casi todos vamos coincidiendo en el camino. La ciudad no es gran cosa, y, en realidad, no se puede esperar mucho más, pues todo gira en torno a una leyenda. De hecho, lo que la ciudad ha sabido explotar ha sido el turismo, pues todo es en plan el bar de la bruja, el hotel de la bruja, hazte las uñas de la bruja, ... Hasta hay alguna guillotina por la calle y un parking para escobas. También hay establecimientos exotéricos en los que te leen la palma de la mano, los posos del café, ... ¿leeran también las picaduras de mosquito? Cómo no, hay muchas tiendas de recuerdos, la mayoría verdaderas horteradas. Salem ha querido mantener tanto su historia brujeresca que hasta ha colocado una estatua de la mítica Embrujada. ¿No hubiese sido mejor rendirle tributo al gato de Sabrina que se llamaba Salem?

Un poco decepcionados, decidimos irnos antes para invertir ese tiempo adicional en visitar de Boston. Aparcar en la calle en las ciudades de Estados Unidos es un verdadero sudoku: cuando no son sólo para residentes, resulta que no se puede aparcar los miércoles, o no se puede aparcar entre las 10 y las 12 de la mañana, o si nieva, o si tienes una boca de riego al lado... buf... sólo falta que empiecen a no dejar aparcar coches grises o a rubias no naturales. Así que dejamos el coche a las afueras y nos cojemos la línea naranja de metro para ir al centro.

Al igual que en Salem, aquí también hay una línea roja pintada en el suelo llamada la 'Freedom Trail' para que veas, a lo largo de 4 kilómetros, todos los monumentos de la ciudad. La mayoría de ellos están relacionados con la independencia de los Estados Unidos, pues fue aquí donde empezó a forjarse el movimiento separatista. Por aquel entonces Inglaterra empezó a asfixiar con impuestos a los habitantes del nuevo mundo. La cuerda se tensó tanto que acabó por romperse cuando se quiso establecer la obligatoriedad de tener que comprar el té y similares exclusivamente a Londres, lo cual dio origen al movimiento del Tea Party.

La ruta acaba en el Bunker Hill Monument, un obelisco al que también se puede subir, pero que por cuestión de horario, ya está cerrado. Ya van dos obeliscos no visitados por viaje... menos mal que no nos hemos ido a Egipto.

Boston es una ciudad muy British. Tiene un centro histórico bien conservado, muchas casas de ladrillo que dan un toque industrial, tiendas, pubs... incluso farolas de gas por todo el centro. También tiene un aire mediterráneo, de hecho, está heramanda con Barcelona: hay mucha gente paseando por las calles y se ven jóvenes universitarios por todas partes. ¿Que obtienes si mezclas Londres y Barcelona? No, Londrelona no, Boston.

¡¡Ah!! Aprovechando que ahora se va a hacer la versión española de Cheers, nos pasamos por el bar original. ¡¡Cuántas horas estuvimos viendo las historias que ocurrían en aquel bar!!

Hoy hemos sido los Emilio Aragón siguiendo la línea, aunque roja. Boston nos ha gustado mucho, pero el madrugón y las picaduras de mosquito no nos han dejado disfrutarlo en su plenitud. Bueno habrá que volver a Mascar Chuches, digo a Massachussetts.

1 comentario:

  1. pues no sabes lo cabreado que esta Antonio REsines porque le han llovido criticas de todos lados por la serie Cheers. La verdad es que no es tan divertida como la original.
    Teniais que haber llevado After bite en la maleta, por lo de los bichos, digo.
    Agur

    ResponderEliminar