14 sept 2024

Hué

En torno a las diez y media de la mañana llegamos a Hué, ciudad situada más o menos en el centro del país. Nos bajamos las alemanas, nosotros y algunos vietnamitas, aunque los taxistas, que están a ver a quién enganchan, sólo ofrecen sus servicios a los occidentales. A Pablo el del autobús le devuelve la mochila manchada, mientras a mí un taxista me llama “guapo” (handsome man) para camelarme. Intentamos compartir un taxi con las alemanas, pero nuestros destinos son diferentes y acabamos cada uno por su lado, aunque estamos convencidos que estuvimos más espabilados al regatear.

Llegamos al hotel y un famélico recepcionista nos dice que aún no están las habitaciones listas, así que dejamos nuestras mochilas y nos vamos a descubrir Hué. Hay mucho tráfico, muchísimas motos por todos lados y bastante olor a gasolina quemada. Paramos en una cafetería a tomar unos cafés y, aunque le repito varias veces a la camarera que lo quiero muy pero que muy caliente, nos lo termina trayendo templado… y mira que hasta en el desierto te lo traen caliente si lo pides.

Nuestra primera visita es al mercado central. No sé cómo lo hacemos, pero empezamos a tener la costumbre de ir todos los días a primera hora a visitar un mercado con condiciones sanitarias cuestionables, pescado vivo, trozos de carne expuestos y frutas rarísimas. No hay moscas y, para la que se está cociendo, no huele todo lo mal que podría parecer. Por lo general, todo el personal que atiende son mujeres mayores, habiendo si acaso algunos hombres sólo transportando el género. Nos llama también la atención que hay mucho marisco, sobre todo langostinos, langostas y cangrejos.



Al pasar por los diferentes puestos todas las vendedoras reclaman nuestra atención para que compremos algo, chapurreando algunas palabras en inglés tratando de convencernos de que tienen aquello que buscamos, sea lo que sea. En muchos puestos me he fijado que tienen unas cajitas metálicas rojas con una estrella y pregunto a ver qué es; la vendedora abre una de ellas y me enseña una especie de ungüento que me esparce por las sienes y por debajo de las nariz. Me promete que quita el dolor de cabeza, alivia el catarro y hasta sirve para las picaduras de mosquito… Regateo y me llevo unas cajitas de bálsamo Golden Star, que parece ser la versión vietnamitas de Bálsamo de Tigre.

Hué fue la capital de Vietnam hasta 1945 y es curioso porque, si uno mira su mapa, verá que la ciudad es un cuadrado inmenso donde en su interior se encuentra otro cuadrado donde está la Ciudadela. Cuando nos disponemos a visitarla, nos llega un mensaje diciendo que nos han hecho la devolución de los 170 € que nos habían robado de la tarjeta, lo cual supone un gran alivio y una alegría por haberse resuelto todo tan rápido.


Para celebrar que tenemos dinerito fresco, cogemos la entrada completa a la Ciudadela y a tres tumbas de los emperadores. Pablo echa la casa por la ventana y añade una audioguía en español. Yo no lo quiero decir, pero va a ser más soporífera que ver el Tour de Francia… y, efectivamente, a la séptima u octava locución Pablo ya no puede más. Lo importante es que el sitio está muy chulo… Se suele decir que es similar a la Ciudad Prohibida de Pekín.




A la salida hay unos taxistas esperando y uno de ellos se acerca para ver si nos puede llevar a algún sitio. Le decimos que queremos visitar las tumbas de los emperadores Minh Mang, Kahi Dinh y Tu Duc, y conseguimos negociar un buen precio. Las tumbas casi se podrían considerar parques: suelen ser grandes extensiones con pagodas y templos, y una zona donde está la tumba en sí… aunque oímos a un guía que confiesa que no se sabe si en alguna de ellas están los restos del difunto.








Hoy el día ha sido tranquilo, sin sobresaltos y con largos paseos por esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. Hoy hemos sido simplemente ciudadanos de la UE en Hué.

2 comentarios:

  1. Pues una de las estatuas de los emperadores para la entrada de vuestra casa queda de cine....además es tamaño natural no???...estáis morenos ,verdad???

    ResponderEliminar
  2. Me encanta leeros cada noche! 😘

    ResponderEliminar