A la hora de viajar, se ha convertido en imprescindible tener datos en el móvil para poder encontrar un lugar, un horario o buscar información sobre algún sitio. En Europa no suele haber problema, pero cuando se sale de ésta todo se complica para poder estar conectado. Sin embargo, esta vez hemos hecho los deberes y nos hemos venido con una tarjeta prepago de Vodafone que incluye datos y llamadas. Una maravilla… hasta que suena el teléfono a las cuatro de la mañana. Aquí son nueve horas de diferencia con respecto a España y, claro, cualquier llamada se convierte en un despertador que te descoloca y que impide que vuelvas a conciliar el sueño. Por otro lado, los aires acondicionados aquí son mucho más ruidosos, hasta tal punto que tienes que decidir entre dormir o estar fresquito. Entre la llamada y el aire acondicionado, ya va a ser imposible descansar… así que decidimos levantarnos un poco antes de lo que teníamos pensado. La ducha tampoco colabora mucho a empezar el día: es la tercera del viaje y todas han sido de sistemas diferentes… ¡¡cómo se puede complicar algo tan sencillo!!
El hotel de hoy lo elegimos porque estaba muy bien comunicado tanto para llegar como para salir de la ciudad de Fresno, ya que no veníamos con intención de visitarla. En lo que no caímos es que por la misma calle del hotel pasa un tráfico muy denso, a cualquier hora de la noche. Cuando ya estamos en carretera, en torno a las seis de la mañana, nos llama la atención la cantidad de coches que hay. La mayoría se dirigen al este, donde hay varias fábricas, y cuanto más nos alejamos, más solos nos vamos quedando en la carretera. Poco a poco va amaneciendo y, para cuando la autovía se convierte en carretera, descubrimos que nos hemos quedado prácticamente solos.
Nuestra primera visita de hoy es el Parque Nacional Secuoia & Kings Canyon. En él se pueden admirar algunos de los mejores ejemplares de secuoyas, esos inmensos árboles que sólo crecen en algunos sitios en los que se dan unas condiciones muy concretas y que pueden vivir varios miles de años. En este parque, incluso se puede recorrer por dentro un ejemplar denominado el Monarca Caído.
Pero, sin duda, el ejemplar más famoso es el llamado General Sherman. No es la secuoya más alta, ni la más ancha… pero es la que tiene mayor volumen, convirtiéndola en el ser vivo más grande del planeta. Dentro del parque hay una zona conocida como el Bosque de los Gigantes, con ejemplares enormes que arañan el cielo. Miles de años ahí plantados viendo la historia pasar, con sus enormes bases que parecen patas de elefante y esos troncos color madera que parecen de cartón piedra. Enormes pero tan frágiles a la vez… sencillamente, nos han enamorado.
Otro lugar interesante del parque es una roca conocida como Moro Rock. Se sube a ella por una infinidad de escaleras, para poder disfrutar de unas vistas magníficas de los valles. Visto desde abajo, se parece más a un paisaje chino o japonés, pero no, aquí está, en pleno estado de California.
Este parque nos ha encantado, porque ver secuoyas es algo difícil de hacer en otras partes del planeta. Pero toca despedirse ya y poner rumbo al segundo parque que visitaremos hoy. Eso sí, hay que tomárselo con calma porque las obras de reacondicionado de las carreteras hacen que tardemos más de una hora en poder salir… y, por si fuera poco, tenemos cinco horas de trayecto hasta llegar a… ¡¡El Valle de la Muerte!!
A medida que nos acercamos al Death Valley, el terreno se va convirtiendo cada vez más inhóspito. Una tierra árida, con escasa vegetación y con carreteras rectas e infinitas hacen que tengas una sensación extraña en el cuerpo. En algunos puntos del recorrido hay pequeñas poblaciones, donde la mayoría de las casas están tapiadas y apenas se ve vida. De puro tétrico que resulta, tiene hasta su encanto.
En el parque, nuestra primera parada es el punto donde están las dunas de arena. Es curioso ver en esta zona un pequeño desierto, muy localizado, pero desierto al fin y al cabo.
El otro punto que visitamos es la laguna de Badwater, una especie de inmenso lago salado que se encuentra a 86 metros por debajo del nivel del mar y que presume de ser el punto más bajo de Estados Unidos.
Esta anocheciendo y se nos queda en el tintero ver el Author’s Palette, una fantasía geológica caracterizada por tener diferentes colores. En realidad, verla, lo que se dice verla, la vemos… pero más bien en una paleta de colores negros, porque ya ha anochecido y no se ve absolutamente nada.
En Death Valley el termómetro del coche ha llegado a marcar ¡¡45 grados!! Son las ocho de la tarde y tan sólo ha refrescado un poco bajando hasta los 41. ¡¡Menudo calorcito!! Menos mal que nos hemos pasado unas cuantas horas dentro del coche con el aire acondicionado, porque si no hubiésemos acabado como el valle… ¡¡muertos!!
Una última sesión de conducción por carretera de dos horas, nos lleva hasta Las Vegas. Mañana toca cambiar la naturaleza por la locura y el desenfreno de la ciudad del juego. ¡¡Todo un oasis en mitad del desierto!!
Death valley!!, Qué heavy!!!
ResponderEliminarEs impresionante jsjjsjsjs, soy Teresa por cierto!!! 😁😁
ResponderEliminarCuidadito con esas carreteras que en cualquier momento os sale un loco con un coche enorme que os persigue porque le habéis pitado o dado las largas, jajaja
ResponderEliminarCuidado con las vegas, no gastaros mucho , pues siempre se pierde, jajajaja
ResponderEliminarSoy Margarita
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