Hoy estamos en el ecuador de nuestro viaje, justo a la mitad. Así que toca darle un repaso al maletero y rehacer las mochilas. Anoche Pablo hizo la colada de ropa interior, hemos tirado ya algunas prendas y zapatillas, y hemos terminado con parte de la comida. Un par de viajes al coche a dejarlo todo y ya estamos renovados para seguir disfrutando de esta aventura como si fuera el primer día. Bueno, pero primero habrá que tomar un café en la recepción para despertarnos un poco antes de ponernos en marcha. Y, adivinad a quién nos encontramos… ¡¡a los holandeses de la comuna hippie!! Estos nos están siguiendo por delante… ¿cómo es posible que hayamos coincidido de nuevo en otro hotel a 370 km de distancia? Además, en Big Water no hay apenas nada para hacer… anoche al llegar nos dimos una vuelta y, a excepción de tener un tramo del Gran Cañón a un cuarto de hora de paseo, no hay otra cosa más que casas medio prefabricadas con coches viejos en la entrada. Es algo que venimos viendo durante todos estos días: no sabemos por qué pero la gente tiene en sus jardines y garajes coches destartalados, quizá porque llevarlos al desguace les cuesta dinero y prefieren tenerlo ocupando espacio en honor al esplendor de lo que un día fue.
Estamos en el estado de Utah, muy cerca de la frontera con Arizona. Ayer nos hicimos fotos con los letreros de bienvenida a ambos estados, aunque perdimos la oportunidad en su momento de hacérnosla con el de Nevada; y nos quedaría por hacer sólo el de California. El nombre de Utah viene de los indígenas Ute, pero, ¿y el de Arizona? Entre las muchas teorías, destacamos dos: una de ellas es que viene de los españoles, que la llamaron "árida-zona", aunque esa teoría parece que está descartada; otra teoría es que viene ¡¡del euskera!! Por lo visto, por la zona había muchos pastores vascos que empezaron a llamarla "(h)aritz ona", buen roble. Pues en Basauri tenemos también la Ariz-zona, así que mis aitas se podría decir que viven en Utah y que fui al colegio en el Kalero, allá por Idaho. En cualquier caso, lo más probable es que el topónimo venga de los indígenas de la zona… aunque sea más romántico el pensar que hay una conexión con nuestra tierra de origen.
Lo que no parece estar en duda es el nombre del río Colorado. Su nombre se debe a los indígenas de la zona, que hacían alusión en su idioma al color rojizo de sus aguas; sin embargo, el nombre que ha perdurado ha sido la traducción que hicieron los españoles… y cuyo origen desconocen seguramente muchos americanos. Es un río enorme de 2.333 km que pasa por cinco estados americanos y dos mexicanos, formando un gigantesco cañón.
Ya ayer vimos las aguas del río Colorado visitando el Navajo Bridge. Sin embargo, las aguas no eran en absoluto rojizas, sino más bien negruzcas. Hoy nuestra primera visita consiste en ver otra sección del quinto río más grande de los Estados Unidos, en lo que se conoce como Horseshoe Bend, cerca de Page. La entrada cuesta 10 dólares y es sólo una forma de sacar dinero, ya que lo que se visita es un lugar natural: un meandro del río con forma de herradura. Es pronto y la luz del sol no ilumina toda la curva del río pero, aún así, la panorámica es espectacular. Da un poco de vértigo porque estamos muy altos, sobre todo cuando ves que la gente se acerca mucho al borde para hacerse fotos. Aquí ha tenido que caer al vacío más de un chino porque, a excepción de en una zona vallada, en el resto de puedes acercar hasta el mismo borde. Y adivinad... ¿a quién nos encontramos? ¡A la pareja de holandeses!
Hoy visitaremos el último Parque Nacional de nuestro viaje y nos hemos dejado el más especial, el que tiene hasta el título de Patrimonio de la Humanidad: el Gran Cañón del Colorado. Es curioso porque la gente suele pensar que está en el estado de Colorado y no, está en Arizona… porque una cosa es el nombre del río y otra cosa es dónde está el cañón. De hecho, en inglés no mencionan ni al río ni al estado, y lo llaman simplemente el Gran Cañón.
Accedemos por la entrada este y vamos parando en diferentes miradores: Desert view, Navajo Point, Moran Point, Granview Point, Yaki Point… se suele decir que cuando se visita el Gran Cañón no ves el río, porque el cañón es tan profundo que las paredes lo tapan. Sin embargo, desde los miradores de la Desert View Drive, sí que se pueden ver algunas secciones de este río que parece de salmorejo. En el resto del parque, no está permitido usar el coche, así que aparcamos y cogemos los autobuses que recorren el parque. Cogemos la línea azul que nos lleva hasta Hermits Rest. Aquí, en lugar de enlazar con otro autobús, decidimos hacer un recorrido andando, pasando por los miradores Trailview Overlook, Maricopa Point, Powell Point y Hopi Point, para acabar en Mohave Point. Las vistas del cañón son una auténtica pasada, con sus colores rojizos y verdosos. Es como las Barrancas del Burujón, pero a lo bestia y con chinos ruidosos. Aunque, hay que reconocerlo: llega un momento en el que termina siendo monótono. Como no sueles ver fluir el agua y la vista es tan amplia, terminas teniendo la sensación de que estás viendo todo el rato la misma panorámica estática. Y algo que también empieza a ser estático es ¡¡que veamos de nuevo a los holandeses!!
En su momento, teníamos pensado hacer un recorrido para bajar al nivel del río, pero finalmente lo desechamos por falta de tiempo y por no acabar agotados. También estuvimos mirando montar en helicóptero para ver el cañón desde el aire, pero también lo desechamos porque como mínimo pedían 300 dólares por persona y pensamos que realmente no merecía la pena por ese precio. Así que, nos hemos limitado a pasar el día recorriendo la orilla sur, de mirador en mirador. Como llevamos muchos días viendo lugares de una naturaleza extraordinaria, quizá el Gran Cañón no nos ha impresionado tanto como creíamos. Gustar, nos ha gustado un montón; pero quizá pensábamos que este famoso lugar iba a dejarnos completamente atónitos, algo que no ha sido así.
Está ya atardeciendo y volvemos al aparcamiento para coger el coche y abandonar el parque. Una cosa que nos ha sorprendido es que esperábamos que toda la zona fuera un desierto y resulta que hay muchas zonas verdes. De hecho, cerca del parque está el Kaibab Forest, una zona llena de árboles y vegetación que nada tienen que ver con los riscos pelados de El Gran Cañón.
Toca ir dirección a Williams, la localidad donde nos alojaremos hoy. Esta ciudad forma parte de la histórica ruta 66, ésa que iba desde Chicago a Los Ángeles pasando por ocho estados. Nada más dejar las cosas en el hotel, nos damos una vuelta por el pueblo, donde vemos muchas cosas del esplendor de esta ruta: coches antiguos, gasolineras antiguas, bares con neones, tiendas de souvenires… Parece un parque temático pero no lo es; aunque a nosotros nos parezca algo estrambótico, no deja de ser parte de su cultura y de su historia. Al fin y al cabo, no tienen restos del Imperio Romano, ni de la Grecia clásica, ni de la Edad Media, ni del Renacimiento… cualquier cosa que tenga más de cincuenta años, ya es para ellos un lugar histórico.
Cenamos en un restaurante típico de la zona y ya no podemos más del cansancio. Así que, terminamos el día haciendo la ruta… pero la ruta a la cama. Mañana continuaremos visitando esta famosa carretera congelada en el tiempo... y esperamos que no nos hayan seguido ¡¡la pareja de holandeses!!
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