17 sept 2022

Downtown LA y Santa Mónica

Hoy sábado visitaremos una pequeña parte de la que se denominó “El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula”, “Los Ángeles” para los amigos. Es una de las áreas metropolitanas más extensas del planeta e, inevitablemente, no podremos visitarla entera. Al preparar el viaje, elegimos los distritos más interesantes intentando agrupar los lugares que hay que ver, intentando abarcar lo máximo posible en tan sólo dos días. Como aquí también son famosos los parques temáticos, nos hemos reservado un tercer día para los Estudios Universal, ya que son una visita obligada en la ciudad californiana.

Mucha gente dice que esta ciudad es fea, que no tiene nada para ver y a menudo pasan de largo; sin embargo, aunque sólo sea por lo que hemos visto en las películas, creemos que es una parada obligatoria. Hoy veremos primero el centro de la ciudad, donde se encuentran los rascacielos y centro de negocios; después, nos iremos a Santa Mónica, en la costa, con un ambiento mucho más distendido.

En las ciudades grandes, uno de los primeros problemas a los que se enfrenta uno es el transporte: dónde adquirir los billetes y conseguir saber qué líneas de autobús son las más adecuadas para nuestro recorrido. Muy cerca del hotel, descubrimos que la línea 33 nos lleva directos al downtown pero, ¿cómo pagamos? Consultando en internet vemos que se puede comprar el billete directamente al conductor, pero que no se da cambio. En la parada, entablamos conversación con una Guatemalteca, quién nos confirma que efectivamente es así y nos cambia un billete de cinco dólares para poder comprar los billetes. Ya en el autobús, la conductora me trata mal porque no soy capaz de hacer que la máquina coja mis billetes, hasta que consigo que los engulla, para luego decirme que pase porque la máquina no da billete. El panorama en el autobús es un tanto desconcertante: la gente tiene una pinta regular, algo que justificamos por ser un sábado muy temprano. Sin embargo, al llegar al centro vemos que hay muchos vagabundos, gente durmiendo en la calle y algunos locos. No hay sensación de inseguridad, pero tampoco diríamos que es Ortega y Gasset precisamente.

La zona financiera tiene un montón de rascacielos y edificios de apartamentos, muchos de reciente construcción. Entre ellos, el US Bank Tower que durante mucho tiempo fue el más alto, y el Wilshire Grand Center que con sus 335 metros de altura es, en la actualidad, el techo de la ciudad. Pero no todo se basa en la altura: el Eastern Columbia Building de estilo art decó nos cautiva; el interior del Bradbury Building, donde se rodaron escenas de Blade Runner, nos sorprende; y así muchos otros edificios que, si alzas la cabeza y te fijas, tienen muchos detalles que los hacen muy elegantes. Sin embargo, el concepto de centro de ciudad es muy diferente al europeo: aquí la gente no suele vivir en el centro, sino que suele ser tan sólo una zona para trabajar; apenas hay tiendas donde entrar a echar un vistazo; y, en cuanto a bares y restaurantes, hay muy pocos abiertos por no ser día laboral. Todo esto hace que parezca una ciudad fantasma, al más puro estilo de The Walking Dead.


Donde sí encontramos un montón de gente es el Grand Central Market. Mercado, lo que se dice mercado, no parece; es más bien un lugar de puestos de comida, predominantemente mexicana y americana, en los que se vende más un concepto que el propio producto, como por ejemplo productos veganos, “saludables” o frescos.

Justo a la salida del mercado central, se encuentra el funicular Angel’s Flight, que más bien diríamos que es un ascensor inclinado, porque tan sólo recorre 91 metros.

Uno de los edificios que más ganas tenía de ver es el Walt Disney Concert Hall, del arquitecto Frank Gehry. Sin duda, este edificio recuerda al Guggenheim de Bilbao; pero, ¿es una imitación? Por lo visto, el edificio angelino se diseñó antes, pero se terminó después que la pinacoteca bilbaina por falta de fondos. Así que, digamos que el Guggenheim Bilbao, al inaugurarse antes, se convirtió en el edificio de referencia del arquitecto canadiense-californiano, aunque, conceptualmente fue este auditorio el que marcó el estilo de un gran número de edificios con sello Gehry. A modo de curiosidad, decir que mientras que el edificio de Bilbao está hecho de titanio, el de Los Ángeles está hecho de acero inoxidable... y hay que tener cuidado porque con el calor te puedes quemar.


Los Ángeles es una de las ciudades más diversas del mundo, donde reside gente de muy diferentes nacionalidades. Visitamos el barrio japonés, llamado Little Tokyo, con una calle llena de tiendas y restaurantes muy al estilo nipón: hay muchas comidas raras y tiendas algo freakies, mezcladas con edificios que imitan la arquitectura tradicional japonesa.

Después, visitamos El Pueblo, lugar donde los españoles fundaron la ciudad de Los Ángeles. Estas tierras se separaron de España en 1821, formando el país de México. A su vez, los anglosajones les quitaron a los mexicanos un buen trozo de su país… al que ahora emigran en busca de mejores oportunidades. ¡¡Que paradoja!! Lo curioso es que El Pueblo, parece convertido en un barrio mexicano y toda referencia a su origen español se limita a una cruz conmemorativa.


Otro barrio étnico es el Chinatown, la comunidad china más grande fuera de China. En la década de 1860 llegaron al país muchos emigrantes para trabajar en la construcción del ferrocarril; después, la gran mayoría se replegó en Los Ángeles, creando una comunidad compacta que ha hecho perdurar su cultura a lo largo de los años. Además de muchas tiendas con todo tipo de artículos hechos por el gigante asiático, lo mas bonito es dar un paseo por la plaza central, con los farolillos rojos de la suerte y los edificios con tejados característicos... y encontrarse con una escultura de Bruce Lee, que nació en esta ciudad.


Después de este mini-recorrido por Japón, Méjico y China, dejamos de viajar por el mundo para centrarnos en la ciudad. Cogemos el metro en Union Station para dirigirnos a Santa Mónica, que está dentro del condado pero que no pertenece a la ciudad de Los Ángeles. Al llegar aquí, todo cambia: si en el centro se veía a gente con muy malas pintas, aquí se ve mucha gente joven, un ambiente muy animado y muchos locales donde tomar algo o comer. 

El lugar más conocido de Santa Mónica es, sin duda, su muelle, con su característico pequeño parque de atracciones, restaurantes, tienda de Forrest Gump (Bubba Gump) y vistas al Océano Pacífico. Está atardeciendo y la temperatura es muy agradable, agradeciendo tanto el calor del sol como la brisa marina.

Otro de los puntos más famosos son las casetas de los vigilantes de la playa, que Pamela Anderson y David Hasselhoff dieron a conocer protagonizando la conocida serie en la playa de Santa Mónica. Por un paseo lleno de actividad y bullicio se llega hasta Venice, otro de los barrios con más aire playero de la ciudad. Está atardeciendo y vemos una preciosa puesta de sol sobre el horizonte del Océano Pacífico, con un sol anaranjado que se esconde rápidamente para dar por finalizado el día.


Hoy hemos visto dos facetas opuestas de la ciudad: por un lado, en el centro, una ciudad seria y algo desolada, aunque en conversión hacia mejor; por otro, la costa, mucho más lúdica y amable, aunque también con una amalgama de gente dispar y en ocasiones desconcertante. A su vez, hoy ha sido el primer día de viaje en el que no hemos cogido el coche, así que hemos andado más, si cabe, que cualquier otro día. Ahora, a descansar, que mañana toca segunda parte de Los Ángeles.

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