7 mar 2016

Un país de contrastes

El aeropuerto de Charles de Gaulle nos da la bienvenida con lucecitas de colores por todas las pistas. Hemos llegado puntuales pero, aún así, nos apresuramos a recorrer los pasillos curvos del aeropuerto parisino para cambiar de terminal. La puerta de embarque del vuelo a Johannesburgo es espectacular: cuatro accesos y un finger para cada una de las dos plantas... Y hasta un área con máquinas de videojuegos muy retro.

El embarque de los más de 500 pasajeros es rápido, así que pronto empieza el rodaje y el Airbus gigante despega suavemente. Sin conseguir ver a la Gran Dama por ningún lado traspasamos las densas nubes rumbo al continente africano. Nos esperan 10 horas de vuelo, así que intentaremos dormir... pero eso será después de la cena. En el avión más grande, la comida será proporcional, ¿no? ¡¡Pues no!! Traspasada la media noche nos dan una cena que en mi tierra se llamaría Pintxo.

Entre cabezada y cabezada, amanece y Pablo limpia los cristales de la ventanilla... empiezo a preocuparme por el sospechoso peso de la maleta... ¡¡espero no encontrarme la aspiradora!! Consultamos en el mapa de la pantalla por dónde vamos y resulta que estamos cruzando el Ecuador. ¡¡Otro hito cumplido!! Es la primera vez que estamos en el hemisferio sur... ¿y qué se siente? ¡¡Pues calor!! Oficialmente, nos hemos trasladado al verano. Y, aunque sabemos que esto le va a doler a ese público que nos lee con la calefacción encendida... ¡¡Qué gusto da salir del aeropuerto OR Tambo de Johannesburgo y sentir 27 graditos en marzo!! Claro que, como viajamos abrigados desde el invierno, pronto empezamos a desear ponernos unos pantalones cortos... ¡¡Ya estamos en 'suda'-África!!

Con las maletas ya con nosotros, cogemos el tren y hacemos una primera parada en Sandton. Éste es un distrito de Johannesburgo que se está poniendo muy de moda, ya que es el nuevo centro de negocios de la ciudad y se han construido muchos hoteles y restaurantes. De visita obligada es la Plaza de Nelson Mandela, con una escultura del mismo de seis metros de altura. Es indudable... ¡¡qué tío más grande!!

Otro lugar que visitamos, y que sirve como ejemplo del despegue económico del país, son las Alice Lane Towers, con unas formas muy caprichosas. Entre hoteles de lujo y corporaciones internacionales, elegir un restaurante que deje las expectativas altas resulta muy sencillo: un puesto humeante con tejavana de uralita que incumple todas las recomendaciones higiénicas... pero en el que nos sirven un plato de carne, arroz y verduras que nos sabe a gloria.

Después de este alto en el camino, llegamos por fin al centro de Johannesburgo. Si Sandton era un nido de blanquitos repeinados y negritas delgadas con tacón, la llegada al Downtown es muy diferente: calles deterioradas y gente con aspecto inquietante. Sin embargo, cuando llegamos al barrio de Marshalltown la cosa mejora radicalmente: edificios bonitos, jardines cuidados, esculturas, ... Una cosa curiosa es que en esta zona sólo hay población negra y, de hecho, somos casi los únicos blancos. Parece ser que la gente adinerada se ha mudado hacia el norte y que la gente de color se ha instalado en el centro.

Cuando preparamos el viaje Pablo propuso una idea brillante: poner en las reservas de los hoteles que estamos en luna de miel. Pues oye, ha sido 'mano de santo'. Nos dan el mejor apartamento y el único que tiene terraza, ¡¡qué maravilla!! Y si hay algo que nos da más alegría aún es sentir el aire en las piernas al llevar pantalón corto. Empezamos a recorrer la ciudad por Main Street donde descubrimos esculturas y reproducciones que aluden a la fiebre del oro por la cual se creó esta ciudad. De hecho, el nombre de la ciudad en zulú es Igoli, que significa 'ciudad del oro'.


Una de las atracciones de la ciudad es subir al Carlton Center, el edificio más alto de todo el continente. Como en todos nuestros viajes parece que tiene que haber un momento patrocinado por Konen, no dudamos en llegar al Top of Africa en la planta 50 para contemplar no sólo las vistas de la ciudad, sino también de Pretoria y Soweto. Y, por supuesto, también se ve el Soccer City, el estadio donde España ganó el mundial de futbol en 2010, y que visitaremos mañana. No queremos ni pensar hasta dónde estaríamos dispuestos a ir el día que ganemos Eurovisión.

Resulta curioso ver cómo las largas avenidas están salpicadas de rascacielos y edificios de inspiración holandesa y británica, ya que es una mezcla un tanto rara. Mientras nos hacemos fotos con el ayuntamiento, el antiguo edificio de correos y edificios modernos como The Diamond, va cayendo la tarde. Sin darnos cuenta las tiendas y restaurantes han cerrado, y, a las 6 de la tarde resulta complicado deleitarse con algún manjar. Pero el olfato nos lleva hasta un grill en el que nos damos un festín de carne con 'pap', que resulta ser puré de arroz y que es típico del país.

Para llevar tres días de nervios, haber dormido pocas horas y haber viajado 15.000 kilómetros, está primera aproximación al país no ha estado mal, ¿eh? Ya hemos recuperado calorías... ¡¡toca recuperar sueño!!

1 comentario:

  1. En serio vais a tiraros en parapente. Haceros un selfie please.pasarlo bien

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