Para sentir mejor el espíritu de África, en aquellas zonas con una cultura más arraigada reservamos alojamientos que imitan a las casas tradicionales en lugar de coger los hoteles tipo occidental. En el parque de
Hluhluwe Imfolozi reservamos en el campamento Hilltop también una
rondavel, pero no nos acordábamos de que la de esta ocasión iba a ser la más real, ya que no hay baño dentro de la casita circular. Además, se nos ha hecho un poco tarde y decidimos prepararnos la cena en la cocina comunitaria. Aunque llueve y la
rondavel es la más lejana, no renunciamos a nada: ir y volver al baño, ir y volver para cocinar, ir a fregar y calentar café, ir y volver para fregar las tazas del café, ir y volver a lavarse los dientes... Si hubiésemos reservado dormir en la cocina nos habríamos ahorrado un bueno número de quita-y-pon de botas... ¡¡que ya empiezan a oler a búfalo!!
El cacareo de una especie de pavos con cabeza azul nos despierta minutos antes de que suene el reloj en torno a las seis de la mañana... ir a Indra me supondría veinte minutos más de sueño, ¡¡no digo más!! Pero no, estamos aquí, disfrutando en plena naturaleza, rodeados de animales en total libertad: es algo que hay que vivir. Así que, sin pereza alguna, recogemos y nos vamos a desayunar entre
boers al restaurante del campamento, que es un lugar magnífico. Está ambientado con objetos de safari y tiene unas vistas preciosas a la reserva, la cual seguiremos recorriendo hoy.
Durante la primera hora apenas conseguimos ver nada, ya que la hierba está muy verde y es difícil identificar animales. Sin embargo, a medida que el sol empieza a calentar, vamos encontrando monos, papiones, búfalos, cebras, impalas, ... Encontramos también una pareja de jirafas muy estilosas y que se muestran muy tranquilas ante nuestra presencia. Observamos que llevan enganchados a unos pájaros que les quitan los parásitos y descubrimos que una de las jirafas tiene un pajarillo metiendo la cabeza ¡¡por todo el culo!! Como la jirafa se tire un pedito... ¡¡adiós pajarito!!
Las heces de los animales son útiles para saber qué animales han pasado y hace cuánto tiempo lo hicieron. Pero observamos también que en los propios excrementos hay escarabajos peloteros haciendo pelotas de caca y unos escarabajos de un verde brillante realmente bonitos.
Pero si este parque presume de algún animal, ése es el rinoceronte. Ayer vimos dos nada más llegar, y hoy encontramos varios los cuales no paramos de observar y fotografiar. Tienen un aire decidido, pero sus ojos son tristes... fortaleza y ternura en un animal genéticamente cercano a los mismísimos dinosaurios. Ante la duda de si se trata de rinocerontes blancos o negros, consultamos la guía para aclararnos, porque diríamos que son bastante grises. Resulta que unos se alimentan de hierba y para ello tienen una mandíbula ancha; en afrikans 'ancho' se dice
weit y se tradujo erróneamente al inglés como
white; y de ahí viene que se les llame a ésos rinocerontes blancos. En contraposición, a los otros, que se alimentan de hojas de árbol y que tienen la mandíbula redondeada para meter el hocico entre las ramas, se les llamó rinocerontes negros. Así pues, todos los que hemos visto son blancos, pues todos comían hierba. Eso sí, estamos sacando unas fotos que bien podrían servir para la portada de Geografía Nacional.
Toca dejar el parque y volver a la carretera para seguir recorriendo la provincia de
KwaZulu-Natal. Realmente esta provincia es la unión de dos: por un lado está lo que antiguamente fue el reino zulú, que recorreremos hoy; por otro, está Natal, la tierra que Vasco de Gama descubrió un día de Navidad y que exploraremos mañana.
Nos dirigimos a
Santa Lucia Wetland Park y nos llama la atención que hay zonas que están muy descuidadas y con suciedad desperdigada, mientras que otras están limpias y organizadas al milímetro. ¡¡Qué contrastes!! ¿¿Y que encontraste?? Pues un elefante precioso de madera recién tallado en un puesto al borde de la carretera. Pablo decide comprobar que no es Made In China al ir a cogerlo y pringarse los dedos con la pintura que le acaban de dar... ¿Artesanía 100%? ¡¡Nos lo llevamos!!
Llegamos a Santa Lucía y nos apodera un sentimiento de desconcierto. Aunque hemos pagado por aparcar el coche en muchos sitios, no nos había ocurrido que viniera un gorrilla a pedirnos dinero para que nos 'cuide' el coche, sobre todo porque no es alguien oficial. Como nos habían dicho que el parking era gratuito, pensamos que nos quiere timar y no le damos nada, aunque luego nos enteramos de que suele ser una cosa habitual y que con darle unos rands es suficiente. También nos dicen que estemos tranquilos, que no son puñeteros y que no le van a hacer nada al coche. Cuestión de costumbres.
Santa Lucía forma parte del parque
iSimangaliso, que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su biodiversidad. Nosotros nos limitaremos a hacer una excursión en barco que dura dos horas y que permite ver principalmente hipopótamos y cocodrilos, que son los que menos hemos visto. Además, como extra, recibimos dos clases de la escuela de idiomas, ya que el resto de pasajeros son franceses y hacemos
listening primero con las explicaciones en inglés, y
écoute después en francés. ¡¡Hoy ni Álex ni Sylvie nos pueden poner falta!!
Según nos cuentan, el nivel del agua está bastante alto y los animales están sumergidos. Vemos algunos cocodrilos que asoman los ojos y que se podrían confundir con troncos flotando... el hecho de que no sabes si te están mirando o no, es inquietante. Sin embargo, los hipopótamos se sumergen y salen a la superficie de vez en cuando. Nadan en grupos de 3 o 4 ejemplares, y, a pesar de su aspecto un tanto cómico, tienen bastante mala leche. Es muy difícil que un grupo ya formado acoja a un nuevo macho adulto, a no ser que éste venga con una hembra joven. Lo que resulta gracioso es verlos salir del agua: parece que no van a poder, pero son tenaces y siempre lo consiguen.
Disfrutando de un solecito la mar de rico y una brisa marina... nos ponemos rojos como los hipopótamos. No nos hemos dado protección y nos hemos quemado un poco... pero oye, con la lluvia que hemos tenido algunos días, verse un poco colorado es hasta de agradecer.
Volviendo a la Nacional 2, caemos de nuevo en la tentación y nos compramos otra figura tallada en madera: un enorme cocodrilo que no sabemos dónde pondremos, pero que nos hizo tilín la primera vez que pasamos. Como sigamos así, vamos a conseguir todas las piezas del zoo.
Seguimos recorriendo el país y seguimos maravillados con el paisaje. Reiteramos que esperábamos encontrar un paisaje seco y árido, y, sin embargo, es muy verde hasta el punto que tienen una industria maderera muy potente, pues vemos bosques plantados de eucalipto para generar madera.
Hoy vamos a hacer una de las turistadas más grandes del viaje: nos alojaremos en
Shakaland. Es un resort donde se promueve la cultura zulú, pero cuyo origen no era histórico precisamente: en los años 80 se recreó una aldea zulú para una serie de la televisión americana, y posteriormente se conservó dado el éxito que tuvo. El lugar está bien ambientado, aunque pensamos que, para habernos costado más caro que otros hoteles de cinco estrellas, no merece la pena. Además, las demostraciones y bailes hay que pagarlas aparte, algo que debería estar incluido en la estancia. Y, sobre todo, que los que bailan vestidos con pieles y plumas luego los ves con vaqueros y hablando con el móvil. ¡¡Esto tenía que llamarse Saka-Rands!!
KwaZulu significa gente del cielo y eran clanes de una misma tribu que vivían entre Suazilandia y la zona de Natal. Hace unos doscientos años, Shaka, hijo de uno de los líderes de uno de los clanes, se hizo con el poder y consiguió unir a todos los clanes zulús, que hablaban la misma lengua y que eran de la misma étnia, creando Zululandia y pasando a ser él el Rey. Años después, a diferencia de los suacis y los lesotíes, los zulús decidieron integrarse en lo que hoy en día es la República Sudafricana. Pues oye, aunque sea una turistada, en Shakaland hemos aprendido algo de su historia, ¿no? Disfrutamos viendo las diferentes arquitecturas zulús, paseando por el resort y, sobre todo, degustando cocina tradicional... ¡¡italiana!! Qué rica la pasta y el tiramisú... ¡¡Ay si King Shaka levantara la cabeza!!