1 sept 2021

Dos capitales: Krujë y Tirana

En España, los hoteles que están a pié de carretera suelen tener mala fama; bueno, en general todo lo que está a pié de carretera no suele tener buena fama. Sin embargo, en estos países, un hotel al lado de una gasolinera puede ser mucho mejor que uno en el centro de una localidad. Es más, por lo que hemos visto hay mucha gente que se va a cenar o a tomar algo a hoteles, bares y restaurantes en los que el sonido ambiente es el zumbido de los coches al pasar. En nuestro caso, el hotel en el que hemos dormido ha superado nuestras expectativas: la habitación es grande y cómoda, y la cena de anoche fue abundante y muy rica. Por sacar una pega... ¿a quién se le ocurrió poner unos focos verdes al edificio? En plena noche es abrir los ojos y tener la sensación de estar dentro de una fotocopiadora.

Nos ponemos en marcha y en pocos minutos estamos ya en la jungla de coches. No son ni las ocho de la mañana y nos vemos inmersos en otra estravaganza automovilística: definitivamente mucha gente sale con el único objetivo de darse una vuelta en coche. Con los coches en doble fila se saludan y charlan unos con otros; incluso los policías que pasan van dando la mano a sus conocidos, viendo con normalidad tal caos circulatorio. Desde los bares y cafeterías, grupos de hombres charlan ajenos al tumulto, mientras fuman sin parar. Por lo que llevamos visto, en ese sentido son bastante machistas, ya que no suelen estar con la mujer, excepto igual las parejas que salen a comer o cenar durante el fin de semana; pero el resto de la semana en los bares sólo hay pura testosterona.

Hoy visitaremos dos capitales, una la histórica y otra la actual. Empezamos con Krujë, que es uno de los lugares más importantes dentro de la historia de Albania. Esta fue la primera capital del estado albano en la edad media y posteriormente del Reino de Albania. Después, fue conquistada por los otomanos y Scanderbeg, el gran héroe nacional, la recuperó y la protegió de ellos. Scandenberg no fue ni rey ni gobernante, tan sólo un guerrero que hoy representa el orgullo patrio, como una especie de El Cid Campeador a la albanesa. Sus esculturas están por todas partes, generalmente montado a caballo que siempre da un aire más épico. Seguramente el mito hace tiempo que superó a la persona y en el imaginario colectivo el ídolo habrá librado batallas mucho menos sangrientas que en la realidad, le habrá motivado más la subsistencia que la identidad y su día a día habrá sido menos solemne que lo que sus esculturas reflejan.

Para ensalzar la figura de Scanderbeg y la historia del país, se construyó un museo hace relativamente poco, y con un aire de fortaleza medieval, dentro de las murallas de lo que era el castillo de Krujë. Más que los edificios en sí, lo importante es lo que representa este lugar y, sobre todo, las vistas desde el pueblo hasta la costa del mar adriático. También hay una calle empedrada llena de tiendecitas de recuerdos a la que llaman el Viejo Bazar, y donde Pablo adquiere una taza de Albania para su colección.

Y de la capital histórica, nos vamos a Tirana, la capital actual. Para evitar movernos en coche por la ciudad, lo dejamos aparcado en el hotel donde dormiremos hoy. Después, cogemos un autobús que nos lleva al centro y, en el que constatamos que el tráfico es igual de caótico que en otras ciudades. Es curioso, porque durante la dictadura de Enver Hoxha apenas había vehículos en la ciudad y ahora hay más tráfico que en Manhattan.

La visita a la ciudad gira en torno al Bulevar de los Mártires de la Nación, una alargada avenida en la que demostrar el poderío del país, al estilo de como lo hacían Hitler o Mussolini. Edificios gubernamentales de estilo brutalista, la mezquita más grande de los Balcanes, una de las pocas catedrales que han visitado dos Papas, parques y rascacielos en construcción, se entremezclan en relativamente poca distancia. Todo está muy bien, pero ¿qué tiene la ciudad que no tengan otras? Pues, curiosamente, varios enclaves relacionados con los 41 años de dictadura de Enver Hoxha. Por un lado, para glorificarse eternamente, mandó construir un mausoleo con forma pirámide donde descansarían sus restos cuando falleciera, al más estilo de los faraones de Egipto. Con la caída de la dictadura, nunca se llegó a utilizar como mausoleo y acabó abandonada. Después de varios intentos fallidos por darle utilidad, parece que finalmente la van a reconvertir en un centro tecnológico, motivo por el cual nos la encontramos en obras.

El segundo lugar relacionado con el dictador y seguramente uno de los lugares más visitados de la ciudad es el búnker BunkArt-2. Resulta que él estaba convencido de que iba a haber un ataque al país (aunque no se sabe si de otros países o de extraterrestres) y mandó construir búnkeres por todos lados. Llegó a construir unos 173.000, los cuales jamás fueron utilizados... habiendo despilfarrado una cantidad ingente de dinero mientras el pueblo no tenía para comer. Uno de los búnkeres es el Art-2, en pleno centro de la ciudad y con acceso desde los edificios ministeriales que hay alrededor. En el interior, hay cinco galerías, donde te explican la barbarie cometida durante el régimen y cómo se gestó la Sigurimi, la policía secreta del estado, similar a la Gestapo nazi. También se cuenta cómo se espiaba a los ciudadanos y se ponían micrófonos en los hoteles para tener controlados a los pocos extranjeros que entraban en el país.

Como no podía ser menos, la plaza central de la ciudad está dedicada al gran héroe Scanderbeg donde está su estatua y una gran bandera. También hay, rodeando la inmensa plaza, edificios de la época comunista, entre los que destaca el mosaico con motivo socialista del Museo Nacional de Historia, que está en restauración.

Tirana es una de esas ciudades que no te planteas visitar, pero que, cuando la has visto te alegras de haber venido. Para el viajero resulta ser recogida, animada y asequible, por la cual pasear sin el estrés de tener que ver mil sitios, simplemente hay que dejarse llevar. Y así, dando paseos y viendo gente pasar, va tocando la hora de ir al hotel a descansar... Sssshhhh esta noche habrá que medir las palabras... ¿habrá algún micrófono escondido de Enver Hoxha? 

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