12 sept 2021

Entre Shumen y Ruse

Desde hace ya mucho tiempo, a la hora de visitar lugares por el mundo, el tener el título Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es símbolo de importancia, calidad y singularidad. Es como el Galicia Calidade o el Eusko Label de los monumentos y, a la hora de definir los lugares a visitar, el hecho de que un lugar esté en esa codiciada lista hace que estés dispuesto a desviarte un poco, en plan 100 kilómetros. Hoy visitaremos algunos monumentos del noreste de Bulgaria que gozan de esta categoría.


Salimos temprano de Varna y, dirigiéndonos hacia el oeste, llegamos al término municipal de Shumen, donde se encuentra el Jinete de Madara. Se cree que fue realizado en torno al año 700 y que podría representar el triunfo de las tribus protobúlgaras. Lo misterioso de este lugar es que... ¿cómo consiguieron hacer este relieve a unos 23 metros de altura si prácticamente es inaccesible? Por otro lado, ¿por qué nos resulta familiar esta figura? ¡¡Ah, que la llevamos en el bolsillo!! Resulta que es el motivo elegido para todas las monedas de stotinka, los "céntimos" del lev.


En el mismo término municipal de Shumen, y siguiendo el momento de conmemoraciones, visitamos el Monumento a los Héroes del Estado Búlgaro, construido en el 1300 aniversario de la nación. De cemento y hormigón, y con figuras de líneas severas y frías, parece más bien un homenaje a los transformers. Para denominar los edificios y monumentos brutalistas, hemos creado el concepto de OCNI: Objeto Comunista No Identificado. ¡¡¿¿Pero en qué estaban pensando en el 1981??!! Mientras España diseñaba a Naranjito aquí estaban con esculturas del club de malotes ciclados para servir a la patria. Es un monumento tan chocante que resulta hasta interesante. Desde su construcción seguro que son muchos los que vienen aquí a cantar el 'cara al shock'.


Seguimos nuestro recorrido y llegamos a las tumbas tracias de Sveshtari. El lugar está salpicado de túmulos, unos pequeños montículos, y debajo de algunos de ellos hay unas tumbas que se piensa tienen unos 2.500 años. El guía nos cuenta que la disposición de algunos túmulos podría parecerse a las constelaciones, aunque es tan sólo una teoría. De las tumbas sólo se pueden visitar tres, siendo una de ellas la más importante, ya que tiene una especie de cariátides, mitad mujeres mitad plantas. Para su conservación, se ha hecho una especie de caja fuerte a la que se accede con la broma de '¡Ábrete sésamo!' por parte del guía (y la pulsación de un interruptor, claro). Dentro no se pueden hacer fotos, así que los guionistas de La Casa de Papel tendrán que recurrir a wikipedia si se quieren inspirar para plantear una sexta temporada basada en el robo de esta joya tracia.


Recorremos unos cuantos kilómetros más hasta llegar al cañón del río Rusenski Lom, donde se encuentra el monasterio en la roca de Ivanovo. El monasterio se componía de una serie de cavidades, cada uno para una función; de ellos, lo que aún conserva evidencias de su pasado son la iglesia y la capilla, ambos con frescos que muestran pasajes de la Biblia. En la actualidad el recorrido se hace por un recorrido de escaleras, pero en su momento, se accedía de la forma más extraña posible: a la iglesia y a la capilla se accedían por lo que ahora es un pequeño balcón... así que los monjes tenían que ser verdaderos escaladores profesionales.

Un poco más al norte, llegamos al Monasterio de Basarbovo. Como no queda mucho tiempo para que cierren y no queremos pagar para hacer una visita exprés, nos damos una vuelta por el recinto, sin subir a la parte ganada a la roca. Entramos en la iglesia que hay en la parte llana y un monje, tras preguntarnos nuestros nombres, nos bendice pasándonos un ramillete mojado por la cabeza.


El recorrido de hoy acaba en Ruse, una ciudad bañada por el Danubio que hace frontera con Rumanía. En principio, sólo iba a ser una ciudad donde simplemente dormir y marchar. Sin embargo, tras esquivar edificios decadentes y grises, llegamos al río donde descubrimos un nuevo paseo en el que los ruseños están pasando la tarde de domingo. Como en el resto de ciudades, visitamos después la calle peatonal donde descubrimos que la ciudad tiene edificios muy interesantes y está llena de vida. Los que no estamos llenos de vida a estas alturas somos nosotros: después de cenar nos retiramos a nuestro hotel que con su letrero de 'Hotel Central' nos invita a descansar cuando se quedan iluminadas sólo las letras de 'entral'. Como dijo aquella concursante de la tele, habrá que 'abril', 'cerral'... y 'entral'.

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