5 sept 2018

Pekín: La Gran Muralla y El Parque Olímpico

Si hay un monumento famoso en China, ése es sin duda La Gran Muralla China. Fue construida a lo largo de varias dinastías para protegerse de las invasiones mongolas, y tras siglos de abandono, en la era del turismo, se han recuperado diferentes secciones. Nosotros visitaremos la sección de Mutianyu, en torno a 70 km de Pekín.

Como siempre, hay dos formas de llegar hasta los sitios: está la versión cómoda que consiste en pagar y que te lleven de puerta a puerta; y está la versión complicada que consiste en llegar de la misma forma en la que lo hacen los locales. Cómo no, elegimos la versión complicada, más económica y enriquecedora a partes iguales. Tras disfrutar de un café en una tienda de conveniencia, cogemos el autobús 916 exprés que curiosamente tiene fundas en los asientos.

Llegamos a la localidad Hairou, donde hay momentos de confusión; hemos seguido las instrucciones pero nos cuesta encontrar la parada del H23 o H24. Así que, tras las indicaciones de varias personas nos cogemos otro autobús local hasta otra parada. En varios sitios nos ofrecen llevarnos a la Gran Muralla en taxi, pero a cambio de un buen fajo de yuanes. Es cierto que mucha gente te ofrece sus servicios, pero no resultan para nada insistentes. Habíamos oído que suelen engañarte diciendo que no hay autobuses o que no se puede llegar; pero, según nuestra experiencia, todo el mundo ha sido muy honesto.

En torno a las diez de la mañana llegamos a Mutianyu, una pequeña localidad que vive gracias al turismo de la muralla. Hay tiendas con recuerdos, refrescos y hasta un Burger King, que dadas las circunstancias debería llamarse mejor Burger Qin... ¡¡El emperador de las hamburguesas!!

En el centro de visitantes compramos una entrada combinada que incluye subir en telesilla, la entrada a la muralla y el descenso en tobogán. Además, tenemos una rebaja con la tarjeta de estudiante... deben de pensar que a nuestra edad deberíamos tirar ya la toalla, ¿no? El día es soleado y la temperatura muy agradable, así que no se puede tener mejor suerte. El ascenso en telesilla viendo la muralla es muy emocionante... ¡¡cuánto tiempo imaginando este momento!! Al descender con cuidado del telesilla por fin puedes decir que estás en una de las maravillas del mundo.

La sección de Mutianyu tiene en torno a 2,25 kilómetros de recorrido. Puede parecer poco, pero teniendo en cuenta las subidas y bajadas de la orografía, resulta más que suficiente. Además, seguimos teniendo agujetas; subir o bajar una cuesta sigue resultando un suplicio. Pero como no todos los días está uno en una megaconstrucción como ésta, bien vale el esfuerzo.

Para ser el icono chino por excelencia, pensábamos que iba a estar abarrotado. Sin embargo, aunque hay gente, se puede recorrer tranquilamente, con espacio suficiente para hacerte todas las fotos que quieras. Incluso asistimos al reportaje fotográfico de unos recién casados, ella con vestido rojo y él con traje negro.

Las vistas son muy bonitas, ya que nos encontramos en una zona montañosa, que contrasta con la planicie que habíamos visto hasta ahora. Además, hay mariposas que revolotean y gusanos que andan por el monumento... viejo plovelbio chino decil "Pequeña oluga andal pol glan mulalla". Y es que nosotros también somos pequeñitos en comparación con la inmensidad de este monumento... que por cierto, no se ve desde el espacio.

Si estábamos emocionados por llegar, también lo estamos por irnos. ¿Que por qué? Pues porque para descender de La Gran Muralla lo haremos en un tobogán que hace todo el recorrido hasta donde cogimos el telesilla. Es muy fácil y sobre todo muy divertido. Vas montado en una especie de asiento con ruedas, con una palanca para frenar y para acelerar... ¡¡Y a disfrutar como niños!!

Toca deshacer el camino para volver a Pekín, esta vez más fácil porque nos hemos aprendido bien el camino. Pero ahora, hay que sumarle el tiempo para ir hasta la estación de buses de Liqiliao, donde, tras haberlo intentado sin éxito el día antes, conseguimos comprar el billete de autobús que en dos días nos llevará hasta la ciudad de Datong.

Lo que nos queda de tarde la dedicamos a visitar el parque olímpico. Esperábamos encontrarnos una zona desangelada de edificios deportivos a medio gas. Sin embargo, es todo lo contrario: parques, jardines, animación y tiendas amenizan la tarde de miles de pekineses. Lo que fue el parque olímpico de Pekín 2008 es ahora una zona de ocio bien aprovechada e integrada en la ciudad.

Aquí se encuentran dos de los iconos de las olimpiadas. Por un lado el Centro Nacional de Natación: un gigantesco cubo rectangular cuya fachada imita gotas de agua, que van cambiando de color. Por otro, el Estadio Olímpico, que debido a sus traviesas es popularmente conocido como "El Nido". Sin duda, estos juegos olímpicos no sólo hicieron historia en cuanto a lo deportivo, sino que también dejaron un legado arquitectónico que bien merece incluirse en la categoría de monumentos.

Ya cerca del hotel, cenamos en un restaurante que está bastante lleno. No sabemos muy bien por qué, pero tanta gente no puede estar equivocada. Resulta ser muy interesante porque hacen una especie de carne a la piedra, para lo cual te ponen un caldero con ascuas y una parrilla. En estos días hemos observado que, por lo general, la gente que va a los restaurantes suele pedir cantidades descontroladas de comida, y que luego dejan una buena parte. Otra cosa a destacar es que en los restaurantes casi nunca hay postre, y menos aún café o similares. La cerveza no tiene mucha graduación, por lo que habitualmente te traen botellas de medio litro. Y, aunque está prohibido fumar en los locales, vemos que se suele hacer bastante la vista gorda.

El día de hoy ha sido todo un viaje en el tiempo. Hemos empezado con la Gran Muralla China, símbolo de la China histórica; y hemos terminado con el parque olímpico, símbolo de la China moderna. Pero a última hora descubrimos un último monumento: un gato que se pasea por el hotel y que bautizamos como Carrilladas, debido a sus carnosos mofletes; es un simpático felino que se deja acariciar y coger... sólo le falta mover la patita para darnos buena suerte.

1 comentario:

  1. Que edificio mas chulo!!
    Sin duda desde la gran nuralla habra unas vistas espectaculares.

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