15 ago 2016

Meteora


Cada día descubrimos cosas nuevas de los helenos y hoy, en el hotel Amfithea, confirmamos lo que hemos visto en varios hoteles de los días anteriores: el aire acondicionado está conectado con las puertas de los balcones, de forma que no se encienden si las puertas no están completamente cerradas. La verdad es que está muy bien pensado para un país en el que hace tanto calor durante el verano. Lo que no conseguimos saber es con qué está conectado el wi-fi, porque desde media noche no funciona y ninguna de mujeres que atienden el desayuno saben arreglarlo.


Hoy atravesaremos las provincias de Epiro y Tesalia en Grecia Central y acabaremos en Macedonia, pero no en el país de las famosas siglas F.Y.R.O.M., sino en la región norte de Grecia. Por estas altitudes se deja notar la influencia turca: ya ayer la apreciábamos en Ioannina y nos acompañará durante los próximos días. En Métsovo, primer pueblo que visitamos, tanto el estilo como las casas son claramente túrquicas y es que no hay que olvidar que Grecia se separó del Imperio Otomano hace relativamente poco, en 1830. En 200 años, aunque no lo parezca, hay cosas que no cambian y son muchos los puntos en común que encontramos con nuestro viaje a Turquía en 2009.

Lo que no encontramos allí y que dudamos exista en otro lugar del planeta, es el conjunto de monasterios suspendidos de Meteora. De hecho, por su singularidad, son Patrimonio Mundial de la Unesco. A medida que nos acercamos vamos intuyendo los gigantes pináculos, con un aire a Montserrat. Sin embargo, enseguida se percibe que sobre algunos de ellos hay unas bonitas construcciones: monasterios ortodoxos del siglo XV. Definitivamente a los ortodoxos les encanta poner sus rincones espirituales en los lugares más complicados... un día de estos vemos que ocupan el Pirulí.

A Meteora llegó el primer monje en el año 985 y desde entonces ha tenido mejores y peores etapas. En su momento de mayor esplendor llegó a haber 23 monasterios. Sin embargo, en la actualidad sólo quedan seis de ellos: Agios Nikólaos, Rousanou, Megálo Metéoro, Varlaám, Agia Triáda y Agios Estéfanos.


 

Los seis son visitables por el módico precio de tres euros; pero como lo espectacular es su emplazamiento, decidimos entrar sólo en dos para hacernos una idea de cómo viven los monjes en ellos. El primero que visitamos es el de San Nicolás: es quizá el más pequeño, pero resulta muy agradable subir por sus estrechas escaleras hasta la terraza.


El segundo que visitamos es el Gran Meteoro que data del 1382, siendo el más antiguo, y que con sus 623 metros de altura es también el más alto. Éste es mucho más amplio y tiene tres plantas, con un museo eclesiástico y otro sobre la guerra de independencia. Una estancia que nos impresiona es una pequeña habitación que se ve por una ventana en la que hay una estantería llena de cráneos. Con tan poco espacio, ¿qué harían con el resto del cuerpo?

Meteora es uno de los platos fuertes de Grecia, y la verdad es que no decepciona. Hoy 15 de agosto se celebra también aquí la Asunción de la Virgen, así que muchos griegos aprovechan este día festivo para hacer turismo. A ellos se les han unido en este lugar principalmente macedonios, serbios, búlgaros y algún moldavo... todo un cóctel balcánico. Nosotros, después de 'meter horas' viendo Meteora, seguimos nuestro camino hacia la costa del Egeo.

Hacemos una parada en Trikala, donde dando un paseo vemos el barrio otomano de Varósi, la Fortaleza Bizantina y la mezquita: en cualquier momento va a cantar el muyahidín... Pero no, seguimos en Grecia porque seguimos resolviendo teoremas al leer las señales que están en griego. Pasamos por Larisa y nos da 'la risa'.




A pocos kilómetros de la costa, pasamos por el Valle de Tempe, por donde fluye el río Pineíos. Según la mitología la serpiente Pitón vivía aquí y custodiaba un oráculo. Cuenta la leyenda que aquí Apolo se purificó tras matar a la serpiente Pitón, que custodiaba el oráculo. A este lugar se le llama la Fuente de Dafne y se le atribuyen propiedades curativas, así que no dudamos en meternos para que nos 'cure' el cansancio y sigamos tan sanotes como hasta ahora. El agua está congelada, así que hacemos nuestras plegarias en tiempo record. Después visitamos el anejo monasterio de Agia Paraskeví, escavado en la roca al lado del punto donde nace el manantial. De hecho, por un pequeño túnel se puede acceder hasta ese mismo punto.


Continuando por la incompleta autopista E75, un cartel nos da la bienvenida a la región de Macedonia, la parte norte de la República Helena. Nuestra meta de hoy es Platamonas, donde visitamos su castillo bizantino, cenamos y damos un paseo por la playa antes de ir al hotel. No sabemos si es por estar en tierras de Alejandro Magno pero hoy dormiremos casi como él... ¡¡en una cama con dosel y chimenea en la habitación!! Lo que no pega es el jacuzzi... y es que, resulta que se han quedado sin habitaciones dobles y nos dan una suite. ¡¡Parecemos los bellos durmientes!!

1 comentario:

  1. Joer que chollo, habitación de pijos...joseba ell agua estaba tan fria k parece que andas sobre ellas jajjajja

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