11 ago 2016

El Peloponeso que mira al Jónico

La Esparta moderna carece de interés, y con lo que vimos anoche dando un paseo antes de cenar, pudimos confirmarlo. Es una ciudad agradable, pero poco queda de aquella ciudad estado que el rey Leónidas defendió con sus 300 soldados ante el ejército persa, y menos aún de la genética que exhibían en la película '300'.


Lo que sí que merece la pena, y así lo avala la protección de la Unesco, es la ciudad de Mystras, a pocos kilómetros de Esparta. Se encuentra en la ladera de un monte, y está dividida en la ciudad baja y la ciudad alta. La fundaron los francos en el s.XIII pero enseguida pasó a manos bizantinas, convirtiéndose en la única ciudad bizantina a la que acudían estudiosos de otras regiones. En ella se construyeron iglesias y palacios, y tal fue su importancia que el último emperador bizantino fue coronado aquí.


Si en la antigüedad pasaron por estas tierras muchos pueblos distintos, la tendencia continúa. Durante estos días la mayoría de turistas que hemos visto son franceses e italianos; muy de vez en cuando encontramos merkelianos y casi ningún brexitero, como si con la desconexión de Europa la isla de Gran Bretaña hubiese quedado a la deriva en el Mar del Norte. Por supuesto, mucho turismo local; se ve que a los griegos les gusta la buena vida, ir a la playa, comer en terrazas y tomar a todas horas café frappé, aunque se dejen el vaso medio lleno.


Si la ciudad de 'la tras más guapa' la fundaron los francos, la ciudad de Metoni la fundaron los venecianos... y no vinieron a cantar sobre góndolas precisamente. Aquí construyeron una gran fortaleza para controlar el comercio de los barcos que pasaban hacia Grecia. Cómo no, lo hicieron de diseño, en este caso con un torreón de planta hexagonal anexo al castillo. Y por supuesto, era un castillo de marca, luciendo bien el león alado, no se vaya uno a pensar que es un castillo de mercadillo. A pocos kilómetros hacia el norte, siguiendo las aguas turquesas del litoral Navarino, visitamos el castillo de Niókastro en Pilos. Inicialmente construido por los turcos, pasó a manos venecianas en el siglo XVII.


Elegir los sitios a visitar cuando hay mucho para elegir es a veces complicado. Y más aún en un país como Grecia, donde la 'carta de ruinas' es muy variada. Hay innumerables templos, teatros, ciudades, ... y uno quiere que estén en buen estado pero a la vez no masificados. Pues hoy, nuestra última visita del día resulta ser un acierto: Mesene. Es una ciudad de hace 2.400 años y de la que quedan muchas estancias: un teatro, un odeón y muchos templos. Pero lo que destaca es el estadio y el columnario del gimnasio.


Hoy, tenemos que reconocerlo, ha sido un día muy Heidi: venga a subir y bajar montañas. Hemos disfrutado de los paisajes, pero también hemos hecho muchos kilómetros de coche. Lo bueno que tiene traer planificado el viaje es que... ¡¡siempre se puede cambiar!! Así que para compensar la sentada de coche, modificaremos nuestros planes para mañana: haremos una ruta a pié y descansaremos en la playa. ¡¡A dieta de ruinas!!

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