Llegamos a la recta final del viaje ya que hoy es nuestro último día en Japón y esta misma noche empezamos el regreso a casa. Así que, hay que aprovechar a tope, ¿o acaso hemos venido a descansar? Bueno, a decir verdad, nuestra idea era levantarnos a las cuatro de la mañana para ver la subasta de atún en el Mercado de Tsukiji, ya que sólo los 120 primeros turistas pueden asistir en directo. Finalmente hemos sido más prácticos y hemos decido visitar el mercado, que es el más grande del mundo, pasadas las 9 que es cuando todo el que quiera puede visitarlo. Entre el ajetreo de los compradores y la disposición de los vendedores, puedes ver mejillones gigantes, moluscos rarísimos, peces enormes y marisco de colores intensos, de los cuales muchos están vivos como muchas anguilas que se retuercen en el agua. Ver cómo cortan y preparan el atún rojo alcanza el grado de 'arte'. Además, para el volumen de pescado que hay, no huele nada mal y está todo bastante limpio.
En el barrio de Roppongi, a las puertas del Museo de Arte Mori, encontramos otro bicho, en este caso de proporciones desmesuradas: La escultura Maman con forma de araña de Louise Bourgeois, y que pertenece a la misma colección que la de la capital vizcaína. En este viaje hemos visto nuestra segunda Sirenita, nuestra tercera Estatua de la Libertad y nuestra cuatra araña Maman, en breve sacaremos la colección de cromos. Bueno, algo único que no habíamos visto es una rosa gigante, muy cerquita de la araña.
Y también muy cerca, se encuentra el edificio de la cadena TV Asahi. Esta cadena fue la que convirtió en serie de televisión los cómics de Doraemon y Shin-chan. En su recepción hay multitud de muñecos y también una tienda donde adquirir recuerdos.
Hoy estamos visitando lugares a los que no suelen ir la mayoría de turistas, pero igual de interesantes. Por ejemplo, visitamos los Jardines del hotel New Otani, que tienen más de 400 años; el Templo Kishimujin, que será el último de nuestro viaje (snif, snif); y un imponente edificio católico en plena capital nipona, la Catedral Santa María del arquitecto Kenzō Tange.
En un país en el que escasea el suelo, hay edificios realmente curiosos. Entre ellos, elegimos visitar la Casa ‘El Reflejo del Mineral’ de Yasuhiro Yamashita, que imita a un trozo de cuarzo, aunque la mayoría dicen que tiene forma de origami. Resolver en poco espacio vivienda y plaza de garaje con una forma tan original, tiene mérito, ¿no?
Muy cerca de un barrio que se llama 'Hongo', subimos hasta el mirador de la planta 25 de La Junta Municipal Bunkyo, en el que disfrutamos de unas magníficas vistas de la ciudad, vistas desde un ángulo nuevo... si es que, cada vez que ves la ciudad desde las alturas ¡¡parece otra diferente!! En la recepción, vemos gente en una sala con comida de plástico y preguntamos a ver qué pasa. Como nos ha ocurrido ya unas cuantas veces... ¡¡japonesa que no sabe inglés, japonesa que sabe quién sí sabe!! Sale corriendo y trae a otra chica que sí que sabe inglés. Nos cuenta que están fomentando una dieta rica en frutas, verduras y lácteos. Tras hablar con ella sobre la comida en Japón, nos invita a hacernos una prueba de calcio con una máquina que según dice sólo la tienen en Japón. Entre risitas de la gente del lugar, me hacen la prueba metiendo el pie en una máquina... y me da que ¡¡tengo el calcio ligeramente por debajo de la media!! ¡¡De la media japonesa!! Yo, con la leche, yogur y queso que tomo, ¡¡imposible!! Pablo se anima también a hacerse la prueba y le da por encima de la media... Yo es que soy más de potasio, ¿no?
El recorrido turístico de hoy acaba en Shibuya, el barrio más concurrido de Tokio, lleno de tiendas y restaurantes. Es un lugar emblemático, a menudo un referente cuando pensamos en Japón. El ir y venir de la gente nos hace pensar en la multitud de caminos que depara el futuro, con cruces en muchas direcciones, con gente que se cruza y gente que elige otro camino. Cae la noche, y, tras recoger el equipaje en el hotel nos dirigimos al aeropuerto de Haneda. Pasaremos la noche en el avión y mañana haremos escala en Dubái, de camino a casa. Por ahora, sólo nos queda decir sayonara Tokio y arigato Japón.
Que pasada, a Maider le ha encantado la foto de pablo con Doraemos porque aqui lo ven mucho en euskera. buenisimoooooooo!!!!!!!!!
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