22 ago 2013

Miyajima e Hiroshima

El lugar que visitaremos hoy es un entorno mucho más natural que lo que llevamos visitado hasta ahora durante el viaje: la isla de Miyajima. Para llegar, cogemos primero un tren y luego un ferry que cruza el Mar Interior de Seto, y en poco tiempo desembarcamos en el puerto. Esta isla es un lugar sagrado sintoísta y, de hecho, su nombre significa 'Isla Santuario'. Es tan sagrada, que está prohibido morirse, dar a luz y talar árboles... enfermos, embarazadas y aizkolaris, que se abstengan de venir.

Lo primero que uno encuentra al llegar son ciervos. Al igual que en Nara, éstos campan por todo el pueblo y están a la espera de que los turistas les den de comer. Sin embargo, éstos no son el principal objetivo de las cámaras fotográficas, sino un torii gigante que se encuentra en el mar y que se llama Otorii o Gran Puerta. Esta estructura está simplemente posada sobre el fondo del mar, sin ningún tipo de anclaje.


 
El Otorii es la puerta del Santuario de Itsukushima, que también está construido sobre el mar y cuyas estancias están conectadas por 300 metros de pasillos. Su actual forma data de 1168 y es Patrimonio de la Humanidad.
El punto más alto de la isla es el monte Misen que se eleva a 535 metros, y fue donde se practicó el budismo en Japón por primera vez. Sobrevolando bosques, dos teleféricos nos llevan hasta la cima, desde donde hay unas estupendas vistas del Mar Interior de Seto.

Desde el mirador, realizamos una ruta que llega hasta la cima del monte, visitando pequeños templos y pasadizos por rocas gigantes. Poco a poco, empezamos el descenso, ya que hemos optado por hacer un poco de deporte y no bajar en teleférico. Hace calor, estamos empapados de sudor y la ruta parece no acabar nunca, pero, como si de una penitencia se tratase, nos sentimos reconfortados al llegar al de hora y media caminando al templo Daishoin. Después, visitamos el Senjokaku y la Pagoda de Cinco Pisos, damos un paseo por el pueblo (que se ha convertido en un lugar demasiado turístico) y volvemos al Otorii. Si al llegar a la isla lo vimos con pleamar, ahora es bajamar, y se puede llegar caminando hasta la misma puerta, para observalo desde cerca.

La visita a Miyajima ha sido toda una experiencia. En todas las guías se propone hacer una excursión para conocerla, y pensamos que está sobradamente justificado. Cogemos el ferry de vuelta y luego el tren, y en poco tiempo regresamos a Hiroshima, para dar un último paseo.

En el Parque de la Paz, nos faltaron algunas cosas por ver. Entre ellas monumentos como Las Puertas de la Paz (con la palabra paz en muchos idiomas), El Buzón de la Paz y un monumento con forma de reloj que recuerda la hora de la explosión. También aprovechamos a hacernos fotos con algunos monumentos que ayer vimos siendo ya de noche.

Hiroshima, con su trágico pasado, se ha convertido en un lugar de obligada visita de Japón. Hoy en día es una gran ciudad que tiene de todo: historia, modernidad, rascacielos, zonas de compras, restaurantes, bares, ... ¡¡Ha sido una grata sorpresa!!

1 comentario:

  1. garbiñe, jon, unai y maider24 de agosto de 2013, 21:39

    Ya veo que os lo estais pasando como enanos. disfrutad carpe diem.
    ama: la comida muy bien, el ambiente excelente, el sitio perfecto.

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