20 ago 2013

Osaka y Okayama

Nuestra idea original para hoy por la mañana era visitar el castillo de Himeji, el más importante del país ya que es uno de los pocos que no es reconstruido. El hecho de estar recubierto de yeso lo ha hecho innifugo y debido a su color ha sobrevivido hasta nuestros días y se ha ganado el apodo de 'La Garza Blanca'. El castillo va a estar en obras hasta 2014, así que, para ver una bonita lona, decidimos quedarnos en Osaka y pasar un tercer día en esta ciudad cuyo nombre significa 'colina grande'.

Empezamos nuestro recorrido por la isla fluvial de Nakanoshima, donde hay muchos rascacielos... ¿serán las sedes principales de Panasonic, Sanyo o Sharp? Llegamos hasta el Museo Nacional de Arte, el Ayuntamiento, el Banco Nacional, el Auditorio Central, El Jardín de Rosas, ... todo muy ordenado, nuevo y limpio. Una cosa que nos llama enormemente la atención es que, en unas obras que están haciendo en una acera, hay ¡¡tres hombres para avisarte!!

 
A falta de ver el castillo de Himeji, visitamos el de Osaka, seguramente igual de bonito e igual de blanco, con lo que nos hacemos una idea de lo que nos habríamos encontrado. Este castillo, sin embargo, no es el original de 1615, sino una reconstrucción de 1931. Otra cosa que nos deja boquiabiertos es que, en cada ciudad las alcantarillas tienen dibujos relacionados con algo típico. En este caso, tienen el castillo de Osaka, y muchas de ellas, en lugar de ser de color negro, están pintadas de colores.

 
De este icono de la ciudad, vamos al otro icono de la ciudad, pero mucho más moderno... el Umeda Sky Building, de 173 metros de altura y 40 plantas. Sus dos torres interconectadas en la parte superior lo hacen destacar en el skyline de esta ciudad.

Poco a poco nos vamos despidiendo de la ciudad. En la estación realizamos nuestra última visita: la escultura "Art of water". Se trata de una pantalla de agua que en función del agua que deja caer va haciendo formas, pone textos e incluso da la hora... ¡¡una maravilla!!


Toca ir a coger las maletas al hotel, y, como si de la nada hubiesen aparecido, nos aborda un equipo de televisión. En nuestro camino al hotel, nos hacen preguntas sobre nuestro viaje, sobre lo que hemos visitado, qué es lo que nos ha gustado, etc. Nosotros, les hacemos preguntas también, como qué significa ponerse la mano perpendicular a la cara o que por qué todos los cables de electricidad los tienen abarrotando las calles. La entrevista es muy amena, y como el entrevistador va haciendo gracias, y hay cosas que no le entiendo, llega un momento en el que le pregunto... ¿pero me estás hablando en inglés o en japonés? Sus colegas se empiezan a reir... ¡¡ese trozo seguro que lo emiten!! Cuando termina la entrevista, nos piden la autorización y nos dan una hoja donde pone que la grabación es para el programa Chichinpuipui del Canal4, para un apartado cómico relacionado con los turistas que visitan la ciudad. También nos regalan... ¡¡unas pegatinas del programa!! Les encanta hacer dibujitos y tener mascotitas.

Cojemos el shinkansen destino a Okayama. Para comer en el tren compramos unas cajas de bento y una de pasteles de queso típicos de la ciudad. Dan pena comerlas, porque lo ponen todo tan bonito... los japoneses le dan mucha importancia al aspecto, así que los envoltorios y la decoración, incluso de la comida, tiene muchísimos detalles. Otra cosa que nos ha llamado la atención es que, tanto el revisor como la chica con el carrito de comida, saludan al entrar y al salir del vagón bajando la cabeza.


Llegamos a Okayama y visitamos su castillo. Éste, en contraposición al de Himeji, es de color negro y, originalmente, los tejados los tenía de color de oro, por lo que se conocía como 'El Cuervo Dorado'.


En su interior, hacemos una de las mayores frikadas en lo que llevamos de viaje: vestirnos con el kimono tradicional. Visto de cerca, es muy elegante y suave, pero pesa más de lo que uno puede creer originalmente, por lo que muy cómo no creo que fuese para llevarlo en días tan calurosos como los que estamos teniendo.

Hoy nos están sorprendiendo muchas cosas de los japoneses, y, de nuevo encontramos otra que nunca habíamos visto: un horóscopo en función del grupo sanguíneo. Entre el castillo y los jardines Korakuen, en una terraza en la que tomamos un helado, tienen sobrecitos con los diferentes grupos sanguíneos. ¿Pero esto quién lo ha inventado, Xabier Arzalluz? ¿Admiten euskos?

Después, visitamos los Jardines Korakuen que tienen más de 300 años y son unos de los más importantes del país. Son de estilo Paseo Clásico, y, además de los estanques y árboles dispuestos de forma exquisita, hay un bosque de bambú, plantación de té, casas de té, puentes, etc. La naturaleza se muestra exuberante bajo las manos de los meticulosos jardineros japoneses.


Okayama es famosa por la leyenda de Momotaro. Por la ciudad hay muchas esculturas e incluso nombres de calle que llevan su nombre. Esta leyenda cuenta la historia de una pareja de ancianos que no podían tener hijos y que un día encuentran a un niño que nace del interior de un melocotón gigante y lo adoptan; al crecer, se convierte en un gran héroe cuando decide recuperar un tesoro que está en la isla de los demonios; en su camino se encuentra con un faisán, un perro y un mono que gracias a la generosidad que muestra el muchacho con ellos, se le unen en su travesía.


Terminamos el día llegando a Hiroshima. Nos registramos en el hotel y alucinamos con las vistas desde la habitación situada en la planta 19. Estamos muy cerca de kami-nagarekawacho, uno de los barrios de tiendas y restaurantes. Antes de ir a dormir damos un paseo y tenemos la última sorpresa del día: un supermercado muy bien surtido con nombre 'Don Quijote'... ¿Acabará su comida poniéndonos la silueta de Sancho Panza? Hiroshima tiene muy buena pinta, nos va a gustar... ¿Cuántas sorpresas nos tiene guardadas?

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