Y la cuenta atrás llegó a su fin: hoy acaba el viaje pero aún nos quedan unas cuantas horas antes de coger el avión de vuelta a Madrid. Lo primero, organizar un poco el equipaje; después de tantos días de sacar y meter cosas, las mochilas las tenemos como unos cestos de ropa sucia de adolescentes, y eso no es propio de nosotros... ¡¡si nos inspeccionan el equipaje en el aeropuerto que vean que está todo, literalmente, en orden!! Eso sí, hay algunas prendas que no volverán con nosotros... a lo largo del viaje hemos regado el país de ropa interior, camisetas y pantalones que ya no queríamos conservar, y en este nuestro último hotel dejamos unos cuántos regalos que requerirán de un buen lavado. Después de este ritual, lo que nunca entendemos es que la mochila nos pese más que al principio... ¡¡pero si los recuerdos no pesan!!
La mañana de hoy la dedicaremos a realizar un tour de esos supuestamente gratuitos. Es algo que no solemos hacer, porque un par que hemos hecho anteriormente han resultado ser bastante flojos y poco preparados por parte de los guías. Vasil, el joven que nos explicará durante dos horas la historia de su ciudad y país, resulta que sabe castellano; sin embargo, el tour en nuestro idioma es sólo en días concretos, así que no había otra opción que hacerla en inglés. Poco a poco veremos que tanto las explicaciones como la pronunciación son casi profesionales, y, además resulta ser muy entretenido.
Lo primero que nos cuenta es que la ciudad la fundaron los romanos bajo el nombre de Serdica y que, incluso, pretendía hacerle competencia a la mismísima Roma. Pasaron los siglos y la ciudad terminó llamándose Sofía debido a una iglesia que estaba extramuros, la de Santa Sofía, y que la gente mencionaba porque era lo primero que veían al entrar a la ciudad. También nos cuenta que el país en su momento fue una monarquía, pero que en la actualidad es una república... y el "rey", Simeón de Bulgaria, está retirado en España, lo cual el guía dice comprender (anteriormente había dicho que nuestro país le encantaba)... ¡¡con el palacio tan bonito que tiene aquí!!
Aunque algunas cosas que nos cuenta ya las conocemos, la visita resulta muy interesante. Una de las cosas más emotivas es cuando nos cuenta la transición al comunismo y luego de éste a la democracia. Nos dice que su abuelo es un nostálgico del comunismo, ya que para él fue una etapa en la que tenía garantizados el trabajo y la seguridad; sin embargo, su padre estaba en contra del comunismo, ya que no disponía de libertad en todos los sentidos; Vasil nos cuenta que para él lo mejor es que el país siga la senda de la Unión Europea, pero que también hay que entender las diferentes formas de pensar y de lo que cada régimen ha tenido de bueno.
Un lugar que representa ese choque entre comunismo y democracia es la iglesia de San Jorge, del siglo IV. Cuando llegó el comunismo las religiones fueron prohibidas porque nada podía estar por encima del poder comunista. Sin embargo, no destruyeron los lugares de culto de las diferentes confesiones, sino que se dedicaron a alienar a la población muy sutilmente. Por ejemplo, si te veían ir a la iglesia tarde o temprano alguien te apuntaría en una lista, por la cuál terminarías perdiendo el trabajo e, incluso, tendrías que terminar yéndote de la ciudad. La iglesia de San Jorge, es un ejemplo único de cómo intentaron alejar a la gente ocultando la iglesia rodeándola de edificios gubernamentales.
La visita guiada toca a su fin y damos por muy buen empleados el donativo y el tiempo empleado: ha resultado enriquecedor y muy ameno. Además, nuestra última foto en la iglesia de San Jorge representa bastante bien lo que ha sido nuestro viaje: muchos lugares de culto (iglesias, monasterios, mezquitas), muchos monumentos comunistas (nuestros bautizados como OCNI) y la lucha de poder entre ambos para definir las naciones que hemos visitado de la península balcánica.
Y ahora ¡¡qué rollo!! Ya sólo queda desandar todo el camino... regresar al hotel a por las maletas, ir al aeropuerto y volar hasta casa. Y como no, cuando ya estemos reposados de esta aventura, sacar nuestras conclusiones en la distancia.