6 sept 2014

Murió en Jerusalén, nació en Belén

Hay gente que, cuando visita esta ciudad, cree experimentar apariciones, ver milagros o pensar que es la reencarnación de Cristo. A este efecto sicológico se le denomina 'El Síndrome de Jerusalén'. Yo empiezo a estar un poco preocupado, porque Pablo está empezando a experimentar una rara necesidad de ver ultra-ortodoxos... ¿serán sus tirabuzones? ¿serán los gorros formato cowboy o los de formato 'nido de avestruz'? ¿Será que van muy a la moda por llevar los bajos de los pantalones levantados? Anoche, desde la ventana de la habitación en la planta 11 decidió, en lugar de contar ovejitas para dormir, contar ultra-ortodoxos. ¿Hay algún siquiatra judío leyendo esto? Menos mal que estoy yo aquí para poner un poco de normalidad y no tengo fijaciones ni tan siquiera con arquitectos valencianos que construyen puentes y edificios blancos y que no necesito visitar aunque tenga que andar kilómetros. Anda, ¡¡qué casualidad!! Al lado del hotel hay un puente de Santiago Calatrava... ¡¡Calatrava es mío, no me lo juzguéis!!

Tercer y último día en 'la ciudad de la paz', que es lo que significa Jerusalén (jeru=casa y salom=paz). ¿Qué nos queda en el estrel? ¡¡¡¿¿¿Todo eso???!!! Venga, ¡¡a por ello!! Empezamos por la zona nueva de la ciudad, donde, por cierto, vemos que los edificios los hacen de hormigón y no de ladrillo (¿será para que Hamás jamás los destruya?). En esta zona nueva, llena de parques y jardines está el parlamento de Israel, llamado Kesnet, y por supuesto rodeado de seguridad. Pero, como nos encantan las peculiaridades, lo que más nos gusta es un Menorá gigante, que es un candelabro de siete brazos que siempre está presente el los ritos de los judíos. No nos engañemos... seguro que lo utilizan para visitar todos los subsuelos de la ciudad ¡¡La luz que nos hubiera dado ayer!!

Muy cerca se encuentra el Museo de Israel, que es un rollo. No, no lo decimos porque tenga galerías repletas del cuadros aburridos, sino porque en uno de los edificios se muestra el Rollo del Mar Muerto. En Qumrán, cerca del Mar Muerto, se encontraron por casualidad unas tinajas con 972 manuscritos en hebreo y arameo, y muchos de ellos forman el Antiguo Testamento. Entre ellos, está el Libro de Isaías que está al completo y que se expone en el centro de una edificio con forma de cúpula blanca. Pensar que, hace más de dos mil años alguien lo escribió, lo metió en una tinaja, cayó en el olvido, y hace unos 60 años alguien lo encontró... ¿no pone los pelos de punta? Es que no es piedra o tijera, ¡¡es papel!! ¿Alguien leerá dentro de dos mil años los bits que componen este blog? ¡¡Hola 4014!!

Como el resto del mundo, Sonsoleses del mundo incluidas, no entendemos de arte... pero sí sabemos disfrutarlo, así que, damos un paseo por el jardín de esculturas. Las hay de Picasso, Botero, Henry Moore, Calder, Richard Serra (un habitual de mi Bilbao) e incluso de Clase Oldenburg (al que prácticamente perseguimos en nuestro viaje a EEUU); pero la que más nos gusta es 'Dándole la Vuelta al Mundo' de Anish Kapoor (sí, ése que ha puesto sus pelotas en el estanque del Guggenheim), no porque sea una cosa especialmente creativa, sino porque cuando te ves reflejado te ves con un tipín...

Pero bueno, en esta ciudad histórica, dejemos las banalidades. Como todavía es Shabat y no hay transporte, nuestros cuatro taxis nos llevan al centro, dos patitas por cintura. Empezamos por la Torre de David... ¿Es aquella la torre? No, se llama así a toda la Ciudadela; ¿Era del Rey David? No, fue la casa de Herodes el Grande. O no carburo, o es que soy muy básico, pero... ¿no sería mejor llamarla la Ciudadela de Herodes? El sumum de la confusión viene cuando, en la oficina de turismo preguntamos que qué significa una raya ancha esculpida en el suelo... una joven con demasiado rímel ríe porque piensa que nos referimos a la separación entre acera y calzada... pero se queda cortada cuando reconoce que no sabe algo que está frente a su lugar diario de trabajo. Esta consiguió la plaza por 'oposición' y se ve claramente: NO estudiaré, NO sabré y NO informaré. Pero volviendo a la Tor... bueno, al sitio que íbamos a visitar... Aunque ver murallas está muy bien, las vistas es lo más llamativo, son una maravilla.

Seguimos por el barrio Cristiano, ¿o era el Armenio? Quién haya estado aquí nos entenderá porque esto es un laberinto. Visitamos, un poco pasando sin llamar, la Iglesia Ortodoxa Siria de San Marcos (esto he tenido que buscarlo porque cada vez tengo más lío con los santos), que es otro de los sitios donde dicen que se celebró la última cena. Es una lástima, pero en el basement, están haciendo la reno... ¿Love it or list it? Hay callejuelas que son un remanso de tranquilidad y en las que, como mucho, te cruzas con un gato. Sin embargo, es hacer izquierda, derecha, izquierda, y te encuentras en una marabunta, como en la mayoría de las calles de la zona musulmana... vamos, que han plantado un zoco en toda regla. Es pintoresco, pero... ¡¡De Rabat a Riad, el zoco es igual!! (del refranero Josebero).

Pero pongámonos serios... sí, ha llegado el momento... vamos a ir a Plastilina, perdón, a Palestina. No sabemos qué va a pasar... Tomamos el autobús 21 y llegamos en un abrir y cerrar de ojos: sí, me he dormido, no podía más. Habíamos oído que si había controles, que te hacían preguntas, que si no te dejaban pasar, ... En serio, las señoras con el carrito en mano de la línea 4 dirección Ciudad Lineal tienen mucho más peligro. Lo que sí que hemos visto es el larguiiiiiisimo muro que separa a judíos y palestinos, y que hasta que lo ves piensas que no puede ser cierto.

Llegamos a Belén (donde 'el portal') y bajamos del autobús y... pongámonos en situación... bajamos cuatro... mmm... digamos que de 'tez blanca'... y en plena parada del bus hay 4 o 5 taxistas caza turistas... empiezan con los 'jelofren, holamigo, wheryufrom', continúan con el 'taxi to center, yugrongüei, trikilometres'... miro hacia atrás y dos han caído... perseguimos a una chica y un chico pelirrojos (Pablo es moreno, así que ellos dan más el cante)... cuesta arriba por... como no... ¡¡un zoco!! Nadie en pantalones cortos... y yo con unos cortos ¡¡y rosas!! (quién ha jugado a la moda este año que lo crujo). Eso sí, estas Navidades como vea un pastorcillo y sus ovejitas dirección al pesebre... ¡¡le prendo fuego!! Porque... ¡¡mieeeeeennnnnnteeeeeeennnn!! Me extrañó que esta ciudad estuviera hermanada con Leganés, pero lo voy entendiendo.

Hacemos los 'trikilometres' en 'diezminutetes', no por miedo, sino porque son ¡¡muy 'pesaos'!! Y por fin nos acogemos a sagrado... llegamos a la Iglesia de la Natividad. Te imaginas una inmensa basílica... y grande, sí, se podría decir que es, pero es tremendamente sencilla. Hasta la entrada es tan sencilla, que mide como un metro veinte de alto y la llaman la Puerta de la Humildad porque tienes que entrar agachado. Pero como en ocasiones anteriores, lo importante del lugar no son la calidad de sus piedras, sino su simbolismo: aquí dio a luz la virgen María y nación Jesús. ¡¡Aquí comenzó todo!! ¡¡Es que hay gente que flipa con la Estatua de la Libertad de Cenicero pero nosotros estamos delante del lugar donde nació una de las personas más influyentes de la cultura occidental!! Un lugar marca el lugar del nacimiento, otro el lugar del pesebre y otro muestra la ofrenda de los Reyes Magos.

Dentro del recinto también se encuentran la Iglesia de Catalina y algunas cuevas con tumbas, que bien merecen una visita. Pero, sin duda, la guinda del pastel viene cuando le preguntamos a un hombre que organiza un poco el lugar a ver si podemos ver una capilla llena de calaveras... y, sorprendidos quedamos cuando nos dice que nos lleva en un momento. Chapurrea un poco de inglés, empieza a coger llaves y a abrir puertas, y acabamos en una cripta en la que están los huesos de los niños que Herodes mandó matar... El hombre nos explica muy visualmente que hay cráneos grandes y pequeños... porque las madres embarazadas y las que no querían dar a sus hijos también eran asesinadas. El hombre, un palestino con cara de bonachón, es tan majo que no sólo nos permite hacer fotos, sino que hasta nos dice dónde ponernos ¡¡para sacárnoslas él mismo!!

En unas tiendas donde no nos acosa compramos unos recuerdos... ¡¡¿¿qué va a ser??!! ¡¡Pues unos belenes!! Visitamos también la Gruta de la Leche donde leemos que las mujeres van a rascar la pared para poder tener leche, amamantar a sus hijos y éstos crezcan fuertes. Y también comemos unos pita de falafel, que son croquetas de garbanzos fritas (quién haya puesto cara de extrañeza que sepa que están muy ricas y las hacen artesanalmente). Toca desandar los trikilometres hasta la parada de autobús y volver en otro abrir y cerrar de ojos: sí, he vuelto a caer. Ya ha terminado el shabat de los judíos y se empieza a ver gente de fiesta (más pagana, eh?).

Finalizamos el día de nuevo en la Torre de David, ya que cogimos una entrada combinada que incluye un espectáculo nocturno de música y luces que, proyectadas en la ciudadela, narran con imágenes la historia de Jerusalén. Nosotros hemos condensado toda esa historia en tres días, y, sigo pensando que aún no hemos asimilado todo lo que hemos visto... necesitaremos revisar las fotos cuando volvamos para ser conscientes de la importancia de los lugares que hemos visitado. Toca volver al hotel. Hoy hay tranvía, pero no tenemos cambio para la máquina y se torna imposible conseguirlo. Un último paseo hasta el hotel y a descansar. Pablo, ¿cuántos ultra-ortodoxos vas a contar hoy?

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