Los hoteles del mundo con desayuno bufé deberían ser declarados 'Lugares de Interés Turístico Nacional'. Te sientas en tu mesa con tu plato bien cargadito y podrás contemplar este ecosistema único. Una jauría de chinos invade el comedor y cada cual es más peculiar: que si la mandona que sólo da órdenes, pummuki la indecisa que cambia de mesa varias veces y la caracol que come lechuga dejando las hojas colgar. También tenemos el turista obediente que le sube el desayuno a la habitación a la mujer pero que no deja entrar ni salir del ascensor. Ah, y por supuesto está la típica inglesa que pregunta a los demás que si han dormido bien diciéndolo con un hilillo de voz. ¡¡Subamos a la habitación!! El ascensor... ¿viene con chino?
Hoy es nuestro último día en la región de Galilea, así que intentaremos ver los sitios más importantes que hay en la zona. El primero es Caná, lugar en el que Jesús hizo uno de sus primeros milagros: resulta que estaban en las Bodas de Caná y se acabó el vino...y ¿qué hizo Jesús? Pues cogió unas cuantas tinajas de agua y lo convirtió en vino, así sin dejarlo fermentar ni nada... digo yo que, dado que era una boda, lo convertiría a un gran reserva del 95... del 95 antes de su nacimiento, ¿no? Por supuesto, en todas las tiendas de regalo hay vinos de Caná... ¡¡de canallas!! Porque claro, el vino que venden, ¿en qué sentido está relacionado con el milagro?
Qué, ¿toca una de piedras? ¡¡Venga!! Si es que aquí hay tanta historia... Ponemos rumbo a Séforis (o Zippori que es su nombre actual). El GPS, como en otras ocasiones, nos manda cruzar por un asentamiento judío. Para poder acceder, hay que pasar un control de seguridad, pero a nosotros casi nunca nos preguntan nada y nos abren la valla. Esta vez el camino está equivocado, y dos mujeres muy amables nos explican como llegar, mientras nosotros nos quedamos embobados viendo lo bien que tienen el asentamiento, por el cual se mueven con carritos de Golf... ¿acaso es esto el Cigarral de las Mercedes? ¡¡Marchando una vichyssoise!! Bueno, al tema... En esta zona se piensa que vivían Ana y Joaquín, los padres de la Virgen María, y que incluso esta última podía haber nacido aquí. Ya en la época 'moderna', Séforis pertenecía a la provincia romana de Siria. Hay interesantes mosaicos, pero sobre todo destaca uno pequeñito... el de Venus, pero que es conocido como 'La Mona Lisa de Galilea'. También es interesante en este lugar el sistema de cisternas, con unos aljibes enormes y unos túneles para distribuir el agua... ¡¡Estábamos tardando en meternos bajo tierra!!
Si en Galilea hay una ciudad importante, ésa es Nazaret. La pena es que es predominantemente musulmana y es bastante caótica. Aparcamos el coche y visitamos primero la Iglesia Ortodoxa de la Anunciación, donde, bajo el altar de la capilla principal, se ve agua correr... ése el pozo de María, supuestamente donde se encontraba la Virgen el día en el que el ángel Gabriel le anunció que iba a llevar en su vientre a Jesús. Pero como ya nos ha ocurrido antes, hay varios lugares donde podría estar el verdadero lugar, y cada confesión da por bueno el suyo. Incluso en plena calle hay un pozo que también podría ser el auténtico.
Los católicos, por supuesto, también tienen el templo que creen que es el auténtico, y sobre él han construido uno de los edificios más llamativos de Nazaret: la Basílica de la Anunciación. Es un edificio que, para ser relativamente nuevo (de 1969) es muy interesante: tiene mosaicos donados por diferentes países (España el que más tiene, ¿eran cinco o seis?) y la iglesia tiene dos plantas algo que no habíamos visto antes es ningún lugar, y dentro están las ruinas de la que se cree fue la casa de la Virgen María.
En el mismo recinto que la Basílica de la Anunciación, está la iglesia de nuestro santo, San José... ¡¡aunque José Pablo juegue a dos bandas!! La creencia popular dice que aquí José tenía su taller y en la parte baja de la iglesia se encuentran los restos arqueológicos.
Nazaret se encuentra en la ladera de un monte, y, como lo que nos queda para ver está en la parte alta, decidimos ir en coche. En ese momento se produce el anti-milagro de la división de los shéquels... nos han puesto una multa de estacionamiento. También se produce el milagro de la amnesia colectiva: nadie parece saber nada, ni si el papel es una multa, ni si había que pagar, ni dónde satisfacer la multa. La administración lo pone más difícil aún: hay que pagar la multa en una oficina de correos, pero cada una tiene un horario diferente. Lo intentamos en tres y decidimos dejarlo para más tarde. ¿¿20 euros a nosotros por una multa de estacionamiento cuando las normas de circulación se las pasan por el mismo sitio que la jarrita?? Bueno, en todo viaje siempre tiene que haber algún pequeño fallo, ¿no?
Nos dirigimos ahora a Megido, una ruinas que son Patrimonio de la Humanidad, aunque, como ya ocurriera con las de Hatzor, no se caracterizan por ser las más bonitas. Aquí, se supone que se librará la batalla final del Apocalipsis entre las fuerzas del bien, lideradas por Jesucristo, y las del mal por Satanás. Esa batalla es conocida como Armagedon, que significa 'Montaña de Megido'. Nosotros a lo nuestro... otro túnel bajo tierra que visitamos... esto ya es preocupante.
Israel es un país muy puntero en innovación y, aunque en la actualidad se dedique más a la biotecnología, ha sido el inventor de cosas más sencillas, como por ejemplo el riego de goteo. Visitamos el kibutz Beit Alfa en el que se inventó... el ordeño por ordenador. Pero no, no vamos a ver cómo se extrae la leche, sino a una sinagoga que está en el interior del asentamiento y en la cual hay un enorme mosaico en el que se representan los meses lunares hebreos y su correspondencia con los signos del zodiaco. A la salida, hablamos con la billetera, quién también sabe algo de castellano.
Para visitar los Parques Nacionales de Israel compramos la Green Card (que es naranja), que por 150 séquels, permite visitar hasta 65 emplazamientos. Nos queda una hora... ¿a dónde vamos? Decidimos que Beit She'an puede ser una buena opción. La antigua Scythopolis greco-romana no nos defrauda: un grandioso teatro, bastantes mosaicos y un buen cardo (calle norte-sur) hacen intuir el grandioso esplendor que tuvo la ciudad. De hecho, es la única ciudad de la decápolis romanas al oeste del río Jordán.
¿Pero qué ven nuestros ojos? ¡¡Nos queda media hora antes de que cierren los parques!! Nuestro Nissan Micra nos lleva velozmente hasta la fortaleza de Belvoir. Llegamos in extremis a la hora de cierre, pero el de seguridad nos dice que no hay problema en que lo visitemos, que se queda un rato más hasta que terminemos. El nombre del castillo ya lo presagiaba... 'jo, ¡¡vaya vistas que tenían los caballeros hospitalarios!! Una cosa que nos llama la atención es el tono oscuro de las piedras que forman el castillo... ¡¡ahí, para que chupe calor en verano!!
El sol se está metiendo y regresamos a Tiberias, para, en una oficina de correos, pagar nuestras obligaciones con el Reino del Rey David: pagar la multa palestina y pagar la tasa por salir del país. Sí, lo habéis leído bien... si sales por tierra a otro país hay que pagar 102 NIS (unos 22 euros) por persona. ¿Seguro que fueron los muros de Jericó los que cayeron? Yo me inclino más por el milagro europeo de schengen de la libre circulación... no pagas un euro y ves las estrellas... las de la bandera europea, claro. Pero aquí no queda otra... pagamos porque mañana nos vamos a ¡¡Jordania!!
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