26 sept 2010

Último despertar, último día de viaje

Anoche, tras una intensa partida de tetris, conseguimos meter en las maletas toda la ropa, compras y regalos. Yo acabé en el nivel experto pues mi maleta había llegado íntegra hasta el final del viaje; Pablo en el nivel avanzado, pues su maleta fue dejando pedazos por todos los hoteles donde pernoctamos.

El hotel Nomad se encuentra en una especie de vaguada donde está el hotel, el restaurante y la zona de camping. El día ha amanecido lluvioso, pero no nos importa porque le da un aire más rural a la zona. Todos los alemanes que anoche tomaban cerveza, jugaban al billar o simplemente charlaban, ahora están dormidos. A las 7 de la mañana lo único que se oye es el rodar de nuestras maletas por los largos pasillos y las escaleras de camino a la recepción. Un 'ding' en la campanilla del mostrador hace venir a una mujer que sólo sabe alemán, por lo que desaparece y en seguida aparece el joven que nos había atendido a la llegada, recién salido de la cama y bostezando más que el león de la metro.

Cerca de Eger, las obras de la carretera desorientan a Beckie, nuestra GPS particular. Empeñada en hacernos regresar en cuanto nos sea posible, una jubilada lugareña le arrebata el puesto, al explicarnos con señas, y por iniciativa propia, cómo llegar de nuevo al centro. Los húngaros, con su carácter melancólico, nos han demostrado que siempre están dispuestos a ayudar, salvando cualquier barrera lingüística.

De nuevo en Eger, pasamos por la piscina de Makovecz Imre. Ayer, en un lapsus muy inusual en nosotros, se nos olvidó verla. Este arquitecto húngaro ha puesto un toque de creatividad en nuestro camino, un decorado lleno de genialidad en nuestras fotos. No hemos visto todas sus obras... ni todas las que hay en su país ni las que se encuentran fuera. Pero, de esta forma dejamos por aquí y por allá pequeños alicientes para volver al país. Se podría decir que somos los pulgarcitos del píxel.



Lo que no nos da tregua son los baches en las carreteras. A menudo, tras recorrer muchos kilómetros por el que parece el mejor camino, llegamos a un lugar turístico en cuyo parking hay un montón de autobuses y hasta en el cual podría aterrizar un Airbus-320. ¿Pero por dónde llegan? Como no podía ser de otra forma, en Hollókö, nos vuelve a ocurrir. Se trata de un pequeño pueblo que es Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Sus casas alineadas e iglesia de madera son de estilo palocze (s.XVII), el cual viene de la tribu Palóc cuya procedencia se desconoce y que ha mantenido su cultura y forma de vida hasta nuestros días. Los turistas empiezan a llegar, y las mujeres vestidas siempre de negro (como es la tradición) empiezan a salir a la calle, aunque sigue lloviendo y en las casas rústicas se tiene que estar en la gloria.

Y de Hollókö, nos vamos a otro lugar también con sólo oes y exceso de acentos: Gödöllö. Es una población muy cercana a Budapest y es conocido por su palacio. En él, pasaba el verano Francisco José de Austria e Isabel de Wittelsbach-Wittelsbach, más conocida como Sissi. Claro, por aquel entonces aún no existían las low-cost, así que no le quedaba otra más que ir de palacio en palacio.





Y poco a poco nos vamos acercando al aeropuerto, donde decimos adiós al Fiat Punto color champán que nos ha llevado por tantos y tantos kilómetros de carretera. También decimos adiós a nuestra última cómida pagada con nuestros últimos florines húngaros (que para nosotros siempre serán los 'flines'). Y llegamos a la terminal 1 del Ferihegy Repülötér... No ha dejado de llover desde que nos hemos levantado... ¿acaso Hungría nos empieza a echar de menos?

6 países, 4 monedas, 3 religiones, 4670 kilómetros, 5 idiomas wachi-wachi... Hemos llegado a la Gran Final de nuestro Balcanes exprés particular y hemos sido ganadores, pues son muchas las experiencias y recuerdos para toda la vida que nos llevamos con nosotros.

Surcando los aires de Europa, sabemos que el viaje toca a su fin, pero estamos contentos porque... siempre se empieza un nuevo viaje cuando en tu cabeza prende una chispa... ¡¡y nosotros estamos ardiendo!!

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