Cojemos la autopista dirección al norte, dejando atrás las señales de los que esperamos sean destinos en un futuro no muy lejano: Tesalónica, Skopje, Sofia, ... Si es que, allá donde hablen wachi-wachi allá que queremos ir.
Visitamos el monasterio de Ravanica, que tiene unos interesantes frescos en su interior. Todo el interior de la iglesia está cubierto de iconos ortodoxos y la luz tenue lo hace aún más enigmático. En la tienda de la entrada, adquiero una réplica del monasterio para mi colección de monumentos.
Unos kilómetros más al norte, visitamos otro monasterio, el de Manasija. Éste, está rodeado por una muralla de torreones altísimos. En el interior de la iglesia, la chica que limpia nos da unas explicaciones en perfecto inglés.
Cerca de Topola visitamos la basílica de San Jorge en Oplenac. En su interior hay réplicas en mosaico de iconos y frescos de más de 70 monasterios ortodoxos de Serbia. Es realmente espectacular. Además, en la parte inferior hay una cripta, donde se encuentran los restos de algunos reyes de Serbia. De hecho, muy cerca de la basílica está la casa del rey Alexandar Karadjordjevic, que fue quien mandó construir la basílica, y desde donde supervisó las obras. En el interior de la casa, la chica que vende las entradas nos explica que allí podremos ver objetos personales y regalos que les hicieron a los reyes, así como la historia de su dinastia, que, en caso de que la República de Serbia volviese a ser Monarquía, los descendientes actuales pasarían a ser los reyes.
Conduciendo por una carretera por la que debería estar permitido usar tapones, llegamos a Golubac. Esta fortaleza está en una orilla del Danubio y al otro lado se encuentra Rumanía. Suponemos que la fortaleza sería para controlar el tráfico del río, o bien para defenderse de ataques desde el agua.
Poco a poco nos vamos acercando a la capital del país, a Belgrado. Pero primero, paramos a cenar en Smederevo, donde causamos sensación en un restaurante, ya que todo el mundo se vuelca para poder pedir la cena... hasta hablamos unas palabras con una pareja de Macedonia.
Y por fin, llegamos a la capital más importante de los Balcanes... Belgrado. Hemos alquilado un apartamento en una de las mejores zonas de la ciudad, donde se encuentran casi todas las embajadas. El apartamento está decorado con mucho estilo y es muy completo... ¡¡así da gusto viajar!!
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