27 sept 2010

Despedida

Muchas gracias a todos los que habéis seguido el blog y en especial a aquellos que nos habéis enviado vuestros comentarios. Esperamos que os haya gustado y os lo hayáis pasado tan bien como nosotros haciéndolo. También esperamos que el blog os haya animado a visitar los lugares en los que hemos estado, y si necesitáis cualquier información no dudéis en pedírnosla. Sin duda, merece la pena ir a ver estos países, ya que guardan su esencia gracias a no estar muy explotados turísticamente.

Esperamos también que nos sigáis en futuros blogs, así como que nos enviéis los vuestros.

¡¡ Muchas gracias y hasta pronto !!

Firmado: Los Blog Esponja

(allí-donde-vayamos, aquí-lo-leeréis... ¡¡Blogs Esponja!!)

26 sept 2010

Último despertar, último día de viaje

Anoche, tras una intensa partida de tetris, conseguimos meter en las maletas toda la ropa, compras y regalos. Yo acabé en el nivel experto pues mi maleta había llegado íntegra hasta el final del viaje; Pablo en el nivel avanzado, pues su maleta fue dejando pedazos por todos los hoteles donde pernoctamos.

El hotel Nomad se encuentra en una especie de vaguada donde está el hotel, el restaurante y la zona de camping. El día ha amanecido lluvioso, pero no nos importa porque le da un aire más rural a la zona. Todos los alemanes que anoche tomaban cerveza, jugaban al billar o simplemente charlaban, ahora están dormidos. A las 7 de la mañana lo único que se oye es el rodar de nuestras maletas por los largos pasillos y las escaleras de camino a la recepción. Un 'ding' en la campanilla del mostrador hace venir a una mujer que sólo sabe alemán, por lo que desaparece y en seguida aparece el joven que nos había atendido a la llegada, recién salido de la cama y bostezando más que el león de la metro.

Cerca de Eger, las obras de la carretera desorientan a Beckie, nuestra GPS particular. Empeñada en hacernos regresar en cuanto nos sea posible, una jubilada lugareña le arrebata el puesto, al explicarnos con señas, y por iniciativa propia, cómo llegar de nuevo al centro. Los húngaros, con su carácter melancólico, nos han demostrado que siempre están dispuestos a ayudar, salvando cualquier barrera lingüística.

De nuevo en Eger, pasamos por la piscina de Makovecz Imre. Ayer, en un lapsus muy inusual en nosotros, se nos olvidó verla. Este arquitecto húngaro ha puesto un toque de creatividad en nuestro camino, un decorado lleno de genialidad en nuestras fotos. No hemos visto todas sus obras... ni todas las que hay en su país ni las que se encuentran fuera. Pero, de esta forma dejamos por aquí y por allá pequeños alicientes para volver al país. Se podría decir que somos los pulgarcitos del píxel.



Lo que no nos da tregua son los baches en las carreteras. A menudo, tras recorrer muchos kilómetros por el que parece el mejor camino, llegamos a un lugar turístico en cuyo parking hay un montón de autobuses y hasta en el cual podría aterrizar un Airbus-320. ¿Pero por dónde llegan? Como no podía ser de otra forma, en Hollókö, nos vuelve a ocurrir. Se trata de un pequeño pueblo que es Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. Sus casas alineadas e iglesia de madera son de estilo palocze (s.XVII), el cual viene de la tribu Palóc cuya procedencia se desconoce y que ha mantenido su cultura y forma de vida hasta nuestros días. Los turistas empiezan a llegar, y las mujeres vestidas siempre de negro (como es la tradición) empiezan a salir a la calle, aunque sigue lloviendo y en las casas rústicas se tiene que estar en la gloria.

Y de Hollókö, nos vamos a otro lugar también con sólo oes y exceso de acentos: Gödöllö. Es una población muy cercana a Budapest y es conocido por su palacio. En él, pasaba el verano Francisco José de Austria e Isabel de Wittelsbach-Wittelsbach, más conocida como Sissi. Claro, por aquel entonces aún no existían las low-cost, así que no le quedaba otra más que ir de palacio en palacio.





Y poco a poco nos vamos acercando al aeropuerto, donde decimos adiós al Fiat Punto color champán que nos ha llevado por tantos y tantos kilómetros de carretera. También decimos adiós a nuestra última cómida pagada con nuestros últimos florines húngaros (que para nosotros siempre serán los 'flines'). Y llegamos a la terminal 1 del Ferihegy Repülötér... No ha dejado de llover desde que nos hemos levantado... ¿acaso Hungría nos empieza a echar de menos?

6 países, 4 monedas, 3 religiones, 4670 kilómetros, 5 idiomas wachi-wachi... Hemos llegado a la Gran Final de nuestro Balcanes exprés particular y hemos sido ganadores, pues son muchas las experiencias y recuerdos para toda la vida que nos llevamos con nosotros.

Surcando los aires de Europa, sabemos que el viaje toca a su fin, pero estamos contentos porque... siempre se empieza un nuevo viaje cuando en tu cabeza prende una chispa... ¡¡y nosotros estamos ardiendo!!

25 sept 2010

Parques Naturales del Norte

El Hotel Tokaj es un sencillo hotel, donde una manta extra sólo se consigue con mímica, pero suficiente para recuperar las fuerzas y empezar el día. Nos encontramos en la Rioja de Hungría, donde se hacen algunos de los mejores caldos vinícolas del país, los Tokaj. Como hay que conducir y la tasa de alcohol es estricta, tendremos que comprobar si los vinos locales son redondos en boca en Madrid, y para ello, adquirimos una botella de vino blanco. La noche no nos lo dejó ver, pero el día nos descubre a nuestro alrededor multitud de pequeñas zonas de parras, donde los aromas afrutados aromatizan las uvas.


Por carreteras con cráteres lunares, nos dirigimos hacia la frontera con Eslovaquia, para visitar las cuevas de Aggtelek. Éstas se encuentran en el Parque Nacional que lleva el mismo nombre y que se extiende tanto por Hungría como por Eslovaquia. En una ladera de un monte vemos una salamandra gigante dibujada en el terreno, ya que ésta es el símbolo del Parque. Por una pequeña puerta accedemos a las cuevas, tras una guía que únicamente habla en wachi-wachi y que entre 'caramba' y 'caramba' nos informa de que nada más salir se va a comer un bocata de 'salami'... Es lo que tiene no saber el húngaro, que te quedas sólo con lo que oyes. Las cuevas tienen el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco, y deducimos que se debe a sus grandes pasillos y galerías. Para unos expeleólogos expertos como nosotros que hemos pasado frío en cuevas de todos los países que hemos visitado, no nos llama la atención, pues no se aleja mucho de lo que se pueda encontrar en cuevas de este tipo. Lo único especial que encontramos es una placa escrita en Esperanto... vamos, wachi-wachi estandarizado.



Y ahora, toca un lugar casi único... los travertinos de Egerszalók. Se trata de un manantial que brota de los montes Mátra a 68ºC, con tan alto contenido en carbonato cálcico que en el transcurso de los años ha formado una pequeña montaña blanca. Sólo hay unos cinco lugares en el mundo en los que haya algo parecido y nosotros con este ya vamos dos, ya que el año pasado estuvimos en Pamukkale (Turquía).






El de Egerszalók es mucho más pequeñito, más explotado (al lado hay un hotel) y además no te puedes bañar en las piscinas naturales, sólo en unas a las que llega el agua canalizado. Pero es tan bonito... parece nata montada donde hacer 'el ángel'; eso sí, te partirías la cabeza. Dicen los expertos que las aguas son curativas... aunque seguro que acabas como un huevo cocido, a juzgar por el olor.






Hoy las carreteras hacen las distancias más largas de lo que son realmente, ya que muchas de ellas tienen baches y muchas curvas. La última etapa de hoy está en Eger, con sus casitas de colores ya tan habituales. Sin embargo, esta ciudad jugó un papel clave en la historia del país ya que aquí, 2.000 soldados húngaros consiguieron evitar la invasión turca luchando contra más de 50.000 turcos, algo muy desproporcionado que los elevó a calidad de héroes nacionales. También, según cuenta la leyenda, para coger fuerzas y valentía bebían un vino local... debido a las manchas que dejaba, los atacantes pensaban que era sangre de toro y que eso era lo que les hizo salir victoriosos. De ahí se adoptó el nombre de uno de los vinos locales más famosos. Sin embargo, posteriormente, los turcos (igual bebiendo sangre de elefante, digo yo), consiguieron invadir la ciudad. De los años de la ocupación turca sólo queda un minarete de 96 metros, y que hoy en día es el monumento otomano más al norte de Europa.




La noche se ha echado en cima, y, exceptuando la gente que asiste a una boda en el centro, el resto de las calles están bastante desiertas a las 7 de la tarde. Así pues, toca recogerse y nos vamos al Hotel Nomad, en Nosvaj, muy cerca de Eger. El hotel tiene un aire rural, situado en plena naturaleza. Además, tiene una terraza con sillones en plan chill-out-rural, donde degustamos el famoso vino Sangre de Toro. Seguramente los soldados de aquella batalla no habían estado de vacaciones, porque a nosotros, más que energía, nos da un muuuuuuuucho sueño.

24 sept 2010

Norte de Hungría

Despertamos en Nemethy Panzió, batiendo nuestro record madruguil a las 6 de la mañana. Ya de por vida no tendremos que pagar por bolsas en los supermercados, ya que podremos llevar la cesta de la compra en los ojos. Como estamos muy al este y la zona horaria es la misma que en la España peninsular, a las 7 de la tarde ya es de noche y a las 7 de la mañana ya empiezan a abrir algunos establecimientos. Nos despedimos del feliz pensionero para dar un paseo por el centro.

Debrecen es la segunda ciudad más grande de Hungría y fue dos veces la capital del país. Los lugares más interesantes se encuentran en la plaza Kossuth Tér. De entre ellos, destaca el que es el símbolo de la ciudad, la Gran Iglesia de la Reforma (1807-1821). Aquí se destronó la dinastia Hausburgo en 1849, declarando la independencia húngara.







Para calentarnos un poco del frío tempranero, Pablo se toma un batido de chocolate con hielo (por alguna especie de terapia de choque, digo yo) y yo un café precioso... sí, precioso porque está decorado... ¡¡estos húngaros!!










Y como no hay dos sin tres, de la segunda ciudad más grande nos vamos a la tercera, Miskolc. Se trata de una ciudad con un extenso tejido industrial, y también con un centro muy acojedor pero que actualmente se encuentra en obras. En la 'ciudad de las iglesias' la que más nos llama es la Iglesia de Madera (1938), construida por un arquitecto de Transilvania... ¿será este un guiño en el camino para que visitemos Rumanía? Que no nos tienten, porque somos de pasaporte fácil.


Después de tantos días de viaje, de horas de coche y ciudades caminadas, tenemos los músculos como cocos, así que vamos a relajarnos a un balneario, que para algo nos encontramos en el país de las aguas termales. Pero en esta ocasión vamos a ir a uno muy especial, el Barlangfürdö o Baño Cueva en Miskolctapolca.








Se trata de unas cuevas en la colina de Miskolc desde donde brota el río Tapolca y por cuyas cavidades fluyen aguas termales de entre 30 y 35 grados. Es toda una maravilla, hay chorros de agua, jacuzzi, piscinas con agua a diferentes temperaturas, sauna, baño turco, ... Pero sin duda lo más espectacular es nadar por los pasillos y galerías de las cuevas, relajadamente o bien siguiendo una corriente que ponen de vez en cuando.





Por algo más de 12 euros cada uno, hemos disfrutado durante unas cinco horas de la hidroterapia húngara... Con la piel sedosa, descansados y totalmente renovados, ¡¡que nos echen otros 15 días de viaje!!











Relajados, visitamos el Palacio Lillafüred, una precioso hotel rodeado de montes verdes. Y, el castillo de Diósgyör, para llegar al cual, una familia Miskolca se puso a llamar por teléfono a toda la agenda para encontrar a alguien que le pudiera traducir al inglés las indicaciones. El castillo medieval aún refleja la grandiosidad pasada, con cuatro inmensos torreones y una planta cuadrada. Bueno, una de las torres está bastante dañada... ¿habrán sido las castañas asesinas que rebotan en el suelo a nuestro paso?




Visitamos Sarospatak, donde hay varias construcciones de Makovecz Imre: el Centro Cultural y unas viviendas con formas originales. Como la noche se ha echado encima, las fotos no nos quedan lo bonitas que esperábamos. ¡¡Habrá que volver!!

Finalmente nos dirigimos a la región vinícola de Tokaj, donde nos alojamos en el hotel con el mismo nombre. Pero antes, con pantalones cortos y pinta de guiris, cenamos en el único sitio que encontramos abierto (debido a su atípico horario de 17h a 24h). Aunque cenar en una terracita a unos 12º con ropa de verano no sea muy normal, 'donde yo me alimente, míreme la gente'. Y a descansar.

23 sept 2010

La Gran Llanura Húngara

Iniciamos el día de paseo por Palic, donde la clase acomodada ya está paseando el perro por la orilla del lago. Alrededor de éste hay construcciones de madera con restaurantes, tiendas y lugares donde alquilar bicicletas. El lago del agua está totalmente calmado, tan sólo interrumpido por el movimiento de algunos peces.

Ha llegado el momento de decir Zbogom (adiós) a Serbia, así que nos vamos dirección Hungría por el paso fronterizo de Horgos. En la cestina (aduana) nos revisan un poco lo que llevamos en el maletero del coche, pero como ven nuestro pasaporte español no nos ponen ninguna pega, salvo alguna pregunta rutinaria en el típico juego 'poli bueno y poli malo'. Comienza la última etapa del viaje, el este de Hungría.

Szeged, se considera la capital de la gran llanura húngara. La ciudad se sitúa a orillas del río Tisza, el cual aportó prosperidad a la ciudad pero también debastación como en 1879, cuando unas horripilantes, espeluznantes y dantescas inundaciones desolaron la ciudad, tal y como hubiese informado Pedro Piqueras. Algunas ciudades europeas ayudaron en su reconstrucción y en señal de agradecimiento, varias avenidas que rodean el centro llevan sus nombres.
La ciudad nos cautiva, ya que está muy arreglada y cuidada. Es una de las ciudades más representativas de lo que es Hungría fuera de Budapest, con edificios de colores, calles peatonales y mucha vida.

Empezamos el recorrido en la Torre del Agua, para luego continuar por la plaza Széchenyi, calle Kárász y plaza Dugonics. Hay interesantes edificios de estilo ecléctico y Art Nouveau, como los palacios Zsótér, Reök, Unger-Mayer, Gróf, ... El Ayuntamiento (1799), la Sinagoga y la Catedral (Iglesia Votiva) son también puntos imprescindibles de la visita. Cerca de esta última, en la plaza de la catedral, se encuentra el monumento más antiguo de la ciudad, la Torre Dömötör (s.XI).




En la misma plaza, en un edificio de la Universidad, está el Reloj de Música, símbolo de las universidades medievales. Dos veces al día, salen moviéndose al ritmo de la música figuras de estudiantes y personajes del consejo universitario. En las calles más principales hay esculturas y fuentes, como la de la plaza Dugonics que tiene música y es perfecta para hacer un descanso. También tiene un balneario, el de Anna, con una arquitectura muy característica.



Con nuestros pantalones cortos y ropa colorida, somos un buen ejemplo de turistas internacionales, así que, nos piden que salgamos en la televisión, para un reportaje sobre el festival de cine de Szeged. La cámara nos quiere, ¿nos habrá sacado por nuestro lado bueno?

En Ópusztaszer, está el Nemzeti Történeti Emlékpark, o, en cristiano, Parnque Nacional de Historia. Se trata de un inmenso parque donde se explican la historia, tradición y folklore del país. Por todo el parque hay pequeñas casas, reproducciones de la arquitectura popular, y cada una está dedicada a un tema: la vida tradicional, carpintería, correos, telefonía, transporte, etc.

En otra zona hay unas construcciones con forma de tienda de tribu medieval, realizadas por Makovecz Imre. En su interior se repasa la historia de Hungría, las diferentes civilizaciones que han pasado por el país y la explotación agrícola y minera. También se se muestra la distribución de húngaros por el mundo, donde llama la atención el gran número de ellos que está fuera del país, bien por emigración o bien porque quedaron fuera de las fronteras del país tras el reparto territorial del tratado de Trianon. Además, hay una demostración donde los caballos húngaros piafan.

Otra ciudad que visitamos es Kecskemét, cuyo nombre proviene del término 'Kecske', que significa 'cabra', aunque no se sabe el motivo (vaya cabronada de nombre). De nuevo, la creatividad aflora en sus edificios, donde visitamos la Sinagoga, el Ayuntamiento, el Teatro y sus edificios Art-Nouveau.



En carretera, el sol rosáceo se pone sobre la planicie húngara mientras mujeres-bolso-en-mano pasean por la carretera a la caza de camioneros con matrículas rumanas y ukranianas. Algún día visitaremos sus países, pero nosotros hoy, terminamos la ruta en Debrecen, y prontito a la cama que hay que descansar.

22 sept 2010

La Región Autónoma de Voivodina

Hoy será nuestro último día en Serbia, y visitaremos Voivodina, que es la zona norte del país. Ésta es la otra entidad política que junto con Serbia Central y Kosovo conforma la República de Serbia. Bueno, Kosovo ya no es Serbia... y encima Voivodina tiene también cierto movimiento independentista. Si es que, el mapa de este país es como un Nokia, que cada modelo nuevo es cada vez más pequeño.



Para visitar la región, qué mejor que empezar por su capital, Novi Sad. Pero antes, nos tomamos un café por imperativo fisiológico. Bueno, café por llamarlo de alguna manera, porque era al estilo turco y chupar arena de playa resultaría más agradable. El centro de la ciudad es similar al de otras ciudades, con zona peatonal y casitas de colores.





El punto más interesante es la fortaleza de Petrovaradin, situada sobre una roca volcánica y construida para protegerse de los ataques turcos (y seguramente de su café). Se encuentra frente al Danubio y, aunque no vemos mucha similitud, la llaman el Gibraltar del Danubio. ¿Por dónde cae Perejil? La historia cuenta que la construyeron esclavos y asesinos, y que durante los 88 años que duró su construcción morían de media entre 70 y 80 personas. El Escorial aquí hubiese sido toda una masacre. Una curiosidad a destacar es que el reloj lo construyeron los alemanes para que los habitantes supieran la hora, pero que a cambio, todas las casas desde donde se pudieran ver tenían que pagar un impuesto especial... (Gratis?? Nein!!!) Para que se viera bien la hora desde lejos, y así sacar más dinares, la manecilla pequeña marca los minutos y la grande las horas.


Como nos hemos quedado con ganas de un cafecito para despertarnos bien, nos resarcimos del caldo turco, pero ahora con vistas al Danubio, donde divisamos algún crucero fluvial. Bajamos del castillo donde topamos con un conjunto de chicas de pelo Schwarskof haciéndose fotos seguramente para Miss Novi Sad y volvemos al centro de la ciudad para dar un último paseo por la calle Dunavka. 





Rumbo hacia el norte llegamos a la ciudad serbia con nombre de farmacia: Subotica. Debido a su cercanía con Hungría y aque el 60% de la población es magiar, las señales están escritas tres veces: en húngaro, en serbio cirílico y en serbio latino. Entre dobles acentos, enes invertidas, y palabras impronunciables, aquí se tiene que acabar la enseñanza obligatoria siendo un cuarentón (y con el gasto que supondrá ir a 'su-botica' a diario a por ibuprofenos para el dolor de cabeza). De hecho, a las cuatro de la tarde se ve muy poca gente por la calle, así que seguro que le están dando a la diéresis.

A diferencia del resto del país donde prevalece la arquitectura otomana, aquí resplandecen los edificios Art Nouveau de estilo húngaro. Tienen formas caprichosas gaudianas y detalles en cerámicas de Zsolnay, guardando mucha similitud con los que vimos en Pécs. La mayoría de los puntos de interés se encuentran en la plaza Trg Republike y en la calle peatonal Korzo. De entre ellos, hay que destacar:

El Ayuntamiento (1910)

El Palacio Raichle (1904)

La Sinagoga (1902)

Resulta curioso que, hace más de cien años se diera rienda suelta a la creatividad y que hoy en día nos hayamos limitado al hormigón y al cristal.

A 10 kilómetros de Subotica se encuentra Palić, donde acabamos la ruta de hoy. Se podría comparar con el Lago Como italiano, ya que, en los alrededores del lago hay casas y villas a cada cuál más elegante, donde seguro que vive la clase alta serbia, esa que nunca pondría un pié en el hotel Nais... De hecho, el alojamiento de hoy va acorde a las diferencias entre el norte y el sur del país, ya que el hotel Villa Lago es sencillamente espectacular. Tras un paseo nocturno por los alrededores del lago, cenamos en el hotel y a ponerse el albornoz que siempre da gustito.

21 sept 2010

Belgrado, capital de Serbia

Hoy nos disponemos a visitar Beograd (o Belgrado), la ciudad más grande de lo que en su momento fue Yugoslavia y en la actualidad capital de la República Serbia. Es una de las ciudades más antiguas de Europa, con más de 7.000 años de historia, ya que muchas culturas han estado interesadas en ella, debido a su carácter estratégico entre el río Saba y el Danubio.






Desde el apartamento cogemos un autobús que por 40 dinares (0,40 euros) nos lleva hasta la catedral ortodoxa de San Sava, que es la mayor de Europa y una de las mayores del mundo. El templo está dedicado a San Sava, fundador de la Iglesia Ortodoxa Serbia y aún está sin terminar ya que, aunque empezó a construirse en 1894 debido a la Segunda Guerra Mundial no se continuaron las obras hasta 1985. De hecho, aunque por fuera está esplendida, al acceder al interior vemos que está llena de andamios y muy lejos de ser acabada.


En la ciudad hay unas cuantas iglesias y nos llama la atención lo practicantes que son. Entramos en algunas de ellas y en todas hay gente rezando y besando iconos ortodoxos. De hecho, la iglesia que está justo al lado de San Sava (que lleva el mismo nombre pues se hizo temporalmente mientras durasen las obras de la catedral) está repleta de gente, con lo que apenas podemos admirar las paredes repletas de frescos.





Hay muchos edificios históricos, muy elegantes y señoriales: el hotel Moscva, el Parlamento, el Gobierno de Serbia, sinagogas, mezquitas, museos, etc. Es mucho más ciudad que cualquier otro de los puntos que hemos visitado del país. Hay grandes avenidas y en general está todo muy bien cuidado. Pero sin duda, la calle que hay que visitar es Knez Mihailova. Es una calle peatonal con multitud de tiendas y cafeterías... es donde late el corazón de Belgrado, ya que está repleta de gente.



Desde la calle Mihailova se llega hasta el lugar más turístico de la ciudad: la fortaleza de Kalemegdan, algo redundante ya que el nombre significa 'fortaleza' en turco. Desde luego que los turcos debían de ser unos buenos especuladores, porque siempre elegían los mejores sitios para construir... En este caso, desde la fortaleza se puede disfrutar de unas magníficas vistas sobre el río Sava y el Danubio. En el interior de la fortaleza hay unos enormes parques, donde los beogradienses toman el sol, charlan o hacen deporte.


Después de descansar un poco como los lugareños, visitamos la calle Skandarska, que es parte del barrio bohemio, también conocida como 'el Montmartre' de Belgrado. Y después nos dirigimos a un 'monumento' un tanto atípico: el Ministerio de Defensa. ¿Que por qué es atípico? Porque se trata de un edificio que fué bombardeado por la OTAN durante la guerra de los balcanes y que aún sigue tal cual más de 10 años después.



Bueno, después de tanta historia nos apetece un poco de ir de compras, así que, aprovechando la visita a la zona Nuevo Belgrado, nos metemos en el centro comercial UŠĆE, a ver qué modas tienen estos serbios... y resulta que la mitad de las tiendas son Españolas (Zara, Cortefiel, Geox, ...). De hecho, preguntamos en información sobre tiendas serbias y resulta que sólo hay una de decoración. Si los turcos, magiares, etc. no pudieron quedarse con la ciudad... ¿lo conseguirá el imperio Amancio Ortega? Bueno, ya habrá más lugares donde gastar dinares.

Belgrado ha resultado ser una gran ciudad con mucha vida, con mucho parecido a Madrid. Sin duda es una ciudad aún poco vendida al turista, pero que quién se anime a visitarla, descubrirá una nueva perla en el Danubio, con gente siempre dispuesta a ayudar a los nuevos visitantes. Toca irse a descansar.

20 sept 2010

Monumentos de Serbia Central

El hotel Nais ha perdido al menos dos de las tres estrellas de las que presumía: dormir en el coche y morderse las uñas para desayunar hubiese sido más reconfortante. El personal que atiende el hotel tiene pinta de haber empezado a trabajar cuando el mariscal Tito aún no tenía barba y encima, no se caracterizan precisamente por su buen humor. Quizá también nos hemos acostumbrado a unos alojamientos bastante buenos y este no ha alcanzado las expectativas.

Cojemos la autopista dirección al norte, dejando atrás las señales de los que esperamos sean destinos en un futuro no muy lejano: Tesalónica, Skopje, Sofia, ... Si es que, allá donde hablen wachi-wachi allá que queremos ir.

Visitamos el monasterio de Ravanica, que tiene unos interesantes frescos en su interior. Todo el interior de la iglesia está cubierto de iconos ortodoxos y la luz tenue lo hace aún más enigmático. En la tienda de la entrada, adquiero una réplica del monasterio para mi colección de monumentos.









Unos kilómetros más al norte, visitamos otro monasterio, el de Manasija. Éste, está rodeado por una muralla de torreones altísimos. En el interior de la iglesia, la chica que limpia nos da unas explicaciones en perfecto inglés.









Cerca de Topola visitamos la basílica de San Jorge en Oplenac. En su interior hay réplicas en mosaico de iconos y frescos de más de 70 monasterios ortodoxos de Serbia. Es realmente espectacular. Además, en la parte inferior hay una cripta, donde se encuentran los restos de algunos reyes de Serbia. De hecho, muy cerca de la basílica está la casa del rey Alexandar Karadjordjevic, que fue quien mandó construir la basílica, y desde donde supervisó las obras. En el interior de la casa, la chica que vende las entradas nos explica que allí podremos ver objetos personales y regalos que les hicieron a los reyes, así como la historia de su dinastia, que, en caso de que la República de Serbia volviese a ser Monarquía, los descendientes actuales pasarían a ser los reyes.

Conduciendo por una carretera por la que debería estar permitido usar tapones, llegamos a Golubac. Esta fortaleza está en una orilla del Danubio y al otro lado se encuentra Rumanía. Suponemos que la fortaleza sería para controlar el tráfico del río, o bien para defenderse de ataques desde el agua.

Poco a poco nos vamos acercando a la capital del país, a Belgrado. Pero primero, paramos a cenar en Smederevo, donde causamos sensación en un restaurante, ya que todo el mundo se vuelca para poder pedir la cena... hasta hablamos unas palabras con una pareja de Macedonia.

Y por fin, llegamos a la capital más importante de los Balcanes... Belgrado. Hemos alquilado un apartamento en una de las mejores zonas de la ciudad, donde se encuentran casi todas las embajadas. El apartamento está decorado con mucho estilo y es muy completo... ¡¡así da gusto viajar!!

19 sept 2010

Montañas Bosnias y Serbias

Salimos del hotel para disfrutar de las últimas horas que estaremos en Bosnia-Herzegovina. Ponemos rumbo hacia la frontera con Serbia, pero antes paramos a ver el Monasterio de Dorun. Es un monasterio un tanto atípico ya que la puerta de entrada es de color naranja. El día que lo pintaron las monjas debían de haberse pasado con alguna especie de patxaran bosnio, y seguro que la sorpresa fue mayúscula cuando vieron el resultado, ya que le da un toque demasiado alegre con respecto a los colores monásticos habituales.



Seguimos el curso del río Drina, pasando por pequeños túneles y jugando al escondite con las montañas que se reflejan en el río que tiene un magnífico color verde. Paramos varias veces para hacernos unas instantáneas con este idílico fondo de pantalla.

A pocos kilómetros de Visegrad nos para la policía, posiblemente atraídos por la matrícula húngara de nuestro coche italiano. Esto ya nos lo conocemos, así que seguro que enseñamos nuestro pasaportes españoles y nos hacen la ola... pero esta vez va a ser que no... ¡¡hemos superado el límite de velocidad!! En un país en el que la raya continúa es decorativa, los adelantamientos son más rápidos que en el Jarama y el cinturón de seguridad es sólo para sujetar las cajas de gallinas... ¡¡van y nos cascan una multa!! Por pasarnos 13 km/htenemos que pagar dos comidas y dos cenas completas a la policía bosnia, vamos 15 eurillos. Lo curioso es que el mismo policía reconoce que es un tanto ridículo, pero que sintiéndolo mucho no puede evitar ponérnosla. Hasta tal punto le da pena ponerle una multa a unos turístas que, un marco más que tenemos que pagar por un no-sé-qué de 'provisión' nos lo pone él de su bolsillo. Si al final ha resultado ser una experiencia nueva... y encima nos llevamos de regalo un bonito justificante tamaño A4 en perfecto cirílico.

Ya en Visegrad, visitamos un puente que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata del Puente Mehmed Pasa Sokolovic, que fue construido en 1577 por el arquitecto otomano Sinan (1490-1588). Este arquitecto construyó muchas de las mezquitas de Estambul, vamos que era todo un Calatrava de la época. Está considerado como una de las grandes obras del arte otomano ya que tiene once arcos, mide la friolera de casi 180 metros y seguro que Ramón García estuvo allí para constatar el récord en el Libro Guiness del 1577.

Nuestra estancia en Bosnia-Herzegovina toca a su fin. El país con forma de corazón sigue siendo un crisol de religiones y de razas, no tan estabilizadas como se piensa en la distancia. No sólo las banderas son motivo de disputa, sino también las gentes y sus costumbres. Aún le falta mucho para alcanzar el nivel de desarrollo de sus vecinos, desde cosas grandes como autopistas hasta detalles pequeños como que la música que suena en las emisoras de radio vaya más allá del folklore árabe. Pero eso sí, la belleza del paisaje y en especial de sus ríos hace que este país sea todo un destino paradisiaco.

DNI en mano, llegamos al paso fronterizo de Kotroman. En la parte Bosnia, un jubilado, cigarro en labio, nos indica desganado que pasemos... '¿y quién controla el paso de entrada?' pensamos. Sin embargo, a la entrada en la República Serbia, es todo lo contrario... un eficaz policía, al ver que llevamos modelos diferentes de DNI, se para a mirarlos exhaustivamente, yéndose durante más de diez minutos a comprobar la validez de los mismos (o hacerse un bocata de lomo a una cocina que vemos desde el coche). Menos mal que tenemos matrícula húngara y la cola que se está formando se estará cagando en las tribus magiares.

Pasado el control, vemos un nuevo obstáculo... ¿para qué es esa barrera? Resulta que no han tenido mejor idea que poner la aduana en las puertas de un parque natural, y claro, para poder pasar hay que pagar 50 dinares... ¡¡y de eso no tenemos!! Menos mal que aceptan euros, marcos convertibles, dolares, ... y seguro que si lo intentamos cogen hasta la tarjeta del VIPS. Como nos habían sobrado marcos, aprovechamos y cambiamos a dinares... buf, esto si que es un lío y no el cambio al euro del 2002.

Nos adentramos por el parque natural de Tata y el paisaje es tan espectacular como el de Bosnia. Inicialmente, habíamos pensado que Serbia iba a ser mucho más llamo que su vecina BiH. Sin embargo, comprobamos que no es así. Hay muchos puertos de montaña, y las carreteras discurren serpenteantes entre magníficos paisajes. Nos disponemos a ver los monasterios ortodoxos de la ruta Transrománica, desde Novi Pazar a Kraljevo. En el GPS los mapas de Serbia son muy básicos, así que nos guiamos por un mapa que tenemos. Para llegar al punto de inicio, a la altura de Prijepolje nos sentimos perdidos. No sabemos muy bien por dónde continuar hasta Novi Pazar, así que preguntamos a varias personas cómo llegar. En nuestro mapa se ve claramente que hay un carretera directa, pero todo el mundo, sin querer dar esplicaciones, nos dice que por ahí no vayamos, incluida una chica que parece la prima de Kate Ryan. Al principio pensamos que puede ser porque la carretera está muy cerca de Kosovo, pero, dado que nadie nos responde a por qué no ir por ahí, empezamos a pensar que la respuesta no la adivinaría ni Colombo. Ya por curiosidad, conseguimos encontrar el camino y, todo se debía a que la carretera está en pésimo estado.

Tanto por las carreteras bosnias como por las serbias, el olor a gasolina quemada es bastante habitual. Hay tramos en los que fumarse un paquete de Marlboro es más sano que bajar la ventanilla. En Novi Pazar preguntamos a unos transeúntes por donde ir y mientras nos dan las explicaciones vemos cómo una nube de humo está a punto de atraparnos... o subimos la ventanilla o nos va a crecer un Bertín Osborne en los asientos de atrás.

El camino no tiene desperdicio... pueblos con varios planetarios (mezquitas sin minarete), pueblos con nombre en Grochi puro como Raška (Cilla, ya completaremos el Raska-Jaraska), ... y hasta una anciana ciega pastoreando vacas descontroladas... con este panorama llegamos a Sopocani, un monasterio que está en la lista de monumentos de la Unesco.

La noche se está echando encima y, como no contábamos con que fuera tan montañoso, nos vemos obligados a dejar la ruta de monasterios (para una futura visita a Serbia), pero antes, paramos en Krusevac a cenar, donde un joven camarero está entusiasmado de atender a unos extranjeros (lo que fardará mañana en el insti).

Nuestro primer día en Serbia ha sido intenso, así que, nos dirigimos a Niš, donde descansaremos en el hotel Nais.

18 sept 2010

Srebrenica y monasterios

El hotel se encuentra muy cerca del aeropuerto y cerca de él se encuentra el Túnel de la Vida. Se trata de un túnel que conecta el aeropuerto con el centro de la ciudad. Cuando ésta estubo sitiada durante casi cuatro años por parte de los serbios, la gente no tenía comida y apenas podían salir de sus casas sin ser tiroteados. Para poder escapar, excabaron un túnel para poder salir de la ciudad y también para poder introducir alimentos y necesidades básicas mediante el aeropuerto, única vía de contacto con el mundo exterior.

Hoy en día sólo se puede visitar un tramo de unos 20 metros de longitud. Ese acceso se encuentra muy cerca del hotel donde nos alejamos. Lamentablemente está cerrado debido a la creación de un museo, así que nos es imposible visitarlo.

Cogemos el coche y de nuevo nos ponemos a recorrer los Balcanes. El día es soleado y paramos para tomar algo en un bar en plena naturaleza llamado Mitrovic, cerca de Vlasenica. Sin embargo, nuestras ganas de disfrutar de los bellos paisajes bosnios se ve truncada al empezar a cubrirse todo con un manto de niebla.

Llegamos a Srbrenica. Aquí tuvo lugar la matanza más sangrienta desde la Segunda Guerra Mundial. Los Bosniacos, tal y como se les llama a los Bosnios musulmanes, fueron perdiendo terreno y huyendo hacia el sur. Srebrenica se suponía que era una zona segura, controlada por las tropas holandesas de las Naciones Unidas. Sin embargo, en julio de 1995, siguiendo órdenes del general Ratko Mladic, se ordenó matar a todos los hombres y niños. El genocidio se cobró la vida de más de 8.000 personas.



En la actualidad, la ciudad está situada en la República Srpska, la parte serbia. Y se ve que, 15 años después, aún quedan heridas abiertas, porque al llegar al memorial de Potočari, está la policía custodiando el lugar. Quizá a los serbios no les haga mucha gracia que haya un memorial musulmán en el que hoy es su territorio; quizá a los musulmanes que van a visitarlo no les guste que sus familiares estén enterrados en el que ya no es su territorio.

El lugar se compone de dos partes visitables. Por un lado hay una fábrica abandonada donde se ha instalado un centro de interpretación de la masacre. Por otro, está el cementerio con miles de estelas blancas sobre las tumbas de los allí enterrados. No sé aún que es lo que mas impresiona... si los testimonios de la gente que sobrevivió y que se muestran en una proyección, si los miles de tumbas, o si los familiares con los que coincidimos de los cuales a alguno le falta una pierna o anda con muletas. 



Abandonamos el lugar con el pensamiento aún en el sufrimiento que se vivió allí. Casi por casualidad, el camino que elegimos nos lleva por un monte cercano, donde descubrimos que en muchos árboles cerca de la carretera, hay un letrero que pone 'Atención, Minas'. Resulta impactante saber que para muchos, la huida a través de esos montes en los que nos encontramos fue una trampa mortal y que hasta hoy han quedado tristes pruebas que lo demuestran. Una de las frases que más me impactó en un vídeo fue, cuando a un hombre mayor huyendo monte arriba le preguntan '¿Tiene miedo?' a lo que responde como si la respuesta sobrase '¿Cómo no voy a tener?'. Una visita cultural a veces puede llegar a doler.

Bueno, recobremos la alegría que hemos venido a pasarlo bien. Seguimos recorriendo los Balcanes... puerto arriba, puerto abajo... ¡¡este país son sólo montañas!! Eso sí, llenas de animales, ya que se nos cruzan por la carretera zorros, ciervos, etc.



Cerca de Šekovici visitamos dos monasterios ortodoxos del siglo XVI. El primero, Manastir Lovnica, es de mujeres y, al menos con las que coincidmos, van vestidas de negro de arriba a abajo. El interior de la iglesia es una maravilla, ya que está completamente pintada de frescos. Sin embargo el exterior da ¡¡mucho mieeeeeedo!! El segundo monasterio que visitamos es el Manastir Papraća, es de hombres y sólo lo visitamos por fuera, ya que se encuentra cerrado.


La visita de hoy termina en el castillo Srebenik, que se encuentra situado en un risco. Sin embargo, la niebla vuelve a hacer estragos y tan sólo podemos vislumbrar su belleza.

Hoy ha sido un día de intensas emociones y de mucha carretera, ya que, aunque las distancias son cortas, la orografía del terreno hace que los desplazamientos se hagan con una dosis de tranquilidad. Eso sí, hemos podido disfrutar de la naturaleza y tranquilidad de los Balcanes.

17 sept 2010

Capitales Bosnias

Suena el despertador en el hotel Braca Ðukic. El desacanso ha sido reconfortante, ya que la habitación del hotel está muy bien, con camas muy cómodas y una habitación decorada con mucho gusto. Nos costó un poco encontrarlo, ya que el GPS no dispone más que de las carreteras más principales del país. El desayuno es a la carta... a la carta de los reyes magos, porque, casi hay que pedir uno a uno cada uno de los alimentos matutinos.

Empezamos a explorar los balcanes centrales recorriendo el cañón del rio Vrbas. La carretera discurre entre paredes boscosas verticales que acompañan al relajante sonido del correr del agua. El río es cristalino y refleja el verde del paisaje, haciendo de este paraje un lugar de ideal para el descenso en kayak. Lástima de que no dispongamos de más tiempo para poder experimentarlo.

Disfrutando del paisaje durante más de 60 kilómetros, entreamos en la Federación Croato-Musulmana, la otra entidad política dentro del país. El número de letreros en cirílico ahora es más escaso, y la bandera que se empiezan a ver es la que se parece a la croata.

Llegamos a Jajce, un pueblo que fue capital de los Bosnios. Es una pequeña localidad que se encuentra en las laderas de un monte y que está rodeado de unas cascadas que le dan un encanto especial. Se ve más gente pobre por esta zona, incluso algunos locales de la zona se ganan el pan de cada kebap controlando las zonas de parking por un ridículo precio de 1 KM por hora (medio euro). Comenzamos el ascenso hacia la cima del pueblo subiendo por unas calles empedradas. Se ven mezquitas e iglesias, mezcladas con las casas de los lugareños que se encuentran haciendo sus labores diarias.


A mitad de camino llegamos a las catacumbas, donde un local aparece de la nada para enseñárnolas por 1 KM. Se trata de una pequeña cabidad de dos plantas, en las que la superior parece una pequeña iglesia, donde los cristianos preservaban su religión de los ataques turcos. Continuando el ascenso llegamos al castillo, donde de nuevo, por 1 KM nos abren la puerta para que lo veamos. Parece que aquí hay tarifa plana. Ya bajando hacia el hotel nos hacemos unas fotos con las cataratas, donde los jubilados locales practican su deporte universal: ver obras.

El paísaje es espectacular: montañas, montañas y pirámides. 'Mirá ahí están ¡¡las pirámides de Visoko!!' En Bosnia se encuentras tres montañas con forma de pirámides: la del sol, la de la luna y la de la ardilla (a juzgar por los letreros que hay en el pueblo). Su orígen es desconocido y se está estudiando qué significan, ya que se han encontrado restos arqueológicos en la zona. ¿Mito o realidad? Habrá que preguntarle a Iker Jimenez. En cualquier caso, no deja de ser un lugar emocionante para visitar, eso sí, desde la distancia para poder admirar sus formas casi perfectas (y por si acaso estar a buen recaudo de posible alienígenas).

Lo que sí que torna ser un nuevo misterio es la existencia de autopistas en este país con forma de corazón. Pensando que las señales de la primera autopista bosnia son sólo un espejismo pronto llegamos a un tramo que ya está abierto al tráfico. Son pocos kilómetros, pero resulta todo un lujo poder circular sin curvas, sin subidas ni bajadas, y sobre todo poder alcanzar los 130 km/hora sin que nadie te marque el ritmo.

Y de esta forma, entramos en la tristemente conocida Sarajevo y actual capital del país. Las afueras de la ciudad se componen de edificios de 20 plantas estilo soviéticos, y que desde su construcción no han conocido brocha alguna. La mayoría son grises y en muchos de ellos aún se pueden ver restos de metralla. El tráfico es muy denso, ya que, al no haber carreteras de circulación todo el tráfico pasa por Zmaja od Bosne, una delas arterias principales de la ciudad. También se ven multitud de tranvías, cuya red es la más antigua de los Balcanes, y que aún está en uso.


Después de aparcar, nos damos un largo paseo hasta la ciudad antigua. Poco a poco empiezan a aparecer nuevos rascacielos y edificios de oficinas, de acero y cristal. Uno de los primeros lugares que identicamos es el hotel Holiday Inn, donde se alojaban los periodistas durante la guerra. A las puertas de la zona histórica, vemos un puente Skenderija, realizado por Eiffel, algo de lo que pocas ciudades pueden presumir. Después empiezan a aparecer edificios aristocráticos, huella del periodo del imperio Austro-Húngaro. También en un jardín cercano vemos los 'Stechak', una especie de tumbas de orígen desconocido. También vemos otros iconos de la ciudad como el Pavellón de Música, la Fuente Otomana, la Academia de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, etc.

Uno de los puntos que más expectación suscitan es el Puente Latino, donde fue asesinado Francisco Fernando, el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro. Este hecho fue el desencadenante de la Primera Guerra Mundial, lo cual constata una placa cercana al puente.

En la zona otomana, Bascarsija, hay multitud de tiendas y restaurantes. Es como un bazar al aire libre. El paseo ha sido largo, así que reponemos fuerzas comiendo alguna especialidad turca. Casi al azar, elegimos los platos que degustaremos y el que yo elijo resulta ser... ¡¡hígado!! No es que me apasione, pero esperaba otra cosa como colofón a tanto caminar. Entre apañueladas, llegamos a una placita donde están celebrando 'El día de la abeja', donde los apicultores venden su 'Med' (miel). Probamos una bebida hecha a base de limón y endrinas, que está bastante buena. Pablo alias 'tacitas' compra una nueva para la colección. También nos topamos con unos lugareños que juegan un ajedrez gigante con un tablero pintado en el suelo.

Sarajevo es conocida como 'La Jerusalém de Europa' debido a que es la única ciudad donde han convivido tres de las religiones más importantes (cristianos, musulmanes y judíos) durante más de 500 años. Lamentablemente, en los años noventa sufrió una sangrienta guerra. ¿Cuántas veces vimos a Arturo Pérez Reverte como corresponsal en Sarajevo para La 1? Y hoy estamos aquí, siendo testigos de cómo la vida ha continuado y la ciudad sigue intentando dejar los malos recuerdos atrás y buscar un futuro prometedor.

Las piernas ya no quieren llevarnos a otro sitio que no sea a descansar. Así que, nos vamos al hotel Golden Inn, cerca del aeropuerto, donde mañana visitaremos otro sitio curioso e interesante.