12 jul 2015

Tras los pasos de Drácula

Hoy visitaremos algunos de los lugares relacionados con el príncipe Vlad Ţepeș, más conocido como Drácula. De hecho, nuestro punto de partida, Bucarest, fue fundada por él en 1459. Y, para entrar en materia, un rumano empieza chupándonos la sangre... resulta que al recoger el coche que hemos alquilado, nos cobra gastos extra que no constaban en ningún sitio y que encontramos imposibles de evitar. Menudo atraco a datafono armado... Si es que, ¡¡cómo evolucionan!! Eso sí, sólo en ciertas cosas, porque, aunque el coche está aceptablemente bien, nos quedamos atónitos al ver que se pueden escuchar cassettes, ¡¡qué vintage!!

En pocos minutos salimos dirección norte y el área urbanizada va dejando espacio a un paisaje verde, con abundantes bosques y muy llano. Estamos en la Rumanía rural, donde adelantamos con frecuencia a carros tirados por caballos. Con la novedad de este viaje al pasado, llegamos a Snagov, un pequeño pueblo que acabamos cruzando cuatro veces debido a que nos dan indicaciones contradictorias para llegar al Monasterio de Snagov, que curiosamente se encuentra en otro pueblo cercano. De hecho, el monasterio se sitúa en una isla de un lago con el mismo nombre. ¿Qué por qué hemos venido hasta aquí? Pues porque aquí fue donde se dice que Loiota Basarab, ayudado por los turcos, dio muerte al príncipe Vlad.

El personaje que conocemos como Drácula es considerado todo un héroe en Rumanía, pues luchó contra la invasión de los turcos. Debido a los métodos de martirio que utilizaba, era muy temido por estos últimos, así que, cuando consiguieron acabar con él, enviaron la cabeza a Constantinopla, para el regocijo del sultán. En la iglesia del monasterio está la tumba de Vlad, aunque se dice que el cuerpo que yace en ella incluye el cráneo, así que no se sabe si la leyenda es cierta, o si es que realmente no es su cuerpo. Como tampoco le vamos a hacer la prueba del carbono catorce, preferimos pensar que ahí, debajo de una tumba sin ninguna inscripción, está el 'hijo del dragón'. Un toque de penumbra, paredes pintadas y una rumana hablándonos de un túnel secreto y de una pequeña prisión en el subsuelo, completan el halo tenebroso que se respira.

Para llegar a nuestra segunda etapa, necesitamos un poco más de tiempo, así que llenamos el tanque hasta arriba de motorina, que es como aquí llaman al diesel. Nos dirigimos a Târgoviște, donde se encuentra la Corte Principesca. Poco queda del castillo, desde donde el abuelo de Vlad y sus sucesores gobernaron la región de Valaquia durante dos siglos. Fue una dinastía con mano dura, ya que hay una leyenda que dice que en la fuente del pueblo pusieron una jarra de oro, y que, aquél que intentase robarla era castigado con la muerte.

En el recinto de la Corte Principesca hay dos iglesias, en una de las cuales hay una tumba de la familia Basarab, quienes acabaron con Drácula. También hay un pequeño museo dedicado a la primera imprenta que hubo en Rumanía y al primer documento que se imprimió en idioma eslavo.

El paisaje pasa de ser llano a convertirse en muy montañoso. Estamos ya en los Cárpatos, una enorme cordillera en el centro del país. Entre montañas de más de 2.000 metros, llegamos a Sinaia, conocida como 'La Perla de los Cárpatos'. Este entorno privilegiado alberga uno de los castillos más bonitos del país, el Palacio Peleș, que no tiene nada que ver con Drácula pero sí con la monarquía rumana, pues lo mandó construir en 1883 el rey Carol I. De estilo alemán, con jardines con fuentes y esculturas y rodeado por montes, el palacio luce con todo su esplendor.

Visitamos ahora Râșnov, un pequeño pueblo dominado por una ciudadela del siglo XIII. Es domingo por la tarde y el pueblo está muy tranquilo, así que damos un paseo mientras observamos el gran letrero al estilo 'Hollywood'. En algún sitio hemos leído que este letrero junto con el de la cercana Brașov, son un guiño a la meca americana del cine, ya que en los alrededores se han grabado muchas películas, debido a sus bonitos paisajes y a que son una localización que resulta muy económica.

Finalizamos el día en Bran, el lugar más visitado de Rumanía, ya que es donde se encuentra el famoso castillo de Drácula. Son ya las últimas horas de la tarde y los autobuses repletos de turistas se han marchado ya, por lo que sólo la gente que pernoctará en el pueblo pasea por sus calles. El castillo se encuentra sobre un peñasco, dándole un aire imponente y respetuoso. Hoy dormiremos en una casa de habitaciones con vistas al castillo, y, de hecho, cenamos en el porche viendo el castillo ya iluminado. ¡¡Es tenebroso pero excitante a la vez!! Pensar que a cincuenta metros vivió el temido Drácula... ¡¡y nosotros sin ajos ni estacas de plata!!

2 comentarios:

  1. Muy bonito todo pero... ¿donde están los osos? ¡a mi me prometieron fotos de osos! Yo estoy aquí sola con la loca de los gatos así que os mando mucho amor, envidia y odio jaja.

    ResponderEliminar
  2. que pasada cenar viendo el castillo de dracula. Habreis cenado algo con ajo.Si se os aparece darle con el tenedor. DE verdad vais a dormir algo? que valientes. castillos superchulos.

    ResponderEliminar