No somos nosotros muy de vuelta y vuelta en la playa, horas en una terraza o paseo sin rumbo fijo. Durante las vacaciones nos encanta visitar sitios y, aunque haya que madrugar, el estirar las horas de cada día hace que parezca cada vez más lejano el último día que encendimos el ordenador del trabajo. Pero también es cierto que estos días de descanso en Mamaia han venido tan bien que hasta nuestro despertador se ha relajado... ¡¡nos hemos dormido!!
Hoy es el último día y hay que aprovecharlo a tope... sí, aún tenemos sitios que visitar. El primero es Adamclisi, donde se encuentran los restos arqueológicos de una antigua ciudad romana, que tuvo su importancia, ya que tenía murallas que aún se conservan. Lo más característico del lugar no son ruinas de hace 2000 años, sino lo que se denomina el Trofeo de Adamclisi. Como los arcos de triunfo romanos, este monumento sirve para conmemorar una victoria del imperio romano: la conquista de Dacia, la antigua Rumanía. Es decir... los romanos convirtieron a los rumanos en romanos... ¡¡Uy, vaya lío!! ¡¡Los romanos de mis rumanos son mis romanos!! Confieso que pequé de ingenuo... pensaba que el monumento era el original y al acercarse uno se da cuenta de que está más reconstruido que la nariz de Belén Esteban (esta mujer da mucho juego).
Muy cerca se encuentra la iglesia-cueva de San Andrés... se supone que el apóstol estuvo por estas tierras predicando, motivo por el cual se ha convertido en un modesto lugar de peregrinaje. Dentro de la cueva hay gente rezando, arrodillada en el suelo y también escribiendo notitas que suponemos son ruegos al apóstol (esto último lo hemos visto en todas las iglesias que hemos visitado). ¡¡Nosotros queremos también una cueva!! ¿Qué podemos hacer? Para dejar nuestra impronta por estas tierras nada mejor que ejercitar el acto de caridad... En el pueblo Ion Corvin dejamos tres bolsas llenas de ropa que hemos estado utilizando a lo largo del viaje y que seguro que son de utilidad para los habitantes de este humilde pueblo.
Tenemos que hacer otra confesión... ¡¡Nos habíamos planteado ir a pasar el día a Bulgaria!! Es que estamos tan cerquita... pero hay que ser prácticos y finalmente decidimos desandar el camino hacia la capital rumana. La última visita del día y del viaje es el Palacio de Mogoşoaia, en el área metropolitana de Bucarest. Construido por Constantin Brâncoveanu, es muestra de un estilo arquitectónico que pasó a denominarse Brancovino, del cual hemos visto muchos edificios en nuestro viaje. Fue residencia real y hoy en día, además de ser un museo, es el entorno elegido por muchos recién casados para celebrar sus nupcias.
Se acabaron las visitas, se acabaron los días de carros en la carretera y vacas pastando en los arcenes, los papanași de postre, la música rumana y las tripitas altas: hemos hecho 4000 km y esto se acaba. Pero nunca pensamos que el fin iba a ser tan largo... el dinero fresco que nos succionó el vampiro del alquiler de coches le debió de resultar de mucho agrado porque decide cobrarnos por la limpieza del coche... ¡¡a nosotros!! ¡¡pero si en nuestro escudo de armas debería aparecer una aspiradora!! Sucumbimos por no aguantarlo... y llegamos al aeropuerto de Otopeni. Ay Ryanair que estás en los cielos... ¡¡benita tu eres cuando eres puntual!! Pero no, hoy no oiremos trompetas por llegar antes de la hora... el vuelo ha sido retrasado tres horas. Tras un cocktail de bronca al personal de tierra, resignación y alguna cabezada en la zona de embarque, salimos con cinco horas de retraso. Nunca pensé que llegaríamos a apurar las vacaciones hasta el punto de haberlas empezado nada más salir de la oficina y terminarlas yendo, tras una ducha en casa, de nuevo al trabajo. ¡¡Nos deberían poner una etiqueta de calificación energética vacacional A++++!!
Rumanía ha sido un viaje muy interesante: historia, paisajes y monumentos atípicos. Es aún un gran desconocido para los turistas y quizá es eso lo que hace que haya sido un destino muy genuino. Ha sido un viaje al pasado pero también ha supuesto una breve desintoxicación de la era urbanita y tecnológica a la que estamos acostumbrados en la Europa Occidental.
Esperamos que os haya gustado nuestra historia veraniega de este año... ¡¡empezamos a preparar la del siguiente!! ¿Dónde será? ¡¡Aquí lo veréis!! Por ahora, sólo nos queda deciros 'Adiós', esta vez en rumano... La revedere!!
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