14 jul 2015

Ciudades con tres nombres

Hoy continuamos visitando la Transilvania sajona, salpicada de sus construcciones. Si hoy hablásemos de emigración alemana seguro que se nos vendría a la cabeza la colonización estival de Mallorca. Sin embargo, hace novecientos años unas cuantas familias de Sajonia se asentaron en lo que era la frontera de Hungría; posteriormente llegaron miles de germanos de otras zonas, pero los locales bautizaron a todos por igual con el término 'sajones'. Eran los guiris del momento.

Nuestra primera parada es en Sighișoara. Aunque la fundaron los romanos, su forma actual se debe a los sajones, quienes construyeron una ciudadela que ha llegado hasta nuestros días, y que, debido a que es la única ciudadela medieval habitada, se ha ganado el título de Patrimonio de la Humanidad. El lugar más conocido es la Torre del Reloj, con sus dos esferas: una mirando a la ciudad noble en la parte alta y otra mirando a la parte baja de la gente humilde. La muralla tiene once torreones, cada uno de los cuales era defendido por un gremio diferente. Otro lugar interesante es la Casa del Ciervo, que tiene pintado en un lateral el cuerpo de un ciervo y en la esquina está la cabeza.

Pero sin duda, muchos visitantes vienen a esta ciudad para ver una pequeña casa pintada de amarillo que hay a la entrada de la ciudadela: la casa natal de Drácula. Aquí nació Vlad Ţepeș en 1431 y hoy en día es un restaurante, hotel y pequeño museo. Pagamos los 5 lei de la entrada y, subiendo por unas escaleras con una música tenebrosa entramos en una sala con muy poca luz... cuando los ojos se adaptan vislumbramos un ataúd, y, pensando que lo que había era un muñeco nos acercamos valientemente. ¡¡Menudo susto cuando se reclina y empieza a gritar!! Mi madre suele decir que me pican los mosquitos porque tengo la sangre dulce... ¡¡pues espero que Drácula sea 'más de salado'!!

En los días que llevamos nos han surgido algunas dudas... En varios lugares hemos visto esculturas de la Loba Capitolina; ¿es en memoria de alguna pilingui de Bucarest? Y por otro lado, si calle se dice 'calea', café se dice 'cafea' y hay señales que te indican dónde está el 'gara'... aquí quien gobierna, ¿Bildu? Ah no... Sooooortu (para tu familiaaaaaa).

Sin salir del distrito de Mureș, llegamos a Târgu Mureș, una ciudad que parece de Oña, digo de coña. Si Sighișoara se caracterizaba por su estilo alemán, Târgu Mureș tiene un aire que nos recuerda enormemente a las ciudades húngaras. De hecho, los edificios más importantes del centro tienen tejas de colores al más estilo Zsolnay. Igual de coloridos son también los vestidos de las mujeres húngaras gitanas que se pasean elegantemente por la ciudad.

En nuestro itinerario, paramos para ver dos iglesias fortificadas que son patrimonio de la humanidad: primero en Biertan, que tiene doble muralla, y luego en Valea Viilor. Al visitar la primera nos ocurre una cosa insólita: casi no podemos entrar por no llevar cambio... ¡¡de dos euros!! No sé si por pena o sólo por el esfuerzo de haber intentado encontrar el importe exacto, la cajera nos da las entradas a regañadientes cobrándonos el equivalente a diez céntimos de menos... ¡¡alguien hoy no cena!!

Y finalizamos el día en Mediaș. ¡¡No, mentes perturbadas!! No nos quedamos en cueros y con panties, sino que nos quedamos en un pueblo llamado Mediaș. El centro tiene también estilo sajón y, en una de las torres de la Iglesia Santa Margarita, se dice que estuvo preso Drácula en 1467.

En Rumanía no quieren que todo el turismo se asocie con Drácula, pero... ¡¡lo ponen muy difícil!! Vamos a tener que llamar a Carmen Moraru, quien en un catálogo decía ser la directora general de la autoridad nacional para la promoción del turismo nacional. ¡¡Puestazo!! Y ya de paso, decirle que vaya lío tienen con los nombres de los pueblos... uno en rumano, otro en alemán y otro en húngaro... ¡¡así el castellano les resulta pan comido!!

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