24 jul 2015

Costa del Mar Negro

Los últimos días del viaje van a ser mucho más tranquilos que lo que viene siendo costumbre para así poder volver a la rutina diaria sin arrastrar cansancio. La tranquilidad de este viernes comienza en la propia carretera... ¡¡por fin una autopista!! En el país sólo hay dos tramos de la A1 y A2, y la A3 que ya está terminada y que nos lleva hasta Constanța, en la costa del Mar Negro. Una curiosidad es que, aunque utilizar las autopistas está incluido en la tasa de circulación, cruzar los dos puentes sobre el Danubio no lo está, así que pagamos en una gasolinera los 13 Lei que cuesta.

Siempre habíamos pensado que Constanța, cuya seña de identidad es un elegante casino, iba a ser una ciudad distinguida, con clase y ordenada, como si fuera la Barcelona rumana. Sin embargo, tras dar un paseo por el centro y ver las mezquitas, el faro, la plaza Ovidiu y el casino, vemos que estábamos equivocados: la ciudad es bastante caótica y fatalmente conservada. De hecho, hasta el mismísimo casino... ¡¡está abandonado!! Como vemos que la ciudad no merece más tiempo del que ya hemos empleado, nos vamos enseguida.

En Mamaia encontramos todo lo que en Constanța no había: mucha gente, paseos, restaurantes, y tiendas. Es la Gandía de Rumanía: hay mucha choni y mucho garrulo con la barriga al aire, y quizá los Lei aquí deberían llevar la cara de Belén Esteban... pero el sitio está muy bien para disfrutar de la costa y tomar el sol. De hecho, a eso hemos venido, ¿no? En cuanto nos cambiamos nos damos un paseo por la playa y alquilamos unas tumbonas. Aquí, lo de alquilar tumbona y sombrilla es casi obligatorio si quieres tomar el sol: prácticamente no hay sitio para poner la toalla en la arena y todo el mundo alquila por unos cuatro euros la tumbona para todo el día. ¡¡Y qué bien se echa uno la siesta oyendo el mar!!

La costa del Mar está dividida en dos partes: en el norte está la reserva natural del Delta del Danubio y en el sur están todas las localidades de veraneo. Hay unas que tienen nombres de planetas (venus, Saturno, Neptuno, etc.) y que suelen ser para gente que quiere mucha fiesta; otras localidades como Costinești son para gente más mayor; y Mamaia, donde nos encontramos tiene un poco de todo. Hay un largo paseo bordeando la playa de unos cuantos kilómetros y por encima del cual hay un teleférico. En el paseo se ve lo habitual en zonas de playa: puestos de comida, animación callejera, gente paseando... por destacar, destacaremos que hay varios lugares donde te puedes llevar un premio de 20 euros y si consigues estar colgado de una barra durante 2 minutos... ¡¡hay que demostrar la hombría rumana!! También hay lounges muy cool en la misma playa rollito Ibiza, aunque encontramos una que pierde el glamour que pretendía... en lugar de 'Café del Mar' lo han llamado 'Café del Mear'... ¡¡qué diurético!!


Playita, sol, comida mirando el mar... ¿qué más se puede pedir? ¿Que el hotel sea Bueno? Pues sí, y encima, lo es, porque se llama 'Bueno'... Pues bueno... ¡¡a descansar!!

1 comentario:

  1. Que bieeeeeeeeen!, no me imaginaba un sitio así en Rumanía, seguro que estaba la Belén Esteban rumana y ni os habéis dado cuenta...

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