6 oct 2017

Punjab: un día en Amritsar

Al lado de los aeropuertos suele haber siempre hoteles de prestigiosas cadenas hoteleras, pero el que hemos elegido para dormir unas horas no es de ninguna de ellas. Al lado de una autopista y con más ruido que en un concierto de Metálica, conseguimos dormir cinco horas. Después, en un tuc-tuc volvemos a la terminal 3 del aeropuerto de Delhi, desde donde volamos puntualmente hasta Amritsar, en el estado de Punjab. Corriendo por las pistas hay un perro y varios pájaros, vaya medidas de seguridad.

Como ya somos unos expertos, cogemos un tuc-tuc hasta el centro por un tercio del precio que nos habían dicho inicialmente. En el recorrido hasta el hotel podemos constatar que aquí Mr. Proper también está en paro... y que todos los del hotel donde nos alojamos también deberían estarlo. Aunque a lo lejos parece un hotel de cuatro estrellas, fijándose en el detalle uno puede llegar a la conclusión de que el único limpia cristales ha sido el gapazo. Al llevarnos a la habitación... ¡¡está ocupada!! Sin perder la sonrisa nos llevan a otra cuyas fotos podrían parecer elegantes, pero que luego se ve que están muy deficientes: arreglos mal hechos, sábanas que parecen usadas, cubo en la ducha... Ya estamos preparados para volver a intentarlo en Apartamentos Nelly.

Salimos del hotel venido a menos y tras esquivar unas vacas en la puerta, cogemos otro tuc-tuc hasta el centro de la ciudad. Después de la suciedad que hemos visto, descubrimos una zona peatonal con bonitos edificios, esculturas de maharajás y tiendas. Además, están llenas de mujeres vestidas con coloridos vestidos y hombres engalanados con turbantes. Los llevan de todos los colores, a juego de la ropa e incluso hasta con espada o daga.

Amritsar es el lugar de peregrinación de los fieles de la religión Sij. Dado el carácter festivo que impera en la ciudad, y en base a unos carteles que vemos, todo apunta a que están celebrando una fiesta llamada Gurpurab. Estamos en plenas Amritsarreko Jaiak 2017, ¡¡con bajada incluida!! Hay procesiones de una especie de altares de flores, de niños tocando una especie de flautas, bailes, etc. Y por supuesto, por todos los lados... turbantes y más turbantes.

El objetivo de venir a esta ciudad es ver el Harmandir Sahib o "templo dorado", construido en 1570 y donde se encuentra el Gran Libro de la religión Sij. Para entrar hay que descalzarse y cubrirse el pelo, con unos pañuelos que están repartiendo. Al entrar al recinto el esfuerzo de llegar hasta aquí tiene su recompensa. El templo se encuentra en el centro de un lago cuadrado, conectado por una pasarela; en el agua, la gente se baña para purificarse; por el perímetro del lago la gente pasea, reza o simplemente charla.

Una música de percusión muy pegadiza contribuye a crear una atmósfera mágica. La gente nos sonríe y nos piden que nos hagamos fotos con ellos... No hay muchos extranjeros y sin quererlo hemos pasado a ser nosotros la atracción turística. Hay mucha armonía y todo el tiempo que estamos nos parece poco: este lugar nos ha cautivado.

Toca ya comer y volvemos a recurrir a lo seguro: el McDonald's. Entramos y nos damos cuenta de una cosa... ¡¡es vegetariano!! Por increíble que lo parezca la famosa cadena global tiene restaurantes tanto vegetarianos como no-vegetarianos, y depende al que vayas hay unos productos u otros. Las hamburguesas están hechas a base de verdura y con unas salsas, cómo no, muy picantes.

Otro de los platos fuertes de Amritsar es el hecho de que se encuentre muy cerca de la frontera con Pakistán. Resulta que el estado de Punjab quedó dividido en dos cuando lo que hoy es Pakistán se separó de lo que hoy es la India, dado que los primeros eran musulmanes y los segundos hindúes. Aunque los dos países tienen tensiones políticas por la región de Cachemira, la frontera que aquí se encuentra es de todo menos seria. Una vez más, negociamos un tuc-tuc con algo de dificultad para que nos lleve hasta el punto fronterizo de Wagah Border, a unos 35 kilómetros.

Tras ya no recordamos cuántos controles de seguridad y de pasaportes, llegamos a lo que podría definirse como un estadio en dos estados: a un lado los hindúes y al otro los pakistaníes. A los turistas de la parte india nos han reservado una zona con sillas y todo, y para llegar hasta ella hay que cruzar por el centro del estadio. Como si de un desfile se tratara, notamos que miles de ojos nos miran y reaccionamos saludando como si fueran la ceremonia de los juegos olímpicos... y la gente empieza a saludar y aplaudir... ¡¡Me meeoooooooo!! La fama se nos va a subir a la cabeza y vamos a querer quedarnos. [NOTA PARA LAS FAMILIAS: Esto es broma, podéis respirar].

Y cuando se llenan por fin las gradas, comienza el espectáculo del cambio de guardia. Sale un presentador que sólo habla en hindi, al que todo el mundo aclama. Luego, un conjunto de guardias con unos sombreros con cresta, los hindúes de color rojo y los pakistaníes de color negro; empiezan a taconear y a levantar la pierna como si estuvieran bailando un aurresku yendo de un lado a otro enloquecidos... mientras, otro guardia grita un irrintzi compitiendo con el del lado de Pakistán para ver quién gana... es una locura que no entendemos y estamos totalmente flipados, pero ha sido super emocionante.

Amritsar, una ciudad con 1,2 millones de habitantes de la que jamás habíamos oído hablar hasta que empezamos a preparar el viaje, nos ha encantado... ¿Qué más descubriremos mañana?

1 comentario:

  1. Qué chulo lo del palacio de oro...tan famosos que vais a ser en La India que tendreis que volver.

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