Anoche llegamos agotados a Gassin, lugar donde está el resort en el que hemos dormido y que cuesta tres veces lo que hotel que habíamos reservado. Ha sido un upgrade en toda regla... ya no sólo por la habitación y las zonas comunes, sino porque empezamos el día disfrutando de un buen surtido de viennoisserie (vamos, lo que viene siendo bollería buena) y cafe au lait (uno de con leche de toda la vida)... y más cositas ricas para alimentar estos cuerpos.
Y ricas, pero en otro sentido, son las localidades por las que nos estamos moviendo. Estamos en el departamento del Var (y no me refiero al sitio del desayuno), uno de los que componen la provincia de la Provenza. Primero visitamos Port Grimaud, que es como una especie de Venecia llena de apartamentos donde amarrar el barco cerca de la puerta. A algunos de esos canales no se puede acceder por tener control de seguridad, así que suponemos que son propiedades de gente bastante bien asentada. Nos recuerda bastante a Port Saplaya en Valencia, igual algo más modesto pero igual de interesante.
De Port Grimaud nos vamos a Saint-Tropez. Siempre nos imaginamos estos sitios como muy exclusivos y que parece que te están perdonando la vida por dejarte pisar su suelo, pero no se puede estar más equivocado. Por lo general, son pequeñas localidades, con casas que arquitectónicamente no parecen gran cosa, pero que ganan al tener un calado con tonos pastel. Lo que se ve desde fuera tampoco parece que sea muy lujoso, así que todo apunta a que lo que se busca aquí es la tranquilidad, el tener el mar accesible y que más o menos cerca haya alguna tienda de lujo o un restaurante con ostras. Eso sí, se ven muchos Ferraris y Porsches, y yates... muchos yates. Para todo lo demás, Tossa de Mar está mejor.
Hoy el día también está siendo relajado... que si paseo por aquí, que si mojamos los pies en la playa, que si nos quedamos viendo gente pasar, esquivamos un Ferrari para que no nos atropelle... Y Pablo decide que su nuevo lema es "La vie est belle!!".
Volvemos al coche y tras una siesta despierto llegando a Toulon. Dejamos el coche en un aparcamiento en Jardines Des Lices (que vaya nombrecito ¿no?) y empezamos a recorrer la ciudad. Lo primero que nos llama la atención es que todos sus edificios son blancos o cremas, algo que inspira relajación y tranquilidad. Son algo menos de las cinco de la tarde, hay poca gente por la calle y el día es soleado y con viento.
El primer lugar que visitamos es la Plaza de la Libertad, un enorme cuadrado con la Fuente de la Federación y el Gran Hotel de 1869. Para hacernos una foto juntos, pongo la cámara con el trípode y nada más situarme al lado de Pablo veo a cámara lenta cómo una ventolada de aire balancea la cámara, no me da tiempo a cogerla e impacta contra el suelo sonando como el nombre de la ciudad... ¡¡Tolón!! El objetivo no cierra y la cámara no funciona. RIP Sony Cybershot, Israel 2014 - Toulon 2020. Siete años siendo testigo de nuestras andaduras por el mundo y una simple ráfaga de viento la ha dejado fuera de juego... ¡¡qué disgusto!!
Pero como dijo Fredie Mercury... The show must go on!! Así que, seguimos recorriendo esta calmada ciudad que nos recuerda bastante a Alicante. Su catedral, su teatro, sus calles peatonales, ... no tienen nada especial, pero en conjunto, es un lugar muy agradable en el que la gente no suele parar a visitar. Y oye, para pasar una tarde, está la mar de bien... ¿o debería decir "está la mar también"? Mañana un poco más de la riviera francesa...
Está superbien, o sea!!, besitos
ResponderEliminar