30 ago 2021

Kosovo: el laboratorio de identidades

Nuestro hotel en Skopje ha sido la elección perfecta, pero tiene un fallo: cuando abres la puerta de la habitación y no la cierras en menos de cinco segundos salta una alarma que te hace sentir como si estuvieras robando en tu propia habitación. De hecho, si intentas entrar y salir rápido es peor porque la situación podría resultar más sospechosa si cabe. Por si esto fuera poco, anoche antes de ir a dormir se me ocurrió pulsar accidentalmente pero con muchas ganas alguna tecla de la caja fuerte a ver qué pasaba... y ésta empezó a pitar como una loca. Daba igual lo que hiciera, que no se callaba: ni girando la manivela, ni la llave, ni pulsando la E, ni la C, ni metiendo la clave del Wi-fi... me iba a tocar bajar a recepción y a ver cómo explico que me he comportado como un niño de cuatro años; por fortuna, tras unos minutos de tensión la caja fuerte recupera su silencio y yo mi estatus de adulto responsable.

Toca despedirse del hotel, de la ciudad y del país, aunque prometemos regresar pronto; en concreto, volveremos en una semana ya que para volver a Bulgaria, pasaremos por el sureste de Macedonia donde pasaremos otros dos días. Hoy, sin embargo, ponemos rumbo al norte para visitar Kosovo, a donde nos dirigimos bien temprano. Circulando por las carreteras macedonias y aún con un poco de sueño, el impacto de un pájaro en el parabrisas acaba por despabilarnos. Miles de kilómetros recorridos por el mundo y justo donde el seguro no cubre las lunas nos cargamos una pobre ave a la que no le ha dado tiempo a coger altura.

Llegamos al control de pasaportes de Macedonia y lo pasamos rápidamente. Después, llegamos al de entrada a Kosovo y nos piden el pasaporte COVID, el pasaporte normal, los papeles del coche y ¡¡un seguro para el coche!! Pues sí, resulta que primero hay que pasar por una pequeña oficina donde te dan un papel de la policía kosovar al que no le encontramos mucho sentido y que, contra todo pronóstico, es gratuito. Ya pensábamos que nos iban a robar treinta euracos con la excusa... pero me han debido de ver cara de revienta caja fuertes y han visto que no tenían competencia.

Nuestros pasaportes actuales estaban vírgenes aún y, paradojas de la vida, nuestro primer sello resulta ser de un país que justo no reconoce el emisor del mismo: a efectos del Gobierno Español el país llamado Kosovo y Disneylandia tienen el mismo carácter oficial. Y la cosa no parece muy desacertada, ya que, ellos mismos no se lo deben de haber creído del todo porque nada más entrar en el país tienen la bandera de... ¡¡Albania!! Nada de poner la silueta del país en color amarillo sobre fondo azul... el águila negra sobre fondo rojo se impone a los recién llegados. ¡¡Y justo Pablo se había vestido de los colores de la bandera oficial!!

Mencionar Kosovo suele evocar guerra y destrucción... no en vano, la Guerra de Kosovo ha sido uno de los últimos grandes conflictos bélicos del viejo continente, con más de 13.000 muertos. Simplificándolo mucho, digamos que los albaneses se habían ido adueñando de una tierra que no era suya y los Serbios reaccionaron intentando hacer una limpieza étnica; como no se encontraba solución, los organismos internacionales tomaron el control y, en 2008 se declaró la independencia para neutralizar el conflicto, con el amparo de los Estados Unidos. La guerra terminó, pero hay muchas tensiones pendientes de resolver: ¿Terminarán los albano-kosovares y sus hermanos albanos formando un único país? ¿Qué ocurrirá con los Serbios a los que se les obliga a llamar a su propia tierra con otro nombre? Aunque la violencia con armas ha cesado, la violencia sicológica de las banderas está más activa que nunca y hasta la religión se ha convertido en un arma identitaria: aunque su uso sea minoritario se construyen nuevos templos y se ningunean los de los adversarios. Las mezquitas y las iglesias ortodoxas se han convertido en estacas que sólo sirven para marcar el terreno.

¿Y cuál es el papel de la Unión Europea en todo esto? ¡Soltar pasta! ¿Que os habéis matado los unos a los otros? Pues os reconstruimos el país y os hacemos unas autopistas que ni en Suiza. Ahora bien, si no habéis montado un follón y habéis hecho las cosas bien, como Macedonia, pues os dejamos con vuestras parcheadas carreteras. Está claro que quien no llora no mama... de tita Merkel y de tita Von der Leyen.

Todo en Kosovo tiene un tinte diferenciador y lo notamos desde nuestra primera visita: el Monasterio de Gračanica. Gracias a la tecnología nos es fácil encontrarlo, pero como se trata de un templo ortodoxo en tierras musulmanas no hay ninguna señal que te indique cómo llegar a él. ¡¡Y eso que es un monumento declarado Patrimonio Mundial por la Unesco!! Se trata de un monasterio medieval del año 1321 que junto a otros del mismo tipo están considerados como patrimonio en riesgo precisamente por la situación política. 700 años en pié y ahora hay que protegerlo para que no acabe olvidado y en ruinas.

Antes de acabar la visita, decidimos ir al baño, en el que descubrimos que hay que pagar 20 céntimos. Como empezamos a dudar de si pasar o no, una mujer se nos acerca y nos da un billete de 50 dinares serbios, diciéndonos que así los dos podamos pasar al baño. ¡¡Nos acaban de dar limosna!! ¿Vamos tan mal vestidos? Nunca había pensado que esto podría ocurrirnos, así que me he quedado totalmente fuera de juego. Mientras Pablo hace uso del urinario yo reflexiono fuera con el billete aún en la mano... ¿no habrá sido una forma de hacernos partícipes en su lucha por mantener vivo lo que representa ese monasterio para los serbios en el campo de batalla albano-kosovar?

Regresamos al coche y nos dirigimos ahora a la capital, Pristina. Aunque es una ciudad creada ya en la época romana, no tiene grandes atractivos por lo que le dedicaremos tan sólo un par de horas. Uno de los monumentos más conocidos de la ciudad es la escultura "Newborn" (recién nacido) que se inauguró el día de la independencia del país. Inicialmente las letras eran amarillas y se decidió que para cada aniversario de la declaración de independencia se iban a pintar de una forma diferente.

Esta ciudad parece "más ciudad" que Skopje: tiene avenidas más grandes, se están construyendo muchas viviendas y hasta un nuevo centro financiero y de ocio. Entre los edificios que no pueden faltar en una visita a la ciudad está la Biblioteca Nacional, un edificio diseñado por el arquitecto croata Andrija Mutnjaković. ¿Que por qué? Pues porque este edificio suele frecuentar las listas de los edificios más feos del mundo, y eso, también tiene su mérito. Parece una cárcel, un palacio alienígena o una fábrica de balones. Lo miras y dices 'pobre, si no es tan feo...' y, a lo tonto, vas y le coges cariño.

Una de las zonas más animadas y llenas de tiendas y cafeterías es el Bulevar Madre Teresa. Realmente, Teresa de Calcula no tiene nada que ver con Kosovo, pero como era de etnia albanesa, la asumen como suya; y lo mismo hacen con Skanderbeg, el gran héroe militar de Albania, del cual tienen una gran escultura. Aunque, seguramente, la escultura que más llama la atención es la de Bill Clinton: el presidente número 42 de Estados Unidos promovió y apoyó la independencia del país, motivo por el cual le tienen una verdadera adoración. ¿Y para cuándo una de Dua Lipa? Aunque nacida en Londres, es albano-kosovar y su lengua materna es el albanés. La realidad siempre te sorprende... como ver en tres puntos diferentes del país un coche de Nueva Jersey, uno de Texas y uno de Nueva York.

Un repaso al conflicto de Kosovo estaría incompleto sin visitar Mitrovica, una ciudad divida en dos. Por un lado, la parte sur es donde están los de etnia albana y donde las banderas de Kosovo y Albania ondean por igual; por otro, la parte norte es donde están los serbios, un trozo de la ciudad más pequeño y, contrariamente a lo que pensábamos, en peor estado. Ambas partes están separadas por el río Ibar y el puente que las une ya no cumple su función: las personas de ambas partes tienen menos contacto que nunca. De hecho, el paso de coches está bloqueado, y sería casi imposible encontrar un coche con matrícula SRB en el sur o RKS en el norte.

Nuestro primer día en Kosovo lo terminamos en la ciudad de Peć, en la región montañosa de Rugova. Damos un paseo cerca del río y por el bazar, los cuales para ser lunes están bastante animados. Se nota que estamos cerca de la montaña porque la temperatura ha bajado considerablemente y, a medida que anochece, cada vez pensamos más en lo arropados que vamos a dormir esta noche. Además, toca ya ir a descansar, porque mañana aún hay mucho más que descubrir en Kosovo... ¿o en pseudo-Albania?

1 comentario:

  1. Buenos días varas de revienta caja fuerte ahahahah. No está mal recordar la historia durisima de estos países. Seguid disfrutando 😎 M&M

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