Desde el apartamento cogemos un autobús que por 40 dinares (0,40 euros) nos lleva hasta la catedral ortodoxa de San Sava, que es la mayor de Europa y una de las mayores del mundo. El templo está dedicado a San Sava, fundador de la Iglesia Ortodoxa Serbia y aún está sin terminar ya que, aunque empezó a construirse en 1894 debido a la Segunda Guerra Mundial no se continuaron las obras hasta 1985. De hecho, aunque por fuera está esplendida, al acceder al interior vemos que está llena de andamios y muy lejos de ser acabada.
Desde la calle Mihailova se llega hasta el lugar más turístico de la ciudad: la fortaleza de Kalemegdan, algo redundante ya que el nombre significa 'fortaleza' en turco. Desde luego que los turcos debían de ser unos buenos especuladores, porque siempre elegían los mejores sitios para construir... En este caso, desde la fortaleza se puede disfrutar de unas magníficas vistas sobre el río Sava y el Danubio. En el interior de la fortaleza hay unos enormes parques, donde los beogradienses toman el sol, charlan o hacen deporte.
Bueno, después de tanta historia nos apetece un poco de ir de compras, así que, aprovechando la visita a la zona Nuevo Belgrado, nos metemos en el centro comercial UŠĆE, a ver qué modas tienen estos serbios... y resulta que la mitad de las tiendas son Españolas (Zara, Cortefiel, Geox, ...). De hecho, preguntamos en información sobre tiendas serbias y resulta que sólo hay una de decoración. Si los turcos, magiares, etc. no pudieron quedarse con la ciudad... ¿lo conseguirá el imperio Amancio Ortega? Bueno, ya habrá más lugares donde gastar dinares.
Belgrado ha resultado ser una gran ciudad con mucha vida, con mucho parecido a Madrid. Sin duda es una ciudad aún poco vendida al turista, pero que quién se anime a visitarla, descubrirá una nueva perla en el Danubio, con gente siempre dispuesta a ayudar a los nuevos visitantes. Toca irse a descansar.
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