El cacareo de una especie de pavos con cabeza azul nos despierta minutos antes de que suene el reloj en torno a las seis de la mañana... ir a Indra me supondría veinte minutos más de sueño, ¡¡no digo más!! Pero no, estamos aquí, disfrutando en plena naturaleza, rodeados de animales en total libertad: es algo que hay que vivir. Así que, sin pereza alguna, recogemos y nos vamos a desayunar entre boers al restaurante del campamento, que es un lugar magnífico. Está ambientado con objetos de safari y tiene unas vistas preciosas a la reserva, la cual seguiremos recorriendo hoy.
Durante la primera hora apenas conseguimos ver nada, ya que la hierba está muy verde y es difícil identificar animales. Sin embargo, a medida que el sol empieza a calentar, vamos encontrando monos, papiones, búfalos, cebras, impalas, ... Encontramos también una pareja de jirafas muy estilosas y que se muestran muy tranquilas ante nuestra presencia. Observamos que llevan enganchados a unos pájaros que les quitan los parásitos y descubrimos que una de las jirafas tiene un pajarillo metiendo la cabeza ¡¡por todo el culo!! Como la jirafa se tire un pedito... ¡¡adiós pajarito!!
Las heces de los animales son útiles para saber qué animales han pasado y hace cuánto tiempo lo hicieron. Pero observamos también que en los propios excrementos hay escarabajos peloteros haciendo pelotas de caca y unos escarabajos de un verde brillante realmente bonitos.
Pero si este parque presume de algún animal, ése es el rinoceronte. Ayer vimos dos nada más llegar, y hoy encontramos varios los cuales no paramos de observar y fotografiar. Tienen un aire decidido, pero sus ojos son tristes... fortaleza y ternura en un animal genéticamente cercano a los mismísimos dinosaurios. Ante la duda de si se trata de rinocerontes blancos o negros, consultamos la guía para aclararnos, porque diríamos que son bastante grises. Resulta que unos se alimentan de hierba y para ello tienen una mandíbula ancha; en afrikans 'ancho' se dice weit y se tradujo erróneamente al inglés como white; y de ahí viene que se les llame a ésos rinocerontes blancos. En contraposición, a los otros, que se alimentan de hojas de árbol y que tienen la mandíbula redondeada para meter el hocico entre las ramas, se les llamó rinocerontes negros. Así pues, todos los que hemos visto son blancos, pues todos comían hierba. Eso sí, estamos sacando unas fotos que bien podrían servir para la portada de Geografía Nacional.
Toca dejar el parque y volver a la carretera para seguir recorriendo la provincia de KwaZulu-Natal. Realmente esta provincia es la unión de dos: por un lado está lo que antiguamente fue el reino zulú, que recorreremos hoy; por otro, está Natal, la tierra que Vasco de Gama descubrió un día de Navidad y que exploraremos mañana.
Nos dirigimos a Santa Lucia Wetland Park y nos llama la atención que hay zonas que están muy descuidadas y con suciedad desperdigada, mientras que otras están limpias y organizadas al milímetro. ¡¡Qué contrastes!! ¿¿Y que encontraste?? Pues un elefante precioso de madera recién tallado en un puesto al borde de la carretera. Pablo decide comprobar que no es Made In China al ir a cogerlo y pringarse los dedos con la pintura que le acaban de dar... ¿Artesanía 100%? ¡¡Nos lo llevamos!!
Llegamos a Santa Lucía y nos apodera un sentimiento de desconcierto. Aunque hemos pagado por aparcar el coche en muchos sitios, no nos había ocurrido que viniera un gorrilla a pedirnos dinero para que nos 'cuide' el coche, sobre todo porque no es alguien oficial. Como nos habían dicho que el parking era gratuito, pensamos que nos quiere timar y no le damos nada, aunque luego nos enteramos de que suele ser una cosa habitual y que con darle unos rands es suficiente. También nos dicen que estemos tranquilos, que no son puñeteros y que no le van a hacer nada al coche. Cuestión de costumbres.
Santa Lucía forma parte del parque iSimangaliso, que es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su biodiversidad. Nosotros nos limitaremos a hacer una excursión en barco que dura dos horas y que permite ver principalmente hipopótamos y cocodrilos, que son los que menos hemos visto. Además, como extra, recibimos dos clases de la escuela de idiomas, ya que el resto de pasajeros son franceses y hacemos listening primero con las explicaciones en inglés, y écoute después en francés. ¡¡Hoy ni Álex ni Sylvie nos pueden poner falta!!
Disfrutando de un solecito la mar de rico y una brisa marina... nos ponemos rojos como los hipopótamos. No nos hemos dado protección y nos hemos quemado un poco... pero oye, con la lluvia que hemos tenido algunos días, verse un poco colorado es hasta de agradecer.
Volviendo a la Nacional 2, caemos de nuevo en la tentación y nos compramos otra figura tallada en madera: un enorme cocodrilo que no sabemos dónde pondremos, pero que nos hizo tilín la primera vez que pasamos. Como sigamos así, vamos a conseguir todas las piezas del zoo.
Seguimos recorriendo el país y seguimos maravillados con el paisaje. Reiteramos que esperábamos encontrar un paisaje seco y árido, y, sin embargo, es muy verde hasta el punto que tienen una industria maderera muy potente, pues vemos bosques plantados de eucalipto para generar madera.
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