Hoy vamos a hacer una visita tan atípica como divertida: vamos a ver una granja de avestruces. Estamos en Oudtshoorn, una localidad que desde hace 150 años vive gracias al ave más grande que existe. Allá por finales del siglo XIX las plumas del avestruz estaban muy cotizadas por la nobleza europea y se llegaba a pagar por ellas un precio equiparable al de los diamantes, hecho por el cual se denominó 'el oro blanco'. Los locales se dieron cuenta de que criar avestruces generaba más beneficios que cualquier otra actividad, así que éste pasó a ser su oficio principal.
Hoy en día quedan dos granjas, Safari y Highgate, de las cuales visitaremos la segunda. Una simpática chica con peluca color burdeos será nuestra guía y nos da la bienvenida. Después de una introducción sobre el animal y el tratamiento de su piel y plumas, pasamos a la sala de incubación, donde podemos coger los enormes huevos y también ver a trasluz cómo se forma el polluelo dentro del cascarón. Un huevo de avestruz equivale a 24 de gallina, así que pesa entre uno y dos kilos.
En una carreta tirada por burros nos desplazamos hasta el otro lado de la granja. Allí, nos dejan tocar a las avestruces e incluso montarnos encima de una de ellas. Las plumas son muy suaves y tienen un cuello flexible en el que parece que llevan un calentador de borreguito. Nos da 'cosa' agarrarlas del cuello, aunque los ayudantes no tienen reparos y les retuercen la garganta para que las agarremos bien.
Después, viene el momento tan esperado: ¡¡vamos a montar en avestruz!! Para poder hacerlo se ha de pesar menos de 80 kilos, no se vaya a deslomar el animal. Nuestra dieta pre-boda, tiene una nueva recompensa al ser los dos únicos varones a los que la guía da la opción... ¡¡ésta nos ha visto el tipín que lucimos!!
Como una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo más que mil fotos, mejor que veáis por vosotros mismos cómo hacemos el ganso entre tanta avestruz. La que monta Pablo está 'to loca' y va decidida a dejarme viudo estampando al jinete contra alguna pared. Desde el burladero puedo observar cómo ha metido quinta directamente, pues parece que todo transcurre a cámara rápida. Pablo galopa de lado a lado con cara de velocidad, dando largas zancadas y espantando a otras avestruces.
Cuando monto yo mi avestruz, la primera sensación es de que le vas a hacer daño al pobre animal, pues hay que agarrarle de las alas fuertemente y cruzar los pies por la parte delantera. Igual que en el tren del terror que sólo ves muñecos que se abalanzan, aquí se ven picos de avestruces alucinadas que vienen hacia ti con sus ojos saltones y enseñándote la glotis. El bicho corre que se las mata y, aunque uno se esfuerza en seguir las indicaciones echándose hacia atrás, es muy difícil mantener una posición digna. Está visto que no le gusta llevar mochila, y acaba consiguiendo que coma arena.
Aunque breve, ha sido muy intenso y divertido. Estás a las suertes de lo que el animal decida mientras te menea de forma imprevisible. Menos mal que un ayudante te empuja del culo y te grita instrucciones en un perfecto idioma que no conoces. Eso sí, luego tres de ellos te hacen una demostración de una carrera en la que montar parece superfácil. Como si estuviéramos en Ascot, Pablo apuesta a 'avestruz ganadora' y yo a 'colocada'... ¡¡parece que se han bebido dos cafeteras!!
Aunque suene cruel teniéndolas delante... ¡¡hemos recordado lo rica que estaba su carne y hemos hecho hambre!! Así que en la terraza de la granja, nos tomamos un buen plato de avestruz realmente sabroso. Además, esta carne no tiene colesterol, ¿qué más se puede pedir? Esta visita ha sido didáctica y nutritiva...
Lo cierto es que el mar está muy picado... y salir así sería una temeridad. Ahora entendemos por qué el de aquí es el tiburón 'blanco'... hasta él mismo se marea con tanto oleaje. Bueno, no pasa nada... ¡¡el regalo de María e Irene pasa a ser tirarnos en parapente en Ciudad del Cabo!!
Noooooo, ¡¡qué disgusto!! estábamos deseando oír anécdotas sobre Pablo echando los higadillos por la cubierta y el tiburón intentando comeros la pitón. Aun así nos consuela que hagáis parapente porque era nuestra segunda opción (no sé si más segura JAJA) ¡Disfrutadlo mucho!
ResponderEliminarpd: no supero aún lo de las avestruces... en shock me he quedado jaja
Q rabia!!! Esperando a leer anécdotas en el barco y haciendo apuestas de cuantas veces iba a vomitar Pablo, pero weno está muy bien tb la segunda opción!!! Ahora queremos las anécdotas del parapente!!!!! Q os guste mucho!!!!
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