Después, visitamos el Templo Kotokuin, cuyo mayor atractivo es una enorme escultura de buda o Daibutsu. Tiene más de trece metros de alto y es la segunda más grande ej Japón. Fue fabricada en 1252 y originalmente era dorada y estaba dentro de un templo. En el siglo XV un terremoto y un tsunami lo dejaron a la intemperie, y hasta ahora lo han dejado así. Nos llama la atención que no está proporcionado, pues las piernas no son proporcionales al cuerpo. Entramos en su interior y no hay gran cosa que ver, pero no todos los días uno puede sentir la paz del intestino de un daibutsu, ¿no?
Visitamos después el Templo Kenchoji y el Santuario Tsurugaoka. Ambos son espectaculares, pero como ya hemos visto muchos, no nos llaman tanto la atención. También es normal, porque si en España ves seguidas cuatro o cinco catedrales, a la sexta ya estás empachado. Pero como a Japón no se viene todos los días, hay que hacer un esfuerzo, que en el futuro nuestra memoria nos lo agradecerá.
Y de Kamakura vamos a Yokohama. Esta ciudad es la segunda más grande del país. Sin embargo, aunque hemos oido mucho su nombre, no llegamos a saber por qué es tan conocida. Quizá ha sido por hechos tan tristes como el terremoto de 1923 en el que quedó casi destruida y por la Segunda Guerra Mundial que volvió a asolarla. Hoy en día es una ciudad renovada, sin grandes monumentos pero tan cerca de Tokio que era obligada su visita.
Saltamos de la milenaria China a El Puerto de Futuro, que es como se traduce Minato Mirai, una zona nueva en la bahía de Yokohama llena de rascacielos, centros comerciales, jardines, etc. Otro record que aquí se bate es tener el edificio más alto del país, el Landamark Tower, con casi 300 metros de altura.
Desde que llegamos a Tokio y sus alrededores el tiempo ha estado nublado y ha bajado la temperatura considerablemente, lo cual se agradece porque la ola de calor que estabamos soportando hacía que pasear bajo el sol fuera agotador. Hoy, por primera vez en lo que llevamos de viaje, abrimos el paraguas... pero ¡¡con mucho gusto!! Además, se ha hecho tarde ya, así que, ¿qué mejor que irnos a la cama oyendo llover?
vaya cara de enfado tienes, Pablo! de quién te estarás acordando???
ResponderEliminar